CORDOBA. Después de al menos tres años con miles de hectáreas inundadas y anegadas y la reiteración de reclamos por infraestructura, los productores de esta provincia estiman que -de no mediar lluvias excepcionales- las condiciones de cara a la próxima campaña son mejores porque se están realizando algunos trabajos que paliarían los problemas.

Sergio Busso, ministro de Agricultura, dijo a LA NACION que aunque hay obras que llevarán más tiempo "muchas se hicieron y otras van a tener avances importantes" por lo que proyecta mejores condiciones para los productores. Afirmó que la inversión -entre lo asignado a Recursos Hídricos y lo del Fondo de Desastres- rondará los 950 millones de pesos.

El presidente de Cartez, Gabriel de Raedemaeker, apuntó que para el sur y el sudeste de la provincia la clave pasa por el saneamiento de la cuenca del Carcarañá, para la que recién la Nación licitó la obra del canal San Antonio. "Se han hecho algunas tareas pero no son suficientes para una solución de fondo; no alcanzarán si hay lluvias extraordinarias", dijo.

Hugo Biga, productor de Marcos Juárez, agregó que las demoras con el San Antonio "complicaron" mucho el panorama en los últimos años y advirtió que las napas altas son un inconveniente estructural porque "cualquier pequeña lluvia genera dificultades".

Para De Raedemaeker, donde menos avances hay es en la cuenca Vila-Cululú (límite entre Córdoba y Santa Fe, una zona lechera importante), donde las inundaciones se repiten desde 2012, agravándose. Las obras de esa zona son las relacionadas con la laguna La Picasa y que no adelantan por el desacuerdo de Buenos Aires.

Edgar Casteló, secretario de Recursos Hídricos, admitió que la salida norte que plantea Santa Fe y a la que se opone Buenos Aires "funciona naturalmente" por el nivel que alcanzó la laguna. Describió que Córdoba avanzó en obras en la cuenca alta de El Salado, en la laguna Del 7 y en el río Quinto.

"Se trabaja en coordinación con los comités de cuenca -agregó-; hay obras de retención en Córdoba que sumadas a la limpieza y ensachamiento de canales permitirán regular los caudales de agua. En los casos donde los problemas son los niveles de las napas, hay que seguir profundizando la rotación de cultivos".

En la zona de Laboulaye (sur cordobés), donde hubo asambleas de productores pidiendo obras, Dino Garimano, presidente de la Sociedad Rural, indicó a este medio que se iniciaron los trabajos de la cuenca Santa Ana y se limpiaron canales, como Los Tamarindos. "Ayuda, aunque habría que ensanchar otros e invertir en la red vial que hoy es un río en algunos puntos", expresó

Busso y Casteló insistieron en que la Provincia se focalizó en las cuencas más comprometidas; por ejemplo se ejecutaron alteos en Pincen y microembalses de retención en El Campillo (cuenca de El Salado) que no sólo defienden a las poblaciones, sino que "descomprimen a los productores" del norte de la ruta 26.

Vecinos en problemas

"Frente a las demoras de Buenos Aires con algunas obras del Quinto, empezamos nosotros para regular más la salida del agua -añadió Busso-. Lo mismo en Serrano con la laguna Del 7, hicimos retenciones aguas arriba para que no desborde y canalizamos hacia el límite bonaerense". A su entender, las mayores complicaciones son en la región del Carcarañá, donde el sistema "está desordenado".

Esa cuenca atraviesa el centro este de la provincia (departamento San Martín) que también fue muy castigado por el agua que en los últimos tres años complicó la tarea de la mayoría de los tambos e industrias lácteas. Alejandro De Elia, productor de la zona, señaló que el panorama es mejor "pero no se tiene que frenar el trabajo".

"Se hicieron obras para detener los desbordes del río Segundo al Tercero; se levantaron las alcantarillas y se ejecutaron los trabajos necesarios para evitar el trasvasamiento del arroyo Manantial a El Algodón; también se limpiaron canales", graficó.

De Elia aseguró que los productores colaboraron "con donaciones de tierras y combustible" para que los consorcios camineros cumplan con su tarea. "No toleramos más meses de tierras bajo el agua", afirmó.

Respecto del uso del suelo, todos los consultados por LA NACION coincidieron en que aumentó "fuerte" la rotación de cultivos. Sin embargo, en el sur y el sudeste la siembra de trigo es menor porque hay campos a los que todavía no se puede ingresar por el agua.