Conforme el productor sigue vendiendo trigo, compras declaradas por parte de la exportación por un total acumulado de más de 8 millones de toneladas a fines de febrero y otros 2 millones de toneladas compradas por los molinos, se llega a un total de 10 millones de toneladas ya comercializadas. Este volumen más que duplica los 4,2 millones que el productor había vendido a igual fecha de la campaña anterior.

Sin embargo las existencias físicas de trigo a fines de enero se ubicaron en 7,9 millones de toneladas, volumen muy similar a los registros de la cosecha anterior. Se trata de las existencias en manos de acopios, plantas y elevadores terminales de granos, sin incluir el trigo en poder de los productores. Con estas cifras preliminares podemos estimar un volumen de producción de trigo en el rango de 17,5 a 18 millones de toneladas, bien por arriba de los 13,5 millones cosechados en la campaña previa 2015/2016.

El otro producto que avanza a buen ritmo en su volumen de ventas es el maíz, con datos a fines de febrero los exportadores ya declararon compras por un total acumulado de 7,4 millones de toneladas, contra los 6 millones de toneladas que habían declarado a igual fecha del año anterior.

El mayor volumen de ventas de trigo y de maíz por parte del productor pasa a ser un dato clave, pues estaría explicando por qué el productor no vende la soja, hablando siempre en ventas anticipadas o forward. Entre trigo (+5,8 millones) y maíz (+1,4 millones) el productor ha vendido este año 7,2 millones de toneladas más que a igual momento de la cosecha pasada.

Si lo llevamos a dólares el productor ha vendido un volumen adicional equivalente a 1300 millones de dólares. Se entiende ahora por qué el productor ha decidido hacer caja con el trigo, ya cosechado, y con el maíz, con la cosecha ya prácticamente asegurada, en lugar de arriesgar con la soja.

El recuerdo de abril de 2016, con lluvias extraordinarias que paralizaron la cosecha de soja y que provocaron pérdidas por casi 8 millones de toneladas que impidieron a muchos productores cumplir con los contratos forward, es hoy uno de los principales factores que inducen al productor a ser mucho más cauteloso y recién decidir la venta de soja cuando las maquinas estén cosechando y tengan la soja en el silo.

Sin embargo, el productor, en esta campaña 2016/2017 lleva vendido un volumen de soja de 8,4 millones de toneladas, un volumen muy por arriba de los 6,1 millones de toneladas vendidos a igual fecha de la campaña anterior. Sucede que en la cosecha pasada el productor no vendía soja porque no le gustaba el precio, hay que recordar que en febrero de 2016 la soja de la nueva cosecha se cotizaba en el orden de los US$ 215 por tonelada en la posición abril y mayo del Matba, y que nadie quería vender asumiendo la pérdida antes de la cosecha. Este año, los productores vendieron la soja forward abril y mayo en un rango de 250 a 260 dólares, un valor por demás atractivo considerando el volumen de producción que se espera para esta cosecha.

Todo indica que los cultivos de soja se han recuperado muy bien y se puede proyectar un volumen de producción en un piso de 55 a 56 millones de toneladas, pudiendo haber sorpresas de una cosecha mucho mayor si el clima acompaña de aquí a la cosecha. En términos porcentuales el productor ha vendido un 15% de la cosecha, si asumimos un volumen de ventas adicional de otro 15% de aquí a la cosecha estamos hablando de un volumen estimado de 8,5 millones de toneladas que serán ofrecidas en el mercado durante los próximos dos meses.

En estas circunstancias, sin ningún factor climático adverso y si en el momento de la trilla se van confirmando rindes muy por arriba de la cosecha anterior, el riesgo de baja en el precio de la soja es muy alto. Si tuviéramos que indicar un "potencial de baja" lo pondríamos en el rango de 10/15 dólares, en cambio, el riesgo de suba estará más relacionado con un factor climático adverso que produzca daños irreversibles en la cosecha. Ni que hablar si los chinos bajan su ritmo de compras, considerando todo el volumen que ya han comprado a los Estados Unidos y a Brasil.

El autor es director de AgriPac Consultores