Desde el punto de vista de la oferta, la situación de precios se presenta, por ahora, alentadora.

No sólo respecto a la soja, también con relación al maíz.

El USDA acaba de reducir 7.5 millones de toneladas la producción brasileña de maíz.

A este dato se une a la sorpresa dada por el organismo brasileño, CONAB. Tal organismo calculó una baja de 7 millones con respecto a su última estimación.

La situación, así, se presenta muy complicada para Brasil. Los precios internos del maíz en el país deberían fortalecerse.

Y los valores internacionales deberían tener un buen soporte para lo que resta del año, porque, además, el factor climático en EE.UU. viene actuando de palanca, desde hace varias semanas.

El riesgo de excesivas temperaturas y sequía en los EE.UU. no se ha alejado. Pero tampoco se puede afirmar que se va a dar.

El "mercado climático" tiene en vilo a los mercados. Si no llega a llover suficientemente en los próximos días, la polinización del maíz sufrirá tal efecto.

A punto de ingresar en el período crítico, la soja ve amenazada su productividad en este país. La campaña de la oleaginosa se adentrará en breve en el tiempo de llenado del grano. Las precipitaciones son cruciales.

Si la productividad en EE.UU. disminuye respecto a las estimaciones, la demanda sobre todo de China habrá de recorrer un tiempo de extremo nerviosismo, donde los fondos posiblemente actúen en favor de los precios.

Este cuadro se daría en un contexto donde Sudamérica tuvo una cosecha menor a la esperada.

La CONAB redujo su estimación de la oleaginosa en 300 mil toneladas, con una proyección de 95,3 millones de toneladas para Brasil. En cuanto a la Argentina, ya nadie espera más de 65,50 millones de toneladas de soja.

Claro que si los pronósticos comienzan a establecer lluvias abundantes en el Medio Oeste, para lo que resta del verano boreal, la tendencia cambiará en detrimento de los precios sostenidos.