El panorama es cada vez más aterrador y preocupante. Inundaciones y sequías, olas de extremo calor y polares y un sinnúmero de catástrofes ambientales y climáticas se suceden a diario en todo el mundo. Es imperativo que las emisiones de CO2 para 2030 se reduzcan entre un 28% y un 42% para alcanzar los 2°C y los 1,5°C (*) El camino es aún posible, la opción de elegir materiales naturales por sobre los combustibles fósiles es una de las herramientas más eficaces, junto con la reforestación y una permanente concientización social sobre la mitigación y las transformaciones con bajas emisiones de carbono.

El cambio climático es uno de los problemas más urgentes y complejos que enfrenta el mundo actualmente y sus efectos no se detienen. Esto se debe a tres hechos en que los científicos coinciden: la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera terrestre, que está directamente relacionada con la temperatura media mundial de la Tierra. Esta concentración que ha ido aumentando progresivamente desde la Revolución Industrial y, con ella, la temperatura del planeta y que, justamente, el GEI más abundante es el dióxido de carbono (CO2), que resulta de la quema de combustibles fósiles.

El petróleo y el carbón estuvieron miles de años enterrados y no son parte del ciclo natural del carbono, sino que agregan CO2 extra produciendo cambios rápidos en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera. Por ello, hay una agenda global para reducir las emisiones de CO2 a través de una transición energética y también una transición productiva y de consumo, que reduzca la emisión de GEI y que logre la carbono neutralidad para el año 2050. 

EL ROL DE LA MADERA PARA CAPTAR CO2

El uso de la madera proveniente de una gestión forestal sostenible hace un aporte importante a la transición energética, productiva y de consumo al permitir sustituir productos no renovables y de uso intensivo de energía por otro renovable y de baja emisión de GEI. "La madera no solo tiene la capacidad de almacenar el CO2 en sus usos sólidos (construcción, muebles, pisos, etc.) sino que, además, ofrece alternativas para sustituir productos de origen fósil (combustibles, plásticos, químicos) y de alto consumo de energía (cemento, minerales) que no son renovables y que permiten una estrategia la descarbonización de las cadenas de suministro.  Estas características no solo ayudan a la mitigación del cambio climático en toda la cadena productiva, sino, además, a una bioeconomía circ ular, y con ello, a opciones más sostenibles e inclusivas, dada la alta creación de empleo que genera, aportando al crecimiento y al desarrollo económico" explican desde FAIMA.

El uso de la madera como sustituto de productos no renovables y de uso intensivo de energía es un aporte importante para promover cadenas de suministro que vayan reduciendo la huella de carbono y aporten a lograr la carbono neutralidad necesaria para evitar una tragedia climática y, al mismo tiempo, a una bioeconomía circular que colaboren a los objetivos de desarrollo sostenible. Para ello, se requieren políticas públicas que permitan mejorar la información y los incentivos a preservar los bosques, plantar árboles y profundizar el uso de la madera como sustituto de productos con mayor impacto climático y ambiental. Y el compromiso de las empresas y las personas para sumarse a esta necesaria acción por el clima. 

INFORME DE LA ONU – LA CONSTRUCCIÓN MUNDIAL FRENTE A LA URGENTE NECESIDAD DE INCORPORAR MÁS MADERA

De hecho, recientemente la ONU presentó su informe "Materiales de construcción y el clima: Construyendo un nuevo futuro" (**) en el cual expresa la necesidad mundial de cambiar, preferir y utilizar madera y otros materiales biológicos para frenar la degradación de los ecosistemas, lo que podría representar ahorros de emisiones de hasta un 40% para 2050. La construcción de proyectos "verdes" no solo minimiza el impacto ambiental de la construcción actual, sino que también será rentable a largo plazo.

Dicho informe aconseja a los responsables de políticas, fabricantes, arquitectos, desarrolladores, ingenieros, constructores y recicladores, además, una solución de tres frentes – Evitar-Cambiar-Mejorar - para reducir las emisiones de "carbono incorporado" y los impactos negativos en los ecosistemas naturales derivados de la producción y el despliegue de materiales de construcción (por ejemplo, cemento, acero, aluminio, madera, biomasa)

Evitar el desperdicio a través de un enfoque circular, es decir, construir menos mediante la reutilización de edificios existentes, generando un 50-75% menos de emisiones que la construcción nueva. Además de promover la construcción con materiales que tengan una huella de carbono más baja y facilitar la reutilización o el reciclaje. Cambiar a materiales de construcción renovables éticos y sostenibles basados en la biología, incluyendo madera, bambú y biomasa, entre otros. Este cambio podría llevar a ahorros de emisiones acumulativos de hasta un 40% en el sector para 2050. Mejorar la descarbonización de los materiales de construcción convencionales que no pueden ser reemplazados. Esto se refiere principalmente al procesamiento de concreto, acero y aluminio, tres sectores responsables del 23 por ciento de las emisiones globales totales hoy en día, así como vidrio y ladrillos.

"Actualmente, el mercado de la construcción con madera en Argentina se encuentra en un proceso de crecimiento sostenido, a pesar de las dificultades que se presentan en el camino. Comparado con 10 o 20 años atrás, se puede observar un cambio significativo en la demanda y en la oferta de construcciones con madera" afirma Daniel Vier, vicepresidente de FAIMA y experto en construcción con madera. "Hace algunos años, la madera no era considerada un material de construcción relevante en Argentina, y se utilizaba principalmente para elementos decorativos o en construcciones rurales. Hoy, debido a la necesidad de construir viviendas más eficientes y sostenibles, la madera se ha vuelto cada vez más popular en la construcción".

UN FUTURO VERDE CON LOS ÁRBOLES COMO PROTAGONISTAS

Los árboles son reconocidos ampliamente por su aporte a la mitigación del cambio climático, ya que se aceptan como el sistema basado en la naturaleza más eficiente para absorber CO2 de la atmósfera en su proceso de crecimiento. De hecho, se estima que un metro cúbico de madera contiene alrededor de una tonelada de CO2, que es similar al consumo de 350 litros de gasolina.

Siguiendo esta misma línea, es vital el aporte que el uso de la madera realiza al sustituir productos no renovables y de uso intensivo de energía. La madera no solo tiene la capacidad de almacenar el CO2 en sus usos sólidos (construcción, muebles, pisos, etc.) sino que, además, ofrece alternativas para sustituir productos de origen fósil (combustibles, plásticos, químicos) y no renovables y de alto consumo de energía (cemento, minerales). Por otro lado, para su disposición final, es renovable y reciclable.  Estas características no solo ayudan a la mitigación del cambio climático en toda la cadena productiva, sino, además, a una bioeconomía circular, y con ello, a opciones más sostenibles e inclusivas, dada la alta creación de empleo que genera, aportando al crecimiento y desarrollo económico.

Desde FAIMA aseguran que la madera requiere menos energía cuando se usa como material de construcción. Por lo general, se requiere alrededor de 19 veces más energía para fabricar un producto de acero que de madera dura secada al horno; 45 veces más para crear productos de plástico y 85 veces más energía para hacer un producto de aluminio comparable. "Por ejemplo una casa construida con madera almacena 7,5 toneladas de carbono, mientras que una casa construida en acero emite 2,9 toneladas. Además, las construcciones hechas con madera requieren menos recursos energéticos para fabricarlos, en comparación con materiales alternativos, ya que los procesos para producir metales (acero o aluminio) o plásticos se derivan de productos petroquímicos, los cuales generan mayores cantidades significativas de emisiones de gases de efecto invernadero", explican desde la Federación.

Entre los principales beneficios de utilizar más madera como material de construcción se destacan:

  • Bajo impacto medioambiental de la producción. La madera es fácilmente reciclable para hacer otros productos; y al final de su vida útil, puede utilizarse como combustible.
  • La madera es el único material de construcción que almacena carbono. Los materiales a base de madera se pueden utilizar en la mayor parte de cualquier edificio para capturar carbono de la atmósfera, esto permite la reducción de CO2.
  • La madera sustituye a los combustibles fósiles tradicionales, aportando energía con un balance neutro de CO2: el CO2 liberado por la combustión de la madera equivale a la cantidad que la madera absorbió durante su crecimiento. Por tanto, esta combustión no contribuye ni al efecto invernadero ni al calentamiento global.
  • La energía de la madera es "limpia" porque evita ser depositada en vertederos y minimiza los costos de eliminación de desechos. Las impurezas producidas por la combustión se filtran dentro de las unidades de producción de energía antes de ser descargadas a través de chimeneas.
«La madera tendrá un rol protagónico en el desafío de transformar las grandes ciudades en lugares más sustentables a través de la bioeconomía. De hecho, las ciudades que utilizan madera en la construcción se convierten en infraestructuras de captura y almacenamiento de carbono. Incluso, los parques y la ubicación estratégica de árboles alrededor de los edificios, disminuyen el consumo de energía en las edificaciones para calefacción y refrigeración. Por eso, la madera, los árboles y los bosques son la columna vertebral de las ciudades climáticamente inteligentes: las biociudades», finalizan.