La idea surgió de una observación sencilla. Teodoro Mulder, un tambero de Brandsen, veía que la gente se amontonaba, miraba y preguntaba cada vez que ordeñaban las vacas lecheras que participaban de las juras de la raza Holando.

“Lo hablamos en el Comité Ejecutivo de la Asociación de Criadores de Holando Argentino (ACHA) y decidimos armar un tambo demostrativo, para mostrarle a la gente cómo es la rutina de ordeñe”, le contó Mulder a Clarín Rural.

Desde que comenzó la expo, un grupo de 12 vacas se ordeñaron tres veces por día (a las 10, a las 15 y a las 18.30) en un sector del Pabellón Ocre que se parece mucho a un tambo. Durante el fin de semana fue todo un éxito, con más de 100 personas en cada ordeñe (hay un amplio espacio con sillas para que grandes y chicos no se pierdan ningún detalle).

Las doce vacas pioneras este lunes fueron reemplazadas por las 30 que van a participar de las competencias en la pista de Palermo. “Comen casi lo mismo que en el campo; es decir, balanceado, fardos de alfalfa y algo de silo”, precisó Mulder,

Durante las primeras horas, las vacas tuvieron que “aclimatarse” a las instalaciones, pero ya el segundo día lograron un ritmo productivo de unos 30 litros diarios, que no esta nada mal si se tiene en cuenta que están en un ambiente extraño y con el estrés del viaje y la gran ciudad (ruidos y mucha gente). La leche que se ordeña se la lleva un camión de La Serenísima.

“El tambo demostrativo también nos permite mostrar vacas Holando durante los primeros días de la muestra, porque en otras ediciones nos pasaba que recién llegaban durante la segunda semana, para participar de las juras, y la gente nos preguntaba dónde están las vacas lecheras”, recordó Mulder.

En un momento difícil, por la pulseada por el precio de la leche cruda que tiene a muchos establecimientos con los números en rojo, los productores quieren que las personas que viven en la ciudad conozcan mejor cómo es el trabajo en el primer eslabón de la cadena láctea. Aunque, claro, en el tambo el ordeñe se hace más temprano y con mucho más frío en el invierno.

“La vaca es como una maquinita que no podés dejar de alimentar. Si lo hacés bien, produce mucha leche, pero si la desantendés un día la rutina se complica y sino la ordeñás directamente se seca y no produce nada”, concluyó Mulder.