El productor se encuentra a diario en la permanente búsqueda de aumentar la rentabilidad y la eficiencia de sus cultivos. Esta búsqueda se hizo más urgente y necesaria en el cinturón maicero de Estados Unidos donde. A causa de la nieve y el frío, los productores no cuentan con condiciones óptimas todo el año y tienen una ventana de cultivo más corta que en la Argentina. Por eso, necesitaban aprovechar los días de mayor rinde potencial y aumentar la velocidad de siembra durante las dos semanas posteriores a la fecha óptima. Sin embargo, se hallaban con un problema: las plantadoras no podían funcionar a más de 8 km/h sin perder la calidad de la siembra y, en consecuencia, el rinde, por lo que no era una solución válida para el productor.

Ante esta situación, se realizaron estudios con cámaras de alta velocidad en los tubos de bajada de semilla, en el fondo del surco y en el dosificador de la placa, para encontrar la causa de la reducción de calidad cuando la sembradora superaba los 8 km/h. Se descubrió que el problema se originaba en el tubo de bajada, ya que al exceder la velocidad, la semilla rebotaba tanto en el tubo como en el surco y caía a una distancia diferente de la que debía estar, cambiando la disposición espacial perfecta que le daba la placa.

Gracias a estos estudios, se encontró una solución que revolucionó la siembra, ya que permitió duplicar la velocidad y a su vez mejorar incluso la calidad de planteo. La solución, que está desembarcando en la Argentina luego de probarse eficazmente en Estados Unidos, es el nuevo sistema de siembra de alta velocidad Exact Emerge de John Deere. Este sistema, hasta ahora desconocido en el mercado, será testeado en suelo argentino para evaluar su desempeño en nuestros campos y luego avanzar con la presentación comercial al público.

¿Cuál fue la solución? Se reemplazó el tubo de bajada por un nuevo concepto de traslado de semillas: el cepillo de bajada, que acompaña a la semilla desde la salida de la placa hasta el fondo del surco. De esta manera se otorga una mayor precisión, ya que a diferencia del tubo, donde la semilla bajaba en caída libre desde el dosificador a aproximadamente unos 50 cm, con el cepillo la semilla queda agarrada entre las cerdas sin posibilidad de salirse, envuelta en el cartucho, y es depositada a unos 4 cm del fondo del surco.

La primera ventaja de este reemplazo es que el cepillo manipula lo que hace la placa, para que la semilla pueda mantener la disposición espacial y llegar lo mejor posible al fondo del surco. Con eso ganamos en coeficiente de variación, es decir, la calidad de siembra que tenemos. Por otro lado, el cepillo, traccionado por un motor eléctrico, lanza la semilla hacia atrás, a la misma velocidad del tractor. Así, se anula la inercia de la máquina y la semilla cae en el lugar exacto que debe caer, sin ningún rebote. Esto es posible hasta los 16 km/h. Así, se puede duplicar la velocidad tradicional sin que se perjudique la calidad.

En la Argentina, va a revolucionar la labor del productor, que va a ver aumentada su productividad dentro de la ventana de siembra óptima. Podrá tener una mejor logística, sembrando más hectáreas por día, y mejorar incluso la calidad de siembra a la velocidad de siembra actual. Esta solución, presentada en el último congreso de Aapresid, acompañada por otras innovaciones tecnológicas como el desligue de hileras, la automatización en cabeceras, la herramienta telemática y el centro de operaciones para gestión y análisis de información, revoluciona la siembra y facilita el trabajo del productor, haciendo impensable volver a lo que se conocía.