En esta oportunidad, vale hacer una mirada más general con la idea de analizar los principales elementos a fin de vislumbrar una tendencia económica a nivel mundial. Se trata de reducir los fantasmas que acechan sobre el negocio agrícola.

De acuerdo al reciente informe (04.10.16) del Fondo Monetario Internacional (FMI) el crecimiento mundial sería de tan sólo 3,1% en 2016 y repuntaría a 3,4% en 2017.

Al observar en detalle la información del FMI, se aprecia claramente que los llamados países desarrollados mantienen un pobre performance. El crecimiento de EE.UU. está muy por debajo del promedio mundial. Y el de la Zona Euro, también.

Para una mejor compresión, se realiza acá un cuadro en base a los datos del mencionado informe.

Obviamente, el fenómeno conocido con el término “Brexit” con su consecuente incertidumbre general resulta, quizás, el principal depresor de las economías avanzadas, fundamentalmente de la Unión Europea y, más que nada, de la propia Gran Bretaña.

Para hacer una previsión, importa especialmente lo que sucede en los emergentes.

Al contrario de la que pasa con los países desarrollados, al mirar el cuadro general a través de la evolución de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, la visión que surge es más bien optimista.

¿Parece ingenuo? No, hay números que validan tal actitud.

La cuestión no es menor porque, no olvidemos, los emergentes son grandes importadores de granos, subproductos y alimentos en general.

Luego de haber pasado un período de cinco años en declive, en 2016, el crecimiento en estos países llegaría 4,2%. Aunque suave, ahora iría en ascenso.

Este coeficiente (4,2%) representa casi el 70% del crecimiento mundial proyectado para el año 2016.

Obviamente, cuando se habla de países emergentes y en desarrollo, la situación es muy diferente según sea la nación de que se trate.

Es cierto que China muestra un suave reacomodamiento a la baja en su tasa de crecimiento y ello impacta en la economía de los emergentes. Pero, también, es cierto que las posibilidades y costos de financiamiento externo son mejores a consecuencia de la reducción en las tasas de interés de los países desarrollados.

Las perspectivas respecto a China, desde principios de año a la fecha, han mejorado sensiblemente por la aplicación de medidas correctivas que incentivan su mercado interno y su desarrollo.

China e India tiene cada vez más peso en la economía global, y, pese a todo lo predicho, siguen creciendo a un ritmo claramente superior al de la medio mundial.

Para India, se prevé que el PBI seguirá en aumento, a la tasa más alta entre las principales economías. Se estima un crecimiento de 7,6% en 2016 y 2017, es decir que se mantendría constante tal porcentaje.

A su vez, la región de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN: Association of Southeast Asian Nations) compuesta Malasia, Indonesia, Brunéi, Vietnam, Camboya, Laos, Myanmar, Singapur, Tailandia y Filipinas tendría un aumento de 4,8% en 2016 y 5,1% en 2017.

Además, luego de tocar su nivel más bajo en 10 años en enero de 2016, los precios del petróleo repuntaron 50% y llegaron a USD 45. Y nada indica que vayan a bajar.

El problema grave que reside en la economía de Brasil que sigue en recesión, pero la actividad parece estar cerca de un punto de inflexión. Además, no es un país de importancia como importador. Por el contrario, se destaca por su capacidad de exportación de granos.

En fin, como vemos, el cuadro global en cuanto a la capacidad de importación de granos no parece ser para nada negativo. Todo lo contrario.