Guillermo Álvarez tiene 52 hectáreas propias y arrienda una decena de campos chicos con lo cual en total suma unas 1700 hectáreas. Trabaja en tierras más ubicadas hacia la zona de Carhué y Guaminí, que presentan mayores limitantes, con piedra (tosca) cerca de la superficie y hay lluvias más erráticas.

"Cuando fui a trabajar y empecé con el maíz, muchos allí me decían que estaba loco y que no sembrara el cultivo", recordó este productor. Alvarez no hizo caso, apuntó a ver bien cómo trabajar en cada ambiente y donde parecía no haber rinde llegó a los 7500 kilos por hectárea, una marca buena para esa región. "Logré algo que antes era impensado", se entusiasmó.

"No hay una sola receta, sino que vamos evaluando cómo queda el suelo con el cultivo anterior. Hicimos esto en lugares donde era todo un desafío y podían tirar para abajo la rentabilidad", precisó este productor.

Lo de Álvarez es meritorio. Empezó con poco en escala, hizo un paciente trayecto para ir incorporando prácticas como la agricultura por ambientes y después avanzó para tener hoy todo un equipo completo en maquinaria agrícola.

Coincidencias

Más allá de la práctica en sí, los productores valoran la forma de intercambio que han logrado y mantienen.

"Hemos visto que el intercambio de experiencias genera aportes muy interesantes", señaló Walter Martín, secretario de Desarrollo de Daireaux. "No importa el tamaño de la escala cuando se fija un objetivo claro y se encuentran estas redes de contención", agregó el funcionario.

Mariano Carman, productor, insistió en que cada vez que alguien tiene algo para decir de otro productor lo hace para ayudarlo. Todos lo entienden así.

"Se trata de mostrar las cosas para beneficio de uno. Eso ayuda a aprender del error propio y del acierto", afirmó.

Carman no tenía trayectoria ganadera y la fue haciendo con el manejo por ambientes. Hoy tiene la ganadería bien definida según los ambientes. Usa maíz y sorgo en pequeñas lomas, pasturas desde base alfalfa con festuca y cebadilla en las medias lomas, en tanto el agropiro va a los suelos más pesados. El campo de Carman es demostrativo para otros productores por la evolución que tuvo en los últimos años.

"Tenemos 400 hectáreas ganaderas y el mismo concepto de la agricultura por ambientes lo llevamos a ganadería", remarcó este productor.

Entre el aporte que trajo la siembra directa a la región y el manejo por ambientes, buscando además una rotación, cambió el paisaje de una zona con la problemática de la erosión.

"Desde chico recordamos cómo se volaban los campos pero eso ahora cambió", indicó Adrián Sánchez, uno de los productores del grupo PEC.