En las últimas diez ruedas, los fondos de inversión que dominan el rumbo de los negocios en la Bolsa de Chicago casi no hicieron otra cosa que liquidar contratos de maíz. Esa fue la cruda reacción de los especuladores a la "defraudación de los climatólogos", que lejos de advertirles la llegada de las lluvias al Medio Oeste de los Estados Unidos, donde el maíz ya atraviesa la etapa clave de la polinización, les habían augurado tiempo seco y caluroso. Fueron esos mismos especuladores los que, amparados en aquellos augurios, le habían posibilitado al cereal hilvanar seis semanas alcistas consecutivas, entre el 13 de mayo y el 17 de junio.

Ayer, las pizarras del mercado estadounidense mostraron bajas de US$ 2,26 y de 2,17 sobre los contratos julio y septiembre del maíz, cuyos ajustes fueron de 138,97 y de 141,72 dólares por tonelada. En el balance de la semana, estas posiciones perdieron un 8,19 y un 7,46% frente a los valores vigentes el viernes anterior, de 151,37 y de 153,14 dólares.

Pero si la comparación de precios se hace con el cierre del 17 del mes pasado, los quebrantos para los contratos julio y septiembre del maíz son del 19,36 y del 18,69% respecto de los ajustes de esa rueda, de 172,33 y de 174,30 dólares por tonelada.

Si bien la suerte o la desgracia del maíz estadounidense dista mucho aún de estar resuelta, los movimientos súbitos son una característica del período conocido como "mercado climático", donde las especulaciones suelen tener tanta o más fuerza que los hechos concretos.

Sin embargo, el cereal estadounidense tiene en la campaña 2016/2017 una espada de Damocles: el área sembrada. Y anteayer el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, pos sus siglas en inglés) contribuyó a acentuar la influencia de esta variable sobre el "humor" de los operadores, al relevar en 38,13 millones de hectáreas la superficie cubierta, por encima de los 37,62 millones previstos por el mercado y de los 35,64 millones del ciclo 2015/2016.

La consultora Informa Economics ayer también se sumó al USDA y proyectó la cosecha de los Estados Unidos en 369,10 millones de toneladas, un volumen récord histórico que supera los 366,54 mill./t calculados por el organismo en su informe de junio.

Ayer se registraron lluvias mayormente débiles sobre todo el Medio Oeste, pero para las próximas dos semanas los reportes auguran temperaturas por debajo de las marcas usuales para la época y precipitaciones por encima de los registros promedio. Su cumplimiento o no volverá a marcar el rumbo de los precios del maíz, que ayer se quedó sin prima de riesgo climático.

La soja, la contracara

Con la mira de los especuladores clavada en la segunda mitad de julio, que hasta ahora prevén seca para las zonas agrícolas estadounidenses, los precios de la soja se divorciaron de los del maíz y completaron una semana alcista en Chicago, pese a las leves bajas registradas ayer. En efecto, las pizarras mostraron quitas de US$ 2,29 y de 3,68 sobre los contratos julio y agosto de la oleaginosa, cuyos ajustes fueron de 429,45 y de 427,79 dólares. En el balance del segmento comercial, estas posiciones ganaron un 5,96 y un 5,70% frente a los valores vigentes el viernes anterior, de 405,29 y de 404,74 dólares.

La previsión de tiempo seco para el momento en el que la soja deba comenzar a definir su potencial de rinde se complementó con un área sembrada en los EE.UU. de 33,89 millones de hectáreas según el USDA, una cifra que si bien resultó superior a la del ciclo anterior, de 33,47 millones, quedó por debajo de los 33,95 millones previstos por el mercado.

Para la consultora Informa Economics, la cosecha estadounidense de soja será de 105,87 millones de toneladas, superior a la proyectada por el USDA, de 103,42 millones.

Con todo por definir para los granos gruesos en los Estados Unidos, el clima continuará definiendo el rumbo de los precios en las próximas semanas, lo que implicará riesgos y posibilidades para los operadores.

Con una realidad distinta, pero muy negativa para sus precios por el avance de la cosecha de las variedades de invierno, el trigo estadounidense cerró la semana con fuertes pérdidas. La posición julio en Chicago y en Kansas bajó ayer US$ 5,51 y 3,68 al quedar con un ajuste de 152,95 y de 144,86 dólares. En el segmento comercial dicho contrato cayó un 8,46 y un 6,75% frente al valor vigente el viernes anterior, de 167,09 y de 155,34 dólares por tonelada.

Firmeza local

El retorno de las lluvias fue el escudo protector para los precios del maíz disponible en el mercado local. En efecto, una nueva complicación en la cadena logística pone nerviosos a los exportadores que necesitan en forma urgente completar buques y a algunos vendedores que deben entregar mercadería que aún está en el campo, húmeda. Así, por negocios con entrega en el muy corto plazo la demanda volvió a pagar ayer $ 3000 por tonelada para la zona de Rosario, Bahía Blanca y para Necochea.

La propuesta de la demanda quedó muy por encima del FAS teórico fijado por el Ministerio de Agroindustria, de $ 2381, que reflejó en buena medida las bajas externas y, por consiguiente, la caída del valor de exportación del cereal, que en la semana bajó un 3,24%, de 185 a 179 dólares. En el Mercado a Término de Buenos Aires la posición julio subió US$ 2 y quedó en US$ 178, pero el contrato abril cayó US$ 3 y cerró en US$ 159.

Acerca de la soja, pese a las exigencias de la demanda, de $ 4600 por tonelada para la zona de Rosario, las fábricas mantuvieron estable su oferta en 4500 pesos.

El trigo cerró estable, en $ 2500 para Rosario y para Bahía Blanca, y en $ 2400 para Necochea. Los molinos pagaron entre 2400 y 4400 pesos.