Aunque los economistas y estadistas puedan prever cómo será el rendimiento de una campaña, lo cierto es que, hasta último momento, la variable climática mantiene en vilo no sólo a los productores, sino también a toda la economía argentina, que en gran medida depende del ingreso de los dólares del campo.

Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), dio una charla especial en Negocios del Campo en la que reconoció que, más allá de que el organismo pueda dar una estimación climática de largo plazo, el pronóstico es en su esencia probabilístico. "Desearíamos que fuera de otra manera, que fuera más determinístico, pero lamentablemente la naturaleza no lo es", reflexionó.

Por este motivo, recomendó a los productores realizar un chequeo constante de la información meteorológica, en lo posible cada fin de mes, que es cuando se actualizan todos los pronósticos estacionales. "Un día empezó a llover, se terminó la sequía y comenzó un período húmedo. Los eventos extremos van a seguir manifestándose de manera más pronunciada y más frecuente", afirmó.

El especialista fue el encargado de establecer cuál será el pronóstico para los próximos meses y qué se debe esperar de cara al verano tras la sequía que azotó a gran parte de los productores locales. El panorama de corto plazo, para este invierno, muestra temperaturas medias por encima de los valores esperados para julio, pero el especialista aclaró que esto no significa que no haya heladas sobre todo en la región pampeana durante el mes de julio. Por otra parte, confirmó que se tratará de un invierno más corto y, a largo plazo, hay que esperar que la salida a la primavera sea cada vez más rápida.

Otro de los puntos que preocupa a los productores es la disponibilidad de agua. En su presentación, Mercuri se mostró entusiasta, explicó que se espera una campaña buena y promisoria con respecto a este punto, y destacó dos sectores del país. Por un lado, la Cuenca del Plata, en la que los caudales de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay oscilan dentro de los valores normales. Por otro, habló de condiciones óptimas en las altas cumbres. "Luego de una década de valores de nevadas por debajo de lo normal, tienen nevadas muy intensas y muy buenas para favorecer la llegada de agua a los oasis productivos", aseguró.

Un punto a parte tuvo la explicación del fenómeno El Niño. Se trata de un patrón climático recurrente que implica cambios en la temperatura de las aguas del océano Pacífico e influye directamente en las lluvias. "Hay un 65% de chances de que se produzca el fenómeno llamado El Niño. Precaución, porque es la época de más barreras a la predicción biofísica de los comportamientos de los océanos, es el momento de menos certeza", afirmó. Sin embargo, aclaró que, según los datos del INTA, se esperaría un fenómeno El Niño débil que lleva directamente a que haya un comportamiento "normal" o "algo superior de lo normal" en cuanto a lluvias durante la salida del invierno.

"Es un panorama bueno. Esa es la tendencia acumulada en cuanto a precipitaciones, pero no quita que haya cambios bruscos durante este trimestre", aseguró el especialista. De confirmarse el fenómeno El niño se reducirán los días entre lluvias, por lo que el productor deberá tomar soluciones rápidas, sobre todo relacionadas a la conservación del agua.

A largo plazo, Mercuri explicó que el contexto interanual se presenta como un ciclo húmedo, más allá de la sequía que azotó el verano. En general, los productores deberán prepararse para convivir con inviernos más suaves y cortos. Por esto, en primer lugar, deberán prestar especial atención a la movilidad de plagas, enfermedades y malezas de latitudes más tropicales hacia el sur. También habló de los cambios en los ciclos fenológicos, es decir, en el proceso de crecimiento de las plantas por el impacto que tiene el cambio climático.

En paralelo, se acortan los días entre lluvias y aumentan los eventos climáticos extremos y los cambios abruptos. Por eso, hacia el final de su presentación, hizo hincapié en las medidas que deberán tomar los productores para no salir afectados ante los desafíos que presenta el nuevo comportamiento.

El especialista llamó al sector a tomar decisiones "climáticamente inteligentes". Habló de la importancia de que haya un manejo agronómico de los cultivos. Se trata de labores específicas que se pueden incorporar para mejorar la producción y el rendimiento por unidad de área. Otro de los puntos destacados por Mercuri es el de tener y, en especial, reclamar a las entidades e instituciones buenos seguros para la transferencia de riesgos y diversificación. También habló de "un nuevo enfoque del uso de los datos" para comenzar a analizar el clima pensando estadísticas de extremos.

Por último, el punto más importante es el de la gestión del agua. Mercuri llamó a tomar el tratamiento del agua desde un paquete integral en el que sobre todo en lo que hace a la regulación de escurrimientos, dinámica de napas y buena gestión del riego para diversificar riesgos espaciales y temporales, para lo que llamó a exigir obras de infraestructura que ayuden a gestionar mejor el recurso. "Recomiendo priorizar las decisiones de conservación del agua en el suelo, la gestión por cuencas, agruparnos como productores y exigir herramientas para gestionar cuencas, sistemas de alerta temprano y obras necesarias", concluyó.

Un invierno más corto

Mercuri dejó su pronóstico para el corto y largo plazo. El panorama de corto plazo, para este invierno, muestra temperaturas medias por encima de los valores esperados para julio, pero esto no significa que no haya heladas, sobre todo en la región pampeana durante ese mes. Se tratará de un invierno más corto y, a largo plazo, hay la salida a la primavera será cada vez más rápida.

Por: Lucila Lopardo