Fertilización nitrogenada en trigo
Rendimiento y calidad

Ing. Agr. Hernán E. Echeverría - Unidad Integrada INTA-FCA Balcarce

Para la campaña de Trigo 2003/04 en el sudeste bonaerense, los análisis de suelo previos a la siembra arrojaron valores de 30 a 50 Kg. de nitrógeno por hectárea. Ante esta situación, y para satisfacer los requerimientos de cultivos de rendimientos próximos a los potenciales, los productores utilizaron diferentes estrategias de fertilización nitrogenada tales como aplicación de todo el fertilizante a la siembra, repartido parte a la siembra y parte durante el macollaje, y aplicado solamente durante el macollaje.

Los requerimientos de nitrógeno del cultivo se incrementan durante el macollaje acompañando el crecimiento de la planta y determinando el número potencial de espigas por plantas. Además, se define el tamaño de "la antena fotosintética", que será la responsable del llenado de los granos. Considerando que en este momento se logra la mayor eficiencia de utilización del nitrógeno por parte de la planta, el productor debería realizar aplicaciones de nitrógeno para lo cual podría emplear fuentes sólidas o líquidas.

La fertilización nitrogenada no sólo afecta el rendimiento sino también la calidad del trigo pudiendo modificar los contenidos de proteína. El productor puede mejorar la calidad proteica de sus granos efectuando fertilizaciones demoradas cuando el cultivo está en floración o antesis. En este momento las fertilizaciones foliares contribuyen a que la planta reciba nitrógeno en la hoja bandera que es la principal responsable del llenado de granos.

Cuando el productor está pensando en mayor proteína en el grano, es necesario lograr primero un buen rendimiento y asegurar que la hoja bandera se mantenga sana durante el llenado, ya que es la responsable del llenado de los granos. Si la hoja bandera tuviera menor área fotosintéticamente activa, estaríamos aplicando nitrógeno en una hoja que no produce al máximo de su capacidad fotosintética, y esto no tendría sentido. El productor tiene que mirar su cultivo y decidir si se justifica la aplicación de funguicidas, para tener sus hojas sanas, y en esas hojas sanas realizar la aplicación de fertilizante foliar nitrogenado.

El rango de dosis a aplicar pensando en mejorar la calidad proteica del grano sería como máximo de 30 Kg. N ha-1 como urea disuelta aplicada al follaje. Este producto comercializado como tal, se caracteriza por presentar bajos contenidos de biuret, con lo que se reducen los daños de quemado en las hojas. Es válido recordar que, en general, las ureas sólidas contienen mayores contenidos de biuret.

Una situación intermedia que es de bajo costo, y que puede ser interesante para complementar cuando se hizo una fertilización de base no muy "generosa" sería la aplicación del fertilizante junto con el funguicida aplicado 10 a 15 días antes de la aparición de la hoja bandera. Se han hecho experiencias donde se aplican los dos productos, aprovechando la aplicación de funguicida se aplica el nitrógeno, y en estos casos lo que se ha logrado es mejorar ligeramente el rendimiento y la calidad. Se debe destacar que esta aplicación no tiene el impacto fuerte sobre la calidad de aplicaciones más retrasadas, pero tiene una acción que puede ser interesante desde el punto de vista económico, en el rendimiento del cultivo.

Un aspecto a considerar cuando se habla de calidad es el material genético que se está utilizando. Las propiedades panaderas de la harina están determinadas genéticamente, por la variedad de trigo que utilizamos para sembrar nuestros lotes. Mediante manejo podemos lograr que el trigo tenga más proteína, más nitrógeno en el grano, pero esto no implica que tengamos harina con mejores cualidades. Los acopiadores y molinos están empezando a separar los trigos por sus características de calidad panadera, por lo que comenzar a segregar los trigos de acuerdo a sus características es el próximo desafío que tendrá el productor.

Ahora bien, la pregunta lógica del productor será: "¿Cuánto me pagan la calidad?". En la Argentina, todos sabemos, que la calidad se paga muy poco, al menos hasta ahora, pero justamente ahí está el desafío. Tenemos que tratar de empezar a separar los trigos por su calidad y de esta manera imitar a los competidores de la Argentina que segregan muy bien sus trigos y logran precios diferenciales por esa calidad. Ellos han logrado mejores precios después de varios años de hacer un trabajo de segregación y de marketing. En Argentina este trabajo todavía no se ha hecho, recién hay un esbozo con los primeros embarques de los productores asociados a AAPROTRIGO, y todo indicaría que este es un muy buen ejemplo a imitar.