Telemetría, trazabilidad, robótica, automatismo, imágenes satelitales y drones. Estos conceptos dejaron ser el futuro para convertirse ya en realidad para los productores agropecuarios. Así lo hicieron saber los referentes que participaron del 17º Curso Internacional de Agricultura y Ganadería de Precisión y la expo de máquinas precisas que tuvo lugar esta semana en el INTA de Manfredi. Sustentabilidad, nanosatélites y avances tecnológicos aplicados a los sistemas agrícolas y ganaderos fueron los tópicos centrales ante una audiencia de jóvenes profesionales, asesores, empresarios, especialistas, estudiantes del quehacer agropecuario.

En su disertación Mario Bragachini, coordinador del Proyecto Integrador “Procesos tecnológicos para agregar valor en origen en forma sustentable” del Inta, hizo hincapié en la utilidad de la agricultura de precisión para la economía y desarrollo local. En primer lugar, disparó preguntas para introducirse en el tema: ¿Es para Argentina una oportunidad un incremento global de la demanda de alimentos de un 50% en los próximos 30 años? ¿Estamos preparados para los desafíos y cambios tecnológicos que dominarán procesos, productos y mercados? Y ensayó una serie de respuestas fundamentadas en la agricultura de precisión. “La rotoenfardadora le dice al tractor: tenés que abrir la puerta y expulsar el rollo moviendo el pateador y cerrar la puerta e iniciar de nuevo el proceso, esa es la conexión ISOBUS. Está claro que la máquina gobierna al tractor”, agregó.

“Entre eso y un robot ¿qué diferencia existe?” se preguntó Bragachini. Y se respondió, “se maneja él mismo, entonces es un robot ¿cuánto falta en el campo para que funcionen los robots? No falta nada” respondió a su pregunta. “Se reemplazará mucha gente que migrará hacia otros trabajos distintos en nuevas disciplinas inter relacionadas”, reconoció.

A manera de ejemplo, hizo referencia a los sistemas que informan sobre lo que ocurre dentro del silobolsa, que suben los datos recolectados a la nube desde donde quedan disponibles para el control y manejo de la postcosecha.

Otro ejemplo fueron los analizadores de efluentes que entregan la composición en nutrientes como nitrógeno, potasio, amonio y que en función de lo que tiene el suelo, mapeo de suelo, y de lo que extrae el cultivo hace el balance y que se aplique para lograr una devolución de nutrientes al lote que sea certificable.

El desarrollo argentino de NIR (espectroscopia por infrarojo cercano) como el que se instala en la cosechadora que mide proteína, o el calador que es un NIR que se coloca en la noria de la cosechadora y hace un mapa y permite hacer trazabilidad, o escanear el contenido de un camión para que no se haga la trampa al cargar diferentes calidades de grano. Lo mismo se puede aplicar en el forraje. El riego inteligente, sectorizado y la aplicación de fitosanitarios también inteligente dirigida son otras realidades por el estilo.

Toda esta tecnología lleva al agregado de valor a los commodities y como referencia de ello hay empresas que, partiendo del maíz, la soja o la alfalfa, las transforma en proteína animal de diferentes formas en la actividad pecuaria.

En este sentido, hizo referencia a productores como Luis Picat, quien desde su granja porcina de Córdoba, ahorra 70% de energía con la producción de biogás con el proceso sustentable de los desechos. “Si le preguntamos a Luis Picat, con su granja porcina de Jesús María, a quién le vende el cuero y los restos que no se comercializan como carne, la respuesta es a los chinos y reporta un incremento del ingreso del 15 al 20%. De algo que antes no existía, porque se tiraba todo. Es lo que se llama agricultura 360, en ella nada se tira y todo cierra un círculo. Todo da valor y el subproducto de un proceso es la materia prima del que sigue”, aseguró Bragachini.

Otra mencionada fue Bio 4 cuyos 28 socios trasforman grano en etanol, energía y alimentos. Son ejemplos de empresas familiares que mejoraron su productividad y lograron una sostenibilidad que se extiende más allá de una generación. “El valor agregado lo hace la gente, ustedes, señaló Bragachini teniendo el auditorio muy joven como destinatario de tal afirmación. “Que precisan de toda la tecnología que se presenta en este curso”, agregó.

Para finalizar, el experto en agricultura de precisión destacó que “Estas tecnologías permitirán aumentar el producto bruto de Argentina como es necesario hacerlo. Son las bio refinerías la agricultura circular, las bio economía, donde todo cierra nada se desperdicia y todo le da valor. Y todo subproducto de un proceso es la materia prima del que sigue”, cerró Bragachini.

Cómo fue el proceso de digitalización en el agro

La disertación de Fernando Scaramuzza, del INTA Manfredi, en el 17º Curso Internacional de Agricultura y Ganadería de Precisión, hizo referencia a que los más de 20 años de agricultura de precisión en Argentina, permiten afirmar que lo imaginado al comienzo de este siglo, ha llegado a procesos totalmente digitalizados, sensorizados y automatizados.

Según el experto, son numerosos los ejemplos de nuevas tecnologías y futuros desarrollos que tienen varios años de validación, como tractores autónomos, sistemas de pulverización selectiva por sensores activos, pasivos y de visión artificial, sistemas totalmente automatizados para la autoregulación en cosechadoras en función de las características del cultivo, sensores en las sembradoras que detectan diferentes parámetros en el suelo y permiten su caracterización de ambientes y dosifican con densidad variable cada metro.

“Argentina participa de tal progreso con desarrollos orientados en la misma línea que los países de avanzada. Se ven en el de guiado automático con giro en cabecera, sistemas de telemetría de los diferentes vehículos y herramientas, sistemas de cámaras de visión artificial capaces de lograr una aplicación selectiva en malezas, utilización de motores eléctricos para comandar los dosificadores de siembra entre otras cosas”, dijo.

En esta línea, indicó que el avance en las comunicaciones, y el desarrollo y uso de Internet, las energías renovables, la automatización de procesos, implicaron la tercera revolución industrial. Y la cuarta revolución industrial se está atravesando. “Propone una revolución en la organización de los recursos y procesos, y de ello surgen nuevos avances como la robótica, blockchain, biotecnologías, vehículos autónomos, machine learning y nanotecnología” explicó.

La adopción de las tecnologías sigue en aumento

La adopción progresiva de las herramientas de la agricultura de precisión fue medida desde INTA a través del trabajo realizado por Ricardo Melchiori, donde se pueden detectar algunas barreras a la adopción, usos y problemas generales de estas tecnologías.

Según explicó, los mayores cambios en los últimos 5 años, se observan en herramientas que ya habían mostrado un nivel de adopción importante como los pilotos automáticos, que incrementaron su participación de 40 a 61%, los sistemas de corte por surco en sembradoras de 7 a 21%, los sistemas de siembra y fertilización variable de 27 a 35%, y de 29 a 41%, respectivamente. Además de estas herramientas, los sensores para el control sitio específico de malezas que pasaron de 4 a 11%.

Otras, agregó, que se difunden son las plataformas web de gestión de información, así como el uso de drones, tecnologías que surgieron en el último tiempo, que no eran relevantes hace solo 5 años. “A pesar de su reciente incorporación, su adopción alcanza el 34% y 40% de quienes practican la agricultura de precisión, respectivamente”, dijo.