-¿Qué expectativa hay en Basf con el portfolio de Bayer en semillas?

-Estamos muy felices porque nos permite ofrecer más soluciones a nuestros clientes y seguir generando valor a través de la investigación y el desarrollo, pero también es una decisión estratégica de entrar al negocio de las semillas. Siempre hemos estado en la agricultura, desde hace más de 100 años, con soluciones químicas y biológicas, y ahora con biotecnología y semillas, con lo cual no habíamos trabajado en forma directa. Sí teníamos una plataforma de biotecnología, desde el año ’97, desde la cual hemos hecho varios desarrollos, inclusive en Argentina, en el área de Clearfield, a través de relaciones con socios como INTA y compañías como Syngenta y Nidera. En esta oportunidad hemos dado otro paso adelante entrando en el negocio de las semillas, lo cual es fantástico.

-¿A qué tipo de desarrollos apuntan, como soluciones al productor?

-En el corto plazo tenemos lo que hemos adquirido y es tangible en el mercado: el porfolio de colza para Estados Unidos, Canadá y Europa, el de algodón enfocado a México, Brasil y Estados Unidos y en toda América con las sojas marca Credenz que se han posicionado muy bien, con variedades en diferentes ciclos I-Pro, que están funcionando muy bien. Eso es lo más tangible. También tenemos desarrollos de transgénesis Liberty Link, porque hemos adquirido el producto a base de sulfato de amonio, pero también toda el área que estaba haciendo investigación genética en Bayer, con todo sus conocimientos y laboratorios, ha pasado a Basf. También sumamos el negocio de hortalizas, un mercado específico, selectivo, no menos importante.

-¿Cómo se organizará el trabajo de investigación de los dos equipos?

-Lo más importante es que hemos incorporado 4.500 personas de las cuales el 40% trabaja en Investigación y Desarrollo con excelencia. Sumados al equipo de Basf, contaremos con más de 12.000 personas. Por otro lado, estamos formando una plataforma de investigación en genética muy importante, incluyendo una de híbridos en trigo, lo cual nos dará la posibilidad de incorporar biotecnología en este cereal. Estamos sumando el insecticida Poncho para completar nuestras soluciones sobre tratamiento de semillas y todas las herramientas que venía sumando Bayer en su nueva área digital, a la par de una similar que Basf venía desarrollando, en pos de una agricultura cada vez más sustentable.

-¿Habrá novedades en la relación e intercambio con los clientes?

Hemos adquirido un negocio 100% complementario, y todavía va a generar más sinergias, por ejemplo a través de mezclas de herbicidas, o soluciones para tratamiento de semillas. Hay productos biológicos que veníamos trabajando tanto en Bayer como en Basf, así que las oportunidades son múltiples, para continuar , y hacerlo aún mejor.

-La semilla ganó protagonismo en las tácticas y soluciones. ¿Esa tendencia se potenciará?

-Sí, es una necesidad. La semilla está generando cada vez más un mejor valor a través de un mejor germoplasma y de los eventos biotecnológicos que se le pueden incorporar actualmente. Con la edición genética, seguramente generaremos más valor, allí está el potencial de rinde que habrá que hacerlo realidad en los lotes. Estamos trabajando mucho más allá de la protección de los cultivos, a través de polímeros, pigmentos, recubrimientos, fortificantes, inoculantes, fungicidas e insecticidas. Pero tenemos que pensar también en el ambiente de la semilla, o sea trabajar desde antes de la implantación hasta los 15-20 días de emergencia, que es el período más crítico para garantizarnos el potencial de cualquier cultivo.

-¿Pondrán más acento en la sustentabilidad productiva y ambiental?

-Todo lo que estamos haciendo está enfocado a que desde la semilla y el ambiente que la rodea propiciar la mejor implantación del cultivo. Luego viene la protección, para garantizar un mayor rendimiento y menor uso de recursos naturales; la necesidad que tenemos hacia el futuro.