En EE.UU. las cosechadoras ya están calentando sus motores. Prestas a empezar la cosecha, todo indica que habrán de levantar un volumen realmente fuera de lo común. Los “farmers” están así de parabienes.

La semana pasada, el informe mensual de estimaciones de oferta y demanda, del USDA reveló que la producción superaría el nivel de 127,7 millones de toneladas. Se trata de un máximo histórico.

Y que el rinde unitario llegaría a un nivel récord. Estima que la cosecha será de 35,5 quintales por hectárea. Este rinde sería un 10% más elevado que el del promedio de los últimos cinco años.

Es difícil dudar de estas estimaciones cuando sabemos que hubo un clima adecuado, a lo largo del llenado de granos en el Midwest.

Lo que realmente preocupa, en términos de precios internacionales, es el elevado stock al que se llegaría este año en EE.UU. Para la campaña 2018/19, se estima que el stock de este país será de aproximadamente ¡23 millones de toneladas!

Por lo tanto, lógico resulta esperar una relación stock-consumo de un orden del 20%. Tal ratio no es moco de pavo. Para nada. Pues se trata de un coeficiente de más de 10 puntos por arriba del nivel del año pasado.

De afirmarse este número, resultará sombrío el panorama de precios.

El cuadro que sigue nos permite apreciar la dimensión del problema.


Y sería sombrío no solo por lo que suceda en EE.UU. Lo sería también porque el mundo tendrá una considerable sobre-oferta.

El origen de esta situación se fundamenta principalmente en la perspectiva de baja en las importaciones por parte de China.

Acá se abre el gran interrogante: ¿cómo seguirá el conflicto comercial entre EE.UU. y China? Dadas las características del gobierno de D. Trump, prever algo al respecto parecería ser más bien tarea de magos.

Para peor, de acuerdo a fuentes de información de China, este país podría sustituir el consumo de soja con otras oleaginosas.