Los contratistas rurales son uno de los eslabones del sector agropecuario que más comprometidos se encuentran en estos momentos. A la cosecha gruesa 2017/19 magra tras la sequía, se le sumó el contexto macro económico: suba abrupta del dólar y tasas de interés altas. Así, con insumos y deudas en dólares y con pocos recursos para financiarse, los contratistas buscan una salida urgente con el trigo.

Sergio Marinelli, entre otras cosas contratista de cosecha con años de experiencia en el rubro, comentó a Clarín Rural que “muchos de sus colegas que se fueron al norte del país para trillar poroto, han regresado con dinero como para pagar el flete de regreso. Se fueron en su momento para ocupar la capacidad de trabajo instalada, que no podían aprovechar en la pampa húmeda debido a la seca. Y regresaron con dinero suficiente para pagar el camión con el viaje de la máquina de regreso y no alcanza para más”.

La campaña gruesa de 2018 fue complicada, explicó Marinelli, debido a ello el contratista piensa en reparar bastante menos que de costumbre durante los meses de espera que separan la gruesa de la fina.

“La gruesa en realidad se fue complicando de manera progresiva, primero con la seca y luego con el alargue de la cobranza. Además, la trilla arrancó con el gasoil a 22 o 23 pesos el litro y terminó a 32. Los costos resultaron un tanto indomables”.

Ahora la esperanza es que el trigo sea abundante, ya que se proyectan en la región núcleo unas 5,5 millones de toneladas del cereal, en la campaña 2018 - 2019 con un rinde de 4.300 kg/ha a más por lo que aparenta que puede haber un récord de producción. “El resultado a diferencia de otros años, será para ajustar los equipos para la campaña de gruesa que seguirá en el otoño siguiente” sostiene Marinelli.

En otras épocas, recordó, la plata que quedaba del trigo se aplicaba a otras cosas más que al mantenimiento de los equipos como por ejemplo, pagar financiamiento de los nuevos equipos.