El Zulia tuvo el orgullo de ocupar el primer lugar como estado productor de leche en Venezuela, según el censo agrícola 2008, teniendo en Machiques de Perijá, el principal municipio productor del país.

Esta jurisdicción, ubicada en la costa occidental del estado, aportaba el 30% de la producción nacional de leche y 20% de la carne. Existen registros que confirman que esta entidad llegó a arrimar sobre el millón de litros de leche, ordeñados diariamente de las ubres del selecto rebaño machiquense, a las plantas procesadoras locales.

Lastimosamente la región perijanera también figura entre las zonas con mayor afectación de fincas productivas en el ataque sistemático e irresponsable a la propiedad privada llevado a cabo por el gobierno Chávez – Maduro, con fatales consecuencias sobre la producción y productividad de un rebaño cada día más diezmado.

Bajo el lema “Tierras y hombres libres” el presidente Hugo Chávez Frías inicia el 10 de enero de 2005, amparado en la recién promulgada Ley de Tierras y Desarrollo Agrario de 2001, la mal llamada “Guerra al latifundio”. Por sobre las 5.5 millones de hectáreas de tierras productivas a nivel nacional fueron tomadas arbitrariamente bajo el grito de “Exprópiese”.

En la región zuliana el 11 de octubre de 2011 Chávez anuncia desde el pie de monte de la Sierra de Perijá, en el municipio Machiques, “medida de rescate” de 25 fincas altamente productivas para ser entregadas a las comunidades indígenas en lo que se conoció como el “Proceso de Demarcación de Tierras y Hábitas Indígenas”. En total serían alrededor de 420 mil hectáreas, 900 unidades de producción afectadas, para ser entregadas a comunidades Yukpas y Barí, que no representan ni el 5% de la población del municipio.

Desde el año 2001 esta zona ya venía sufriendo los embates de invasiones de unidades de producción por parte de sectores desadaptados de la etnia Yukpa, entre las cuales resaltan las fincas Ceilán, La Gran China, Maracay, Paja Chiquita, Medellín, Kusare, Tizina, Playa Bonita y Brasil, algunas de ellas con 100 años de tradición. No obstante, el anuncio del para ese entonces presidente de Venezuela vendría a marcar un punto de quiebre definitivo en la destrucción de uno de los sistemas de la ganadería de doble propósito más productivos de Venezuela, modelo no sólo en nuestro país, sino de la ganadería tropical mundial.

Este proceso, ejecutado de manera arbitraria, sin atención real a las comunidades indígenas trabajadoras, dio como resultado fincas expropiadas e invadidas; hoy totalmente improductivas, sin rebaños. Sus árboles milenarios fueron talados, sus instalaciones desvalijadas, creándose una zona de aliviadero para la guerrilla colombiana, bandas organizadas dedicadas al tráfico de drogas y combustibles, que unidos a sectores violentos y delincuenciales de la etnia Yukpa realizan actos vandálicos, extorsión, cobro de vacunas, hurto y robo de ganado, contra las fincas vecinas.

Con la sustracción de 320 animales de la Hacienda Arenales desde el 8 de mayo de 2015, se ha implementado en esta zona el robo masivo de rebaños. En la finca Los Jobos, a mediados de febrero pasado, 18 hombres armados se llevaron la cantidad de 233 reses. En la Finca Aponcito, en julio, 120 vacas paridas le fueron robadas a su propietario, el cual en total ha visto desaparecer 600 animales de sus rebaños en menos de un año. De la Finca Haciendita, en fin de semana reciente, fue sustraído un rebaño compuesto por 100 vacas escoteras y novillas, mientras que la Hacienda San Andrés perdió en manos de estos grupos de delincuentes 50 vacas y 50 becerros. En total se calcula que entre 5.500 a 6.000 reses han sido sustraídos por estas bandas en los dos últimos años, solo en las fincas de la zona Machiques – Tokuko y Machiques – Toromo.

En todos estos robos el denominador común es la presencia de miembros de la etnia Yukpa, los cuales trasladan los animales a la zona de demarcación para ser sacrificados y comercializados en las carnicerías cercanas, o para cumplir su principal objetivo, llevar las reses de mayor tamaño durante dos días de recorrido a territorio colombiano, donde reciben de tres a cuatro veces el valor pagado por los mercados locales.

Pese a las denuncias ante todos los cuerpos de seguridad del estado, y a las acciones ejercidas desde GADEMA y FEGALAGO, estos grupos actúan bajo total impunidad, sin control alguno por parte de los organismos responsables de la seguridad y soberanía nacional, lo cual viene generando una espiral de violencia que amenaza con la destrucción total, de lo que en otrora fue el municipio ícono de la ganadería venezolana. Ha sido de tal magnitud el exterminio generado por omisión o complicidad del Gobierno nacional y regional, que según estimaciones de los gremios de la entidad, el municipio Machiques de Perijá podría estar produciendo en estos momentos solo 200 mil litros de leche al día, representando una caída en el ordeño, en menos de una década, del sobre el 80.0%.

Por Werner Gutiérrez Ferrer - Ex decano de la Facultad de Agronomía de LUZ