La agricultura de Estados Unidos fija la tendencia global; y dejó de crecer a través del alza de los insumos –tierras, fertilizantes, maquinaria, agua irrigada- por unidad de producto a partir de 1980, y pasó a expandirse mediante el auge de la productividad de todos los factores (PTF), sinónimo de pura innovación. Así abarcó a la totalidad de la producción en 2017 (USDA).

La tendencia global es la misma, con un leve retardo. La producción mundial ha crecido a un ritmo regular en los últimos 60 años: se expandió 2,7% anual en la década del 60’, y luego lo hizo a una tasa de 2,1% / 2,5% por año en cada una de las décadas subsiguientes.

El caso de Estados Unidos es ejemplar. La población se ha duplicado en las últimas 6 décadas (313 millones de habitantes en 2017); y lo mismo ha ocurrido con la producción agrícola, sólo que con 25% menos de tierras sembradas y una disminución de 78% en la fuerza de trabajo.

La duplicación de la producción ha sido obra del incremento de la productividad de todos los factores, con un auge central de la innovación y el cambio tecnológico. El rendimiento de la soja se ha duplicado, el de maíz ha crecido cuatro veces, y la productividad del trabajo aumentó 16 veces desde 1948. La PTF es ahora cuatro veces mayor que la de hace 60 años.

La producción agrícola de Estados Unidos se ha expandido 1,49% anual promedio en los últimas 6 décadas, y los insumos utilizados representan 0,07% anual en esa expansión, lo que implica que la PTF ha crecido 1,42% por año (95% del total).

Este dato convierte al agro norteamericano en la cabeza del sistema agrícola mundial, y hace que en él se adelante el futuro de la producción de alimentos en el mundo.

La composición de los insumos ha experimentado un cambio fundamental en los últimos 60 años. De los cuatro principales –tierra, maquinaria, trabajo, y capital-, sólo dos han crecido: capital (con un incremento del 0,80% anual) y maquinaria (que aumentó a un ritmo del 1,27% por año), mientras que el insumo tierra ha disminuido 0,50% anual y la fuerza de trabajo se ha hundido 2,41% por año.

La producción agrícola estadounidense se ha transformado en una actividad capital intensiva, que actúa en la frontera de la innovación tecnológica, sólo comparable por su intensidad en el uso del capital con la manufactura tecnológicamente más avanzada, que es la de la cuarta revolución industrial.

De ahí que el costo del capital haya aumentado en más de 90%, en tanto que el valor de la tierra como integrante del costo total de producción ha caído en un porcentaje similar; y lo mismo ha sucedido con los costos laborales. Al mismo tiempo, el valor de la tierra y de la fuerza laboral se han duplicado en el mercado.

Los precios agrícolas en el mercado mundial cayeron 1% por año entre 1900 y 2001, debido a la altísima y sistemática productividad norteamericana.

Esto ocurrió hasta que la irrupción de China/Asia en el comercio internacional desató en 2001 el primer Superciclo de los Commodities del siglo XXI, con un aumento generalizado de los precio de los commodities, en primer lugar los agrícolas, en el sistema mundial.

Este es un fenómeno por el lado de la demanda, no de la oferta, cuya productividad sigue respondiendo al liderazgo inequívoco de Estados Unidos.