La delegación estuvo integrada por 4 personas del Staff del Área de Ganadería de nuestra institución, 14 productores miembros de la comisión, David Lacroze que es coordinador de la Mesa de las Carnes y también miembro CREA y el Director Nacional de Producción Ganadera del MINAGRO Alejo Correa.

¿Para qué fuimos?

Me ocupo de contar quiénes viajamos porque fuimos a ver “vacas” pero también a ver “ganaderos” y entender cómo funciona institucionalmente el sector en ese país. Para eso nos pareció importante compartir esta experiencia con personas que tienen otras funciones institucionales y participan de las políticas públicas dentro de la cadena de ganados y carnes en Argentina.

El viaje duro 15 días en total y visitamos Sydney y la región que va hacia el Norte por la costa Este, hasta Rockhampton que está en el estado de Queensland donde se concentra el 65% del ganado bovino. En esa ciudad participamos durante 5 días de la Beef Australia, una exposición ganadera que reúne todo el ámbito de la carne vacuna.

Esta expo nos permitió conocer muchos “cowboys” y tener reuniones con la mayoría de las instituciones que componen el sector, además de ver vacas y tecnologías disponibles para el productor australiano.

Australia: economía abierta

Para poner en contexto las reflexiones posteriores es importante saber que paso en los últimos años en Australia: llevan 26 años de crecimiento ininterrumpido del PBI, comparten consensos que exceden los partidos políticos: como ejemplo están todos de acuerdo que son una economía abierta basada en ventajas competitivas y básicamente son productores y exportadores de materia prima y educación. Otra característica es que gozan de pleno empleo y estabilidad económica.

¿Y de carne cómo andan?

En cuanto a la situación de la ganadería en Australia hay 27,5 millones de bovinos y producen 80 kg por cabeza en stock contra 50 kg que producimos en nuestro país, con la salvedad que el 80% de esa producción está en el noreste y norte del país, regiones equiparables al centro norte y NOA argentinos de ambientes mucho más limitados que nuestra pampa húmeda.

Australia exporta tres cuartas partes de su producción, algo así como 1,5 millones de ton peso carcasa, cifra que lo pone como tercer exportador mundial de carne, puesto que también goza en la exportación de animales en pie con 850.000 cabezas anuales.
El mercado interno consume solo 28 kg por habitante y por año de carne vacuna, además de pollo, cerdo y ovino para completar casi 100 k per cápita.

¿Y nosotros que trajimos?

Todo esto que comenté hasta el momento no es más que información objetiva que se puede encontrar fácilmente; lo más interesante que nos llevamos es lo que percibimos en los primeros contactos y fuimos reafirmando o modificando a medida que sumamos reuniones y visitas y las discusiones dentro de la delegación enriquecían las miradas particulares.

Dentro de lo que podríamos tomar como ejes de la ganadería australiana, arriesgo tres temas que identificamos como principales:

1. La eficiente organización institucional pública-privada articula el sistema, de manera que se definen objetivos claros y consensuados y de ahí se alcanzan resultados concretos y cuantificables.

2. La visión compartida de que la carne es un producto cuyo último eslabón es el consumidor final. A partir de esa premisa se alinea toda la cadena en función de las preferencias y necesidades del consumidor interno y externo.

3. La tecnología que se desarrolla está orientada fundamentalmente a la reducción de costos y a simplificar el trabajo en los sistemas de producción, elaboración y distribución.

Voy a extenderme en estos tres conceptos:

Beef Industry

Enumero algunas organizaciones referidas a la cadena de la carne con las que nos reunimos: MLA (Meat & Livestock Australia), (CCA) Cattle Council, (AHA) Animal Health, CQU (Central Queensland University), TIQ (Trade & Investment Queensland), The University of Sydney… y varias más.
¡Todos dicen lo mismo! A donde fuimos comparten la misma información, diagnósticos y soluciones en la misma línea.
Durante las reuniones nos sorprendían con similitudes en el discurso aunque sean instituciones diferentes como el Meat & Livestock Australia o el Animal Health, que es más o menos similar a SENASA, volvíamos a escuchar los mismos conceptos en cuanto al posicionamiento del producto en los mercados, la participación activa de los productores en las estrategias comerciales o la importancia que le dan a la inversión en comunicación y marketing e investigación y desarrollo.

Eso nos dio una idea de la solidez comunicacional, coordinación inter institucional y como eso lo han transformado en herramienta de generación de políticas públicas.

Para sintetizar esta realidad, una de las cosas que representa la visión que comparten es que utilizan el término Beef Industry para hacer referencia a los productores y resto de la cadena, dejando por demás claro que para ellos la producción es parte de la industria.
Lo otro que pudimos “envidiar” fue la gran articulación que hay entre sector empresario, instituciones, empresas privadas y universidades.

El MLA, que está manejado por productores y controla un presupuesto de USD 200 millones vía recaudación con esquema similar al IPCVA, define las necesidades de investigación y desarrollo que tiene el sector, las universidades ejecutan los proyectos y las empresas privadas financian gran parte de esos desarrollos, incluso pagando a docentes universitarios para que lideren esas acciones en la medida que tienen intereses particulares en determinados productos.

El cliente siempre tiene razón

A pesar de tener un consumo de carne vacuna relativamente bajo el australiano sabe comer carne roja y es exigente.

Aunque cueste creerlo en todos los restaurantes que visitamos, tanto en ciudades grandes como en pueblos del interior el menú ofrece cortes perfectamente identificados en cuanto a la raza, el sistema de producción, si es libre de hormonas, el estándar sanitario y el tamaño de la porción en gramos.
Eso se refleja en los campos y feedlots. Prácticamente todo lo que se produce entra en un programa protocolizado que define como se va a producir esa carne, que alimentación, sanidad, antibióticos y hormonas va a recibir el animal y cada ternero del programa al nacimiento o destete ya tiene destino para una marca de carne, ya sea para mercado interno o externo.

El sistema de tipificación está dirigido a medir las características de la carne para el consumidor, dejando en segundo plano cuestiones de peso, conformación, raza y sexo. Incluso están incorporando ecógrafos en frigoríficos para mejorar los sistemas de medición de grasa intramuscular y área de ojo de bife.
Como referencia del valor que le dan a los programas de producción, en la tipificación oficial tiene que decir si el origen de la hacienda es de establecimiento o de feria, en cuyo caso -la de feria- el valor comercial es menor.

Algunos pocos ejemplos de programas que vimos y “degustamos” son: GRAZE Grass Fed con engorde pastoril para la cadena Coles, Wagyu F1 300 Day Grain Fed Program que incluye a los animales con destino principal Japón y Corea y que como bien dice tiene la condición de cruza con Wagyu y 300 dias de corral o Mac Angus para Mac Donald`s que incluye 105 días terminación a corral de hacienda Aberdeen Angus.

Esta idiosincrasia de trabajar para el consumidor desde la producción la vi representada en un cowboy en una visita a un establecimiento: estando ambos apoyados en el alambrado donde nos mostraban unas vacas cruza Wagyu me comento como al pasar “que feas son!… pero si son dólares van bien”.

Tecnología para vivir mejor

En líneas generales no vimos que el ganadero medio australiano sea mucho más tecnológico que un productor “de punta” en nuestro país, aunque por sus índices de productividad y el medio donde se desarrollan es claro que en promedio tienen un nivel tecnológico mucho más alto que nosotros.

Partimos de la base que la mayoría de los productores en Australia, algo así como el 80% del rodeo, tiene entre 1500 y 3000 cabezas. Esto les permite tecnificarse y el hecho de no tener personal fijo, porque en esa escala es económicamente inviable, los obliga a incorporar tecnología.

Por de pronto, y esto es quizás la base del sistema comercial tan interesante que describí anteriormente la caravana electrónica es obligatoria, aunque ellos lo transmiten como una necesidad más que una norma.

El uso masivo de este dispositivo hace posible el seguimiento individual en la medida que toda la información particular que puede transmitir sobre ese individuo queda registrada y se puede procesar para la toma de decisiones.

Inclusive ahora están incorporando GPS a las mismas posibilitando en extensiones muy grandes, que son muy comunes en el norte donde se encierra la hacienda una o dos veces al año, traducir los movimientos de los rodeos a la productividad del mismo, detectar celos de animales en base a la caminata diaria, contabilizar mortandad y otra tanta información que se desprende de esta tecnología.

Algunas de las novedades que ya están comercialmente disponibles son las plataformas de monitoreo y tableros de control para administrar pastoreo y carga animal en aplicaciones móviles, caravanas electrónicas con GPS, rayos X y tomografías computadas en frigoríficos para mejorar la tipificación, balanzas de auto pesaje en el potrero para registrar engorde diario, consumo en comederos automáticos individualizados por lectura de caravana y prueba genómica integrada a los sistemas de Breedplan en lo que se refiere a selección de reproductores.

También vimos innovaciones tecnológicas que en los próximos años estarán disponibles al productor en una estación experimental gestionada por la Central Queensland University, University of New Engand y y la agencia estatal de investigación CSIRO (Comonwealth Scientific and Industrial Research Organization) en la cual participan compañías privadas: collares electrónicos con GPS para pastoreo en parcelas virtuales y conectados a dispositivos intravaginales que registran información reproductiva de la vaca, sensores de temperatura corporal que aportan diversa información sanitaria y cámaras de monitoreo en el campo. Ahí vimos mucha investigación en el uso de las balanzas de autopesaje y caravanas inteligentes para registrar y gestionar información que va desde condición corporal pasando por la relación de variación de peso entre la vaca y su cría hasta la detección de pariciones y abortos, con aparte automático a la salida de la misma de acuerdo al manejo diferenciado del rodeo.

Para entender cómo viven la tecnología los ganaderos australianos podría resumir diciendo que la utilizan para entender y manejar la variabilidad individual, anticiparse a la toma de decisiones y disminuir costos.

Me animo agregar que la usan para trabajar menos y vivir mejor.

¿No tienen problemas?

Los australianos se cuidan bastante de contar cuales son las limitaciones y problemas que tienen por delante, solo cuando les preguntamos abordaban esas cuestiones y las respuestas siempre eran parecidas sin importar el interlocutor de turno.

En cuanto a la situación general del país la preocupación más visible que escuchamos es la política migratoria, mas asociada a la amenaza que representa en su estilo de vida anglosajona que por motivos económicos.

Sectorialmente los ganaderos se quejan creo que como en cualquier país del mundo, de la alta carga impositiva.

Hablando de ganadería los desafíos más urgentes que tienen que resolver son demandas ambientales y de bienestar animal por parte de la sociedad en general.

Cuando planteamos estos temas en todos los casos lo resuelven diciendo que tienen que aumentar la cantidad y calidad de información al consumidor.
Frente al desafío de la eventual competencia de carne artificial la respuesta siempre es la misma: “tenemos que seguir mejorando nuestro producto y entonces la gente lo va a elegir”.

Tampoco ven Argentina y otros exportadores de carne como competidores, ellos sostienen que tenemos que trabajar juntos porque la real competencia está en las carnes alternativas, principalmente cerdo y pollo.

¿Cómo viven?

Los australianos se organizaron para simplificar el trabajo, ganar plata y terminar sus tareas temprano. Por eso en todas las ciudades y pueblos la jornada laboral termina temprano y a las 17 hs los pubs se llenan de gente tomando cerveza.

Hace varios años bajaron línea que las mujeres tienen que participar al 50% en todas las actividades, y en ganadería las vimos en igual proporción que hombres liderando desde roles empresarios hasta operarios incluyendo funciones institucionales, gerenciales y también “en los pubs”.

Quizás la enseñanza más grande que nos trajimos es el estilo de trabajo y de vida que se han propuesto y llevan adelante.

Me quedo con el recuerdo de una tierra de gente amable, camas cómodas y vacas eficientes.

Por Belisario Castillo - Comisión de Ganadería CREA