Los talleres que se desarrollan en el marco del Congreso de Aapresid representan una herramienta fundamental para los productores, para llevarse a su campo conocimiento y datos para poder aplicarlos.

En esta ocasión, el técnico del Inta 9 de Julio, Buenos Aires, hizo foco en la siembra de soja que se avecina y aseguró los espaciamientos menores son los más adecuados para captar buenos rendimientos en la oleaginosa.

La charla de recorrió el cultivo de soja prácticamente desde los inicios en la Argentina y fundamentalmente en la zona centro donde trabaja Ventimiglia, en 9 de Julio, haciendo énfasis en cómo fue avanzando en el conocimiento en el espaciamiento entre hileras,

Según comentó, en una primera etapa la soja se sembraba con labranza, por un lado, y posteriormente, irrumpió la siembra directa. "Los espaciamientos en un primer momento eran a 70 centímetros entre hileras, eran espaciamientos muy amplios. Los grupos cortos tenían la imposibilidad de desarrollarse de manera óptima a esta distancia porque además eran todos de crecimiento determinado, es decir que llegado a al floración, el cultivo no crecía vegetativamente más, entonces daba plantas muy pequeñas", manifestó a Clarín Rural.

Ventimiglia continuó describiendo que en la década del 80 comenzó a trabajar en espaciamiento y en aquella época no había tantas máquinas para poder sembrar con precisión a espaciamiento menores de 70 centímetros.

"Se intentó sembrar con máquinas trigueras y tuvo éxito. Con 15, 30 y 70 centímetros entre hileras. Y los resultados fueron interesantes", sostuvo.

A medida que se acortaba el entresurco, precisó, los rindes aumentaban. "Hubo que aumentar la densidad que los materiales de grupo corto quedaban bajo de plantas en una primera etapa pero se ajustó a cada grupo de madurez", dijo.

Según recordó, con el correr del tiempo apareció la siembra a 52 centímetros a placa, que vino de la mano del cultivo de maíz.

Así, muchos productores se fueron volcando a siembras de surcos estrechos "Hoy hay una gama bastante amplia que va desde los 15, 17, 21, 35, dependiendo de la disponibilidad de máquina que tenga el productor", relató.

Entre los beneficios de acercar el entresurco y crecer en rinde es que se capta luz de forma más rápida, hay mejor competencia con las maleza y el uso del agua es más eficiente.

"No hay que tener una máquina de placa para intentarla, pero con una máquina que pueda sembrar a chorrillo teniendo todo el sistema en condiciones (dosificadores, bajadas) se logra una siembra uniforme con aspiraciones a incrementar el rendimiento", resaltó.