Andalucía, por su diversidad de cultivos, la tipología de explotaciones, una agroindustria con vocación internacional, universidades a la vanguardia en lo agrario y en lo tecnológico, con un sector productivo muy organizado y con el desembarco de nuevas empresas especializadas en la gestión digital de las explotaciones agrícolas y ganaderas, es el mejor campo de ensayo para la agricultura del futuro.

El sector agrario —pese a tener fama de ser muy tradicional— está acostumbrado a acoger innovaciones. Algunos de los avances más sólidos en las últimas décadas se han producido en la agricultura de regadío, pues en una región con sequías periódicas, es fundamental la tecnología de precisión y optimización del riego para minimizar el desperdicio de agua. «Esa cultura ya la tenemos asumida y ahora el campo está inmerso en la cuarta revolución industrial que es la digitalización», apunta el viceconsejero de Agricultura, Ricardo Domínguez García-Baquero, en el encuentro «Sevilla en Clave de Futuro» organizado por Fundación Cajasol y ABC.

Si hasta hace poco sólo se hablaba de las «smartcities», ahora se habla, y mucho, del «smartagro y del smartrural», recalca Domínguez García-Baquero, que añade que «la Consejería de Agricultura está trabajando por acelerar el proceso de conversión digital del sector agrario y su cadena de valor, un reto que le permite aumentar su competitividad, por lo que no debemos vivir este proceso con ánimo de supervivencia, sino como una gran oportunidad para seguir creciendo».

La Consejería de Agricultura, a través de la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF), o del Observatorio de Precios y Mercados de Andalucía «dispone de mucha información a disposición de las nuevas herramientas de gestión que permiten desarrollar modelos predictivos que sirvan a los agricultores para anticiparse en la toma de decisiones», comenta el viceconsejero.

Entre las políticas puestas en marcha por el Ejecutivo regional para el reto de la digitalización ha citado «el partenariado europeo sobre trazabilidad y big data en la cadena agroalimentaria», que lidera Andalucía y en el que participan otras regiones de países como Francia, Hungría, Bulgaria, Grecia, Finlandia, Países Bajos o Turquía; y el «Hub de Innovación Digital Andalucía Agrotech», dirigido a mejorar la conexión entre las tecnologías digitales y el sector agroalimentario.

En definitiva, «una nueva red de innovación digital en el sector agroalimentario conectada con Europa.

Por su parte, el coordinador de los servicios técnicos de Asaja Sevilla, Antonio Caro, destaca que «la digitalización es la evolución normal de las cosas en el campo», en una revolución «que comenzó con la mecanización y donde ahora toman protagonismo el Internet de las Cosas (IoT) o la Inteligencia Artificial».

No obstante, el técnico de la patronal agraria precisa que «la digitalización en el campo está evolucionando muy rápido en cuanto a la aparición de nuevas tecnologías pero es necesario aumentar la penetración de éstas, sobre todo en las explotaciones más pequeñas», algo que vendrá «de la mano de la nueva Política Agraria Común (PAC), donde habrá más fondos para innovación y debemos saber aprovechar esos recursos» como «de las nuevas empresas tecnológicas y matemáticas que están despuntando en el sector». Empresas éstas que, según Caro, «en primer lugar deben conocer a fondo el sector agrícola, ya que es distinto a cualquier otro sector industrial, pues entran en juego muchas variables (agronómicas, edafológicas, climáticas, económicas, etc.)».

Llegar al pequeño agricultor

En el mismo sentido se ha pronunciado uno de los fundadores de la empresa sevillana Agroplanning, Jorge Martínez, que señala que «las grandes empresas adoptan las tecnologías con más o menos fluidez, pero el reto está en conseguir llegar al agricultor mediano o pequeño». A este respecto, subraya que «al pequeño productor la digitalización le suena a telefonía, pero aún no es capaz de entender cómo le afecta a su cuenta de resultados».

El directivo de Agroplanning —firma especializada en la gestión de flotas, dotando de conectividad a la maquinaria agrícola— ha explicado que «la instalación de GPS en los tractores hace una década fue el punto de entrada a la agricultura de precisión en la que, actualmente, el uso de algoritmos para la predicción de cosechas y plagas, o el uso del IoT que posibilita en tiempo real hacer un mantenimiento predictivo de la maquinaria agrícola y de todo lo que esté conectado en la explotación agraria».

No obstante, alerta de que «con el agricultor hay que ir poco a poco, empezando con interfaces sencillas con mensajes directos y de ahí evolucionar a otros sistemas más avanzados, pues si se le abruma con una gran cantidad de datos desde un principio va a rechazar cualquier innovación tecnológica».

Otra empresa sevillana especializada en aportar soluciones de inteligencia artificial y big data al sector agrario es EC2CE. El director de Desarrollo de Negocio de la firma, Jesús López, afirma que «la velocidad del cambio tecnológico en el campo representa una curva exponencial positiva», aunque todavía estamos «en la parte plana de dicha curva».

Para López, las empresas «tienen que desempeñar un importante papel haciendo pedagogía y mostrando que la digitalización ya es real, pues existen soluciones de valor a corto plazo para la agricultura, no demasiado caras porque tienen un retorno rápido, y toda esta tecnología que se desarrolla en Andalucía se está vendiendo fuera».

De hecho, EC2CE «es pionera en exportar tecnología propia de inteligencia artificial y big data a países como Portugal, Argentina y Colombia».

Énfasis en la divulgación

Desde las universidades andaluzas también se está impulsando la modernización agraria. Un ejemplo de ello es el «Master en Agricultura Digital e Innovación Agroalimentaria» que este año, por primera vez, impartirá la Universidad de Sevilla, y que ofrece a los alumnos formación en ramas tecnológicas como la sensorización, la teledetección, la programación, el big data, el machine learning, la robótica, el riego inteligente o los vehículos autónomos.

Igualmente, las cooperativas jugarán un rol decisivo en la introducción de las nuevas tecnologías, pero para ello «es necesario dotar a las cooperativas de servicios avanzados en agricultura de precisión que se sumarán a los suministros tradicionales a disposición de los socios», precisa Jorge Martínez, de Agroplanning, quien ha añadido que actualmente «el grupo operativo Smart AG Services está ya trabajando en este sentido». También, las empresas de servicios agrarios, por la tendencia a la terciarización del sector agrícola, «son grandes embajadoras de las nuevas tecnologías aplicadas al campo».

La introducción de las tecnologías en el sector primario empieza a demandarse desde la Comisión Europea de cara a la nueva Política Agrícola Común (PAC). «Que la PAC post 2020 incorpore en su ADN la digitalización supondrá el verdadero trampolín hacia una agricultura inteligente», recuerda el viceconsejero, Ricardo Domínguez, que considera que otro impulso importante «llegará de la mano de los Grupos Operativos de Innovación, muchos ya en funcionamiento en Andalucía».

No obstante, hizo hincapié en que «la digitalización no debe quedarse sólo en la agricultura, sino que tiene que implantarse en el mundo rural, pues la conversión digital del sector contribuye a la lucha contra la despoblación, fijando la población al territorio».

Cadena de Valor

La aceleración de la modernización y transformación digital no debe ceñirse únicamente a las explotaciones agrícolas, sino que debe expandirse por toda la cadena de valor agroalimentaria. De hecho, el big data se empieza a utilizar también en la industria, porque se están incorporando nuevas formas de comercialización y distribución que requieren de herramientas e información fiables en los que basar la toma de decisiones, y ello implica disponer de datos y de nuevas aplicaciones digitales. «El mercado demanda seguridad alimentaria», ha subrayado el empresario de Agroplanning, Jorge Martínez, que ha añadido que «las grandes plataformas de compra están generando departamentos de trazabilidad en origen. La tenían conseguida desde la cámara frigorífica hasta el lineal del supermercado pero, ahora, se han subido al carro de la digitalización para poder ofrecer una trazabilidad completa, desde el campo hasta la mesa». La empresa EC2CE trabaja también en mejorar la gestión de las comercializadoras y con el sector retail con inteligencia artificial. Así, «analizamos la demanda y cómo alinearla mejor con la oferta en la cadena de suministro», según ha precisado el director de Desarrollo de Negocio, Jesús López.

Fuente: ABC de Sevilla