Las nuevas reglas comerciales entre las dos principales economías del mundo nos obliga a replantear el flujo de comercio internacional en el mercado de soja. Mientras que EE.UU. ocupa el primer puesto como productor y el segundo como exportador mundial, China concentra cerca del 65% de las importaciones globales.

Usualmente en estas instancias del año los operadores centran su atención en las variables climáticas y en el curso del ciclo agronómico de los cultivos estadounidenses. No obstante, esta campaña tiene la peculiaridad de que el foco es desplazado por la disputa comercial y las tensiones políticas entre los mandatarios de ambas naciones.

La expectativa inicial frente a la aplicación del impuesto promovió un aumento paulatino en las primas sudamericanas, para luego reafirmarse tras su implementación. En un intento de esquivar la nueva carga tributaria, los importadores chinos inclinan sus solicitudes prácticamente con exclusividad hacia Brasil y, en menor medida, Argentina. Por otro lado, aunque con una participación más pequeña, los compradores alternativos al gigante asiático ganan un incentivo precio a originar soja desde EE.UU.

El segundo punto hace referencia a la prolongación del conflicto y al contagio en los principales índices bursátiles globales. Los mercados atraviesan un período de desconcierto provocando una salida de los fondos especulativos: Cancelan posiciones en el segmento de commodities agrícolas y migran a activos de refugio o más conservadores.

El USDA readaptó sus hojas de balance de oferta y demanda puso en cifras los principales efectos de las políticas arancelarias. Se subraya un escenario de sobreoferta en EE.UU. como resultado de una abrupta caída proyectada en la demanda de exportación que, de acuerdo a sus tentativos pronósticos, pasarían de 62,32 a 55,52 mill.tn. Dicha revisión implica una liberación de 6,80 mill.tn. que se canalizan como remanente final de campaña ascendiendo a 15,77 mill.tn. siendo un 50,5% superior al previsto el mes pasado. Por otro lado, el organismo ya contempla un adicional de siembra en el bloque sudamericano que elevarían su oferta potencial.

La mencionada liquidación de los agentes especulativos se exacerbó luego de conocerse los nuevos datos del USDA, llevando a las cotizaciones a operar en los valores más bajos desde comienzos de diciembre de 2008. De hecho, en el transcurso de la operatoria del viernes pasado, los contratos con entrega más cercana, perforaron la barrera de los 300 U$S/tn en CBOT. La presión se traslada directamente a los valores FOB ofrecidos en las terminales del Golfo de México que cotizan con un descuento de 64,80 U$S/tn. respecto al FOB de Brasil, con base en Paranaguá. El mismo es casi tres veces más elevado que en los primeros días de junio.

Dejando atrás los valores de exportación, si analizamos la correlación entre los valores locales e internacionales, se resalta el incremento sostenido que ha mostrado la soja doméstica en términos de Chicago alcanzando un máximo histórico. La relación se ubica en torno al 95% y da la pauta que, estadísticamente, la soja doméstica se encuentra “cara” en comparación a la referencia de Chicago. El ratio actual se sitúa unos 18,7 puntos porcentuales por encima de la media de los últimos 12 meses, descontando las cuestiones estacionales.

La brecha se hace más notoria si extendemos la comparación a iguales fechas de años anteriores, considerando que durante los años 2017, 2016 y 2015, los ratios alcanzaron 67%, 73% y 61% respectivamente. Esta medición es análoga al diferencial que se deriva de ambos mercados y actúa como referencia para la operatoria de basis. A modo de ejemplo, el 95% actual refleja un spread de 15 U$S/tn.

Apostar a un punto de inflexión en este ratio implicaría una operación que combina en simultáneo la venta en MAT y la compra en CBOT. Los valores van a diferir dependiendo de la posición que se escoja y, aunque si estiramos los plazos, serán más a medida de aquellos operadores más propensos a asumir un riesgo precio. Cabe recordar que esta no es una herramienta de cobertura, aunque cerrar esta relación brinda la ventaja de diversificar mercados.

Por otra parte, a sólo dos semanas de concluida la cosecha 2017/18, se corrobora que el stock de soja almacenada en los campos es más ajustado. Una campaña agronómicamente golpeada por los efectos de la sequía con un ritmo de ventas que no se acopló a la baja productiva explica este panorama. Se estima que actualmente los productores cuentan con 18,60 mill.tn. sin comercializar, es decir, un 48% menos que en 2017 a esta altura del año. Este volumen incluye la producción de este ciclo y un remanente sin vender de ciclos anteriores que pasó como carry. (7,80 mill.tn. actuales y 5,10 mill.tn. del año pasado)

A los precios actuales el stock de cosecha existente está valuado en U$S 6.882 millones. Sin embargo, suponiendo que el poroto en cuestión se exportará como harinas, aceites y derivados, con el valor agregado adquirido tras el proceso industrial este monto aumentaría a U$S 7.430,70 millones.

Por Eugenio Irazuegui; Analista de mercados – Responsable Research de ZENI
Fuente: Centro de Gestión Agropecuaria