La historia del grupo Colomé se remonta a 1831, en los Valles Calchaquíes salteños. Allí, un gobernador español fundó una bodega para la que su hija, Asunción Isasmendi, hizo traer de Burdeos numerosas variedades de uva. Se casó luego con un integrante de la familia Dávalos, apellido que continuó con el crecimiento de la bodega que hoy todavía se mantiene en pie y es la más antigua de la Argentina que se encuentra en funcionamiento.

Quien se enamoró de su vino fue el suizo Donald Hess, que llegó de visita al país buscando un nuevo proyecto para invertir. Él venía de una familia de cerveceros (sexta generación) que luego se dedicó a la producción de agua mineral. En 1978 se introdujo en el negocio del vino cuando compró una bodega en el Valle de Napa, California, para llegar luego a Sudáfrica y Australia. En su búsqueda por América latina pasó por Chile, pero no encontró un varietal con el carácter que quería. Pasó para Mendoza, pero fue recién en Salta donde se encontró por sorpresa con el vino que lo cautivó. Estaba cenando en un pequeño restaurante en Cachi con una botella de vino picado y mal conservado y, a pesar de todo, se dio cuenta de su gran potencial. Al día siguiente viajó a conocer al dueño, Raúl Dávalos, al que recién en 2001 convenció de vender la empresa.

Conocido en la zona como "el loco" Hess, por comprar hectáreas desérticas en las que luego encontró un río subterráneo, refundó por completo la bodega que hoy comercializa las marcas Colomé y Amalaya y produce 2 millones de botellas al año.

Quien recibe a Apertura.com es Christoph Ehrbar, chairman y CEO de Grupo Colomé, que trabaja junto a Hess hace 10 años y comenzó allí como asistente personal del fundador. Ahora vive en Suiza y está en la Argentina para anunciar el trabajo de posicionamiento de la bodega que funciona en la locación más alta del mundo (más de 3000 metros de altura). "Nuestro futuro comenzó hace un año atrás, cuando nos dimos cuenta de que el management anterior de la compañía había sido muy pasivo con Colomé. Decidimos darle su propia identidad, conformamos un nuevo equipo y reabrimos la estancia", comenta.

Para este año el grupo planea una inversión de $ 30 millones y el principal destino de ese capital irá a la inauguración de un centro de visitas en los Valles Calchaquíes. Un bar de vinos, una tienda, una gran terraza y catas de vino son algunas de las facilidades con las que contarán. "Estamos convencidos de que se trata de la bodega más exclusiva de la Argentina, principalmente por su locación. Vimos que el Gobierno salteño estuvo invirtiendo en turismo y notamos un incremento en el número de visitantes. Creemos que tenemos la mejor locación en Cafayate y eso es una oportunidad", explica el CEO.

Parte de la inversión también se fue en maquinaria. Adquirieron nuevas selectoras ópticas de uvas en su intención de mejorar la calidad del producto, pero también apostaron a un nuevo plan de comunicación que completa el desembolso. "La compañía ha invertido en la Argentina por 20 años pero recién hace dos que el Grupo Colomé es autosustentable. La industria del vino es de largo plazo, pero más en el caso de Colomé por la altura a la que está. Es un lugar muy extremo", reconoce Ehrbar.

El grupo emplea a 140 personas en el país y con la apertura del Centro de Visitas planea sumar más personal. Del total de la producción, el 65 por ciento la exportan a más de 30 mercados, principalmente a los Estados Unidos y Europa. Sin embargo, el CEO advierte que su crecimiento en el exterior no vendrá de la mano de nuevos países sino de mayor penetración en los mercados en los que ya trabajan. "Tenemos una producción limitada, entonces no podemos volvernos locos. Tenemos que elegir bien y posicionarnos. Preferimos ser más selectivos", explica el CEO del grupo que cerrará este año fiscal con $ 200 millones de facturación.

Ehrbar es optimista con respecto al futuro del malbec en el mundo y asegura que hoy la competencia está con los llamados países del nuevo mundo como Sudáfrica y Australia: "La Argentina tiene muy buena posición y reputación con el malbec. Tiene potencial para no ser un ítem de moda. La principal ventaja es que la industria argentina ofrece gran calidad a un buen precio y eso es difícil de replicar afuera. En el contexto global, la Argentina todavía es un proveedor pequeño de vino, pero soy positivo".

En agosto, la bodega planea rendir homenaje a su larga historia con el lanzamiento de una nueva etiqueta, Colomé Malbec 1831, que tendrá una pequeña y exclusiva tirada de 200 cajas.