Ya desde la reunión con Mauricio Macri en Olivos para decidir la salida de Federico Sturzenegger de la presidencia del Banco Central (BCRA), el ministro de Hacienda y coordinador del equipo económico, Nicolás Dujovne , tenía decidido hablarles a los mercados para llevar calma tras otra jornada caliente.

Ayer por la mañana Dujovne entró serio en el microcine del quinto piso del Palacio de Hacienda. Tenía los papeles con su discurso en la mano: no había lugar para la espontaneidad luego de que anteayer el dólar tocara los $28,43. Sobre el escenario, Dujovne aseguró que el cambio de nombres en el BCRA tenía el apoyo del FMI, explicó que el Gobierno mantendrá el programa acordado con el organismo -que prevé una serie de licitaciones de US$7500 millones desde el viernes próximo, lo que sumará dólares a la plaza- y no cerró la puerta a que, ante un cambio de escenario, se frene la baja de algunos beneficios impositivos, particularmente las retenciones. Aunque aclaró que hoy aún eso no está contemplado.

"Esta semana volvió la turbulencia al mercado y sabemos que eso lleva preocupación a la gente", dijo el flamante ministro de Hacienda y Finanzas. "Ya está Luis Caputo trabajando en eso", señaló, sobre el nuevo presidente del BCRA. Dujovne reafirmó que no era su tarea hablar de metas de inflación o del tipo de cambio. Según el memorándum del acuerdo con el Fondo conocido anteayer, esas cuestiones dependen del Central. "Ese memorándum dice que el Banco Central tendrá más autonomía y estabilidad de sus funcionarios, pero ayer un miembro del Ejecutivo terminó como presidente de la entidad, ¿eso no lastima el acuerdo?", preguntó LA NACION. "Que entre un miembro del Ejecutivo no viola la independencia del BCRA. No hay atisbo de violación", ratificó el ministro.

Luego contó que anteanoche mantuvo conversaciones permanentes con la directora del FMI, Christine Lagarde, y que el cambio de nombres en el Central tuvo respaldo del Fondo. "La entrada de Caputo es un paso fundamental" para recuperar la confianza y traerá una "abrupta caída de la volatilidad", explicó. Ratificó luego que no es solo un cambio de figuritas, sino que el programa oficial para recuperar la confianza implica un stand-by de US$50.000 millones, de los que US$7500 millones llegarán la semana que viene y comenzarán a ser vendidos en licitaciones (desde el BCRA para gastos del Tesoro). A eso se suma la decisión ya anunciada de cerrar el financiamiento del BCRA al Tesoro y el desarme de la significativa bola de Lebac.

"La volatilidad responde a varios factores y uno de ellos es la confianza", reconoció Dujovne, que evitó hablar de mala praxis del BCRA de Federico Sturzenegger. "Esta liquidez que vamos a ir volcando al mercado va a contribuir a disminuir las turbulencias", agregó.

"La Argentina tienen un tipo de cambio flotante", dijo, pero aclaró que el BCRA tiene márgenes para hacer intervenciones. "Así lo acordamos con el Fondo", afirmó tras indicar que el nuevo equipo del banco tratará de "normalizar" el mercado con tipo de cambio flotante, cuyos saltos deben "suavizarse".

"¿Quién quedará en Finanzas?", preguntó este medio tras la salida de Caputo. En ese puesto ayer confiaban con quedarse con Santiago Bausili, actual secretario. Sin embargo, Dujovne dijo: "Me gustaría retener a la mayor parte del equipo, pero me los voy a tener que disputar con Caputo". Ayer, los nombres iban y venían sin confirmaciones.

"Todos los programas de reducción de impuestos quedan inalterados", confirmó el ministro cuando lo consultaron por las retenciones. Esto, claro, si el escenario base con el que busca llegar a un déficit fiscal para el año que viene de 1,3% del PBI se mantiene. Pero con el dólar volando, las cosas cambiarían. "Podríamos reconsiderar algún cronograma", dejó picando.