El buen manejo del barbecho incide de manera notable en la disponibilidad de agua para los cultivos, y existen claves que permiten mejorar las condiciones de humedad y logar buenos efectos en los rindes. Si decide ceder el campo en alquiler, bajo la figura legal que prefiera, hará un contrato y en él se detalla la secuencia de los cultivos a llevar adelante.

Luego de la cosecha, cada cuadro quedará liberado para la próxima siembra, que podrá ser entre otros un trigo o una cebada, o bien un cultivo de cobertura intercalado para llegar a la primavera, acumulando materia orgánica, o bien quedará en barbecho hasta la próxima gruesa. Son decisiones de quien maneja, y las tomará de acuerdo a la experiencia y lo conocido, y más allá de los problemas de granos brotados en planta que bajan la calidad de lo trillado. Es decir saliendo de una inundación post seca, combinación mortífera que atrasó el ciclo de los cultivos, y luego con el calor y la humedad, aparecieron los brotes de las semillas en planta.

En el caso de optar por un cultivo de cobertura, entre los más usados podemos citar centeno en el oeste arenoso, avena blanca en el sudeste de Buenos Aires, trigo, centeno, vicia villosa en el NOA, vicia sativa en el sudoeste de Buenos Aires, raigrass en Entre Ríos. Y hay más de acuerdo a la zona que nos ocupa y a la rotación aplicada.

En la ventana de tiempo que sucede a la soja debido al bajo aporte de rastrojo que la leguminosa deja en el suelo, además del bajo contenido de carbono, es decir un rastrojo pobre en fibra y que se descompone rápidamente dejando el suelo sin cobertura donde proliferarán a su gusto las malezas durante un tiempo bastante prolongado. Sea hasta el próximo trigo o peor aún hasta la próxima gruesa, el tiempo a esperar resulta extenso y es cuando, de manera frecuente, se recurre a los cultivos de cobertura.

Entre los beneficios más destacables que se desprenden de la inclusión de un cultivo de cobertura en una rotación podemos mencionar: control de malezas (con centeno) que se obtiene al tapar el suelo e impedir la llegada del sol que calienta el perfil y genera la germinación del banco de semillas de malezas presentes en él (algunas duermen siempre, en tanto no se les cree las condiciones de germinación); aporte de carbono es decir de materia orgánica al suelo, que le da estructura y proliferación de microorganismos benéficos que construyen fertilidad estable para los próximos cultivos –un mejoramiento en los macroporos del suelo y por ende aireación, se desprende de esta condición debido a la acción de los insectos benéficos--; aprovechamiento del agua del perfil (con triticale) que sin el cultivo de cobertura queda disponible para las malezas, o bien para detener o contra restar el ascenso de la napa que generará problemas de anegamiento.

Entonces el descenso de las napas es un beneficio a agregar para los cultivos de cobertura. Otro beneficio que se logra al sembrar oleaginosas como cultivo de cobertura es reducir la relación carbono-nitrógeno, con lo cual se pondrán los nutrientes del suelo más a disposición de la absorción por parte de las raíces del cultivo siguiente en la rotación.

En verdad es una práctica difundida en nuestro medio, que se puede citar entre los recursos que ha desarrollado la gente del campo, entre sus habilidades para producir alimentos a bajo costo con alta eficiencia. No obstante, también pude decirse que la adopción de la técnica puede ser bastante mayor, ya que pareciera que la practican los productores de avanzada y alguno más. Tal vez se requiera insistir en la falta de difusión.

Resumiendo, quienes defienden esta práctica de los abonos verdes o los cultivos de cobertura, sostienen que con ellos se aprovecha el agua del perfil para formar materia orgánica y mejorar la estructura del suelo, y que sin ellos se perdería en una buena proporción. El agua es aprovechada por las malezas que aparecen porque se les dan las condiciones, o se pierde por evaporación. Asimismo, se evita en parte el lavado del nitrógeno y del azufre del perfil.

Por otro lado, la inclusión de abonos verdes o cultivos de cobertura tiene que ver con la intensidad de la rotación. Y podemos recordar que la intensidad de una rotación, está definida por la cantidad de cultivos que se hace en un lote por unidad de tiempo. A mayor cantidad de cultivos por año mayor intensidad de rotación. La intensidad de una rotación tiene que ver con la demanda de agua y las condiciones climáticas de una zona, las cuales definen la disponibilidad de agua para los cultivos. Intensidades menores a las adecuadas, hacen perder agua y rentabilidad, como también intensidades mayores a las adecuadas reducirán los rindes. Asimismo, la capacidad de almacenaje de agua del perfil tiene que ver con la intensidad de la rotación. Así cuando los lotes resultan demasiado húmedos, por ejemplo en un ciclo niño, es que puede faltar intensidad en la rotación, y cuando son demasiado secos es porque la rotación es demasiado intensa.

En el mismo rumbo de ideas es para recordar que, ante condiciones climáticas variables se requieren rotaciones cambiantes en intensidad. Atento debe estar el que conduce los lotes, las recetas cambian o mejor aún, no hay recetas.

Pero también es bueno recordar cómo influye el tipo de suelo en estas decisiones referentes a la rotación y el manejo del agua. Los suelos profundos con texturas francas y alto contenido de materia orgánica, soportarán mayor intensidad de rotación en diferentes condiciones climáticas. Por el contrario, suelos poco profundos con texturas arenosas y bajo contenido de materia orgánica, se limita marcadamente la intensidad de rotación en toda condición climática. Por ejemplo trigo, mijo, colza, es una rotación inadecuada para un suelo profundo ya que ninguno de los cultivos explora en profundidad el perfil.

Trigo, sorgo, barbecho, no es adecuada para un suelo de capacidad de agua limitada debido a que durante el trigo y el barbecho no se acumulará humedad para el sorgo.

En siembra bajo cobertura o siembra directa, si se aumenta el consumo de agua con mayor presión de rotación, se tenderá a reducir la presencia de malezas y de enfermedades con lo cual se reduce la aplicación de fitosanitarios y se tiende a incrementar la rentabilidad. En zonas áridas o sub-húmedas donde las rotaciones con labranza tienen barbecho, y/o una proporción sustancial de cultivos de bajo consumo de agua, la intensidad se puede aumentar reduciendo los barbechos, y utilizando cultivos de cobertura. O utilizando cultivos de mayor consumo en áreas húmedas, se puede aumentar la intensidad, con el doble cultivo o con un cultivo de cobertura.