Primero fueron las malezas; después, los insectos. Ahora, también hay investigaciones que reportan la existencia de hongos que están mutando y comenzando a tolerar o resistir aplicaciones de fungicidas.

Por eso, encontrar nuevos modos de acción es un aspecto esencial para disminuir la incidencia de enfermedades en los cultivos: uno de ellos son los fosfitos, una herramienta que está teniendo un rol cada vez más preponderante en la agricultura actual.

Así lo expresó Marcelo Camona, titular de la cátedra de Fitopatología de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba), durante el 14° Encuentro Nacional de Monitoreo y Control de Plagas, Malezas y Enfermedades, desarrollado en el Centro de Convenciones del Quórum Hotel de la ciudad de Córdoba.

¿Qué son los fosfitos?

Según explicó Carmona, los fosfitos (Phis) son sales derivadas del ácido fosforoso combinadas con diferentes cationes.

"Su uso actual en la producción agrícola se basa en el rol que poseen como activadores de las defensas de las plantas y en el efecto antifúngico directo que tienen sobre algunos patógenos", indicó a la audiencia presente en el salón.

Actualmente, a nivel mundial, los phis son utilizados como parte del manejo integrado de enfermedades en cultivos como papa, tomate, vid, hortícolas o césped.

En Argentina, si bien su uso no está muy difundido, ya se han llevado a cabo estudios que demostraron efectos favorables del uso de los fosfitos en el manejo de enfermedades de fin de ciclo en soja y algunos patógenos habitantes del suelo.

Características

Carmona detalló que los phis controlan las enfermedades de forma directa e indirecta.

"En el primer caso, actúan sobre los patógenos afectando la fosforilación oxidativa y otros procesos del metabolismo de los Oomycetes. En el segundo caso, se suma la activación de los mecanismos de defensa de las plantas. Esta inducción de la resistencia va acompañada de un aumento de las proteínas relacionadas con la patogénesis, de una acumulación de sustancias antimicrobianas denominadas fitoalexinas y de cambios en las enzimas de estrés oxidativo en las plantas", relató Carmona.

Y añadió: "Una característica destacable de los Phis es que, en teoría, presentan un menor riesgo de desarrollo de resistencia a enfermedades que los ingredientes activos de los fungicidas y que presentan baja a nula fitotoxicidad para el medio ambiente".

Más ventajas

El especialista de la Fauba subrayó más aspectos positivos de los fosfitos: presentan alta compatibilidad en mezclas de tanque, de rápida absorción y, además de movilizarse por el xilema, también lo hacen a través del floema, lo que posibilitaría la translocación desde las hojas a las raíces al hacer pulverizaciones foliares.

Sin embargo, hay que tomar recaudos, destacó Carmona: como no son una fuente directa de fósforo, los fosfitos no deben ser utilizados como fertilizantes.

Investigaciones

En definitiva, Carmona remarcó que "si bien son muchos los reportes que muestran la disminución de enfermedades por el agregado de fosfitos y que su uso representa una alternativa potencial para ser utilizada en un programa de manejo integrado en busca de una agricultura más sustentable, el uso de esta práctica aún no ha sido del todo explorado".

Como un aspecto alentador, señaló un estudio molecular que se hizo recientemente sobre los phis, en el que se analizó la relación hospedante-patógeno en soja con roya asiática, y se demostró la inhibición sobre el hongo causal y las vías de señalización y los genes afectados por los phis, para lograr el control de la roya asiática "in vivo".

"Esta investigación significa un paso hacia adelante para comprender los mecanismos moleculares del modo de acción de los fosfitos, tanto en el hospedante como en el patógeno, generando conocimiento que puede ser explotado para desarrollar cultivares resistentes o nuevos fungicidas en el futuro", concluyó Carmona.