La promesa del Gobierno de agilizar en forma urgente el reparto de fondos a las obras sociales sindicales, el decreto presidencial para elevar de 15 a 20% la pauta salarial de referencia para las paritarias y la exclusión de las indemnizaciones del proyecto oficial de reforma laboral no alcanzaron para detener la gestación de lo que sería el tercer paro general de la CGT en contra de la gestión de Mauricio Macri .

Tras frustrarse la negociación con la Casa Rosada, la CGT anunció ayer una huelga para el 25 del actual en rechazo del plan económico y de los despidos. Evitó así coincidir con el paro de los camioneros, que activará mañana Hugo Moyano , y con la protesta en la Plaza de Mayo, que orquesta la CTA para ese mismo día. El 25 de junio, sin embargo, todas las centrales obreras adherirán a la convocatoria cegetista y se prevé que sea una jornada sin movilizaciones ni piquetes.

El paro de la CGT, que se extenderá por 24 horas, será para exigir cambios en el rumbo económico y en rechazo de lo que los gremios definen como un "brutal ajuste" impuesto por el Fondo Monetario Internacional .

La medida de fuerza también apunta a romper la limitación que busca imponer el Gobierno para que las paritarias cierren en torno del 20%. "No podemos aceptar ese techo cuando los pronósticos, en los mejores casos, advierten de una inflación superior al 25%", argumentó Héctor Daer, integrante del triunvirato de mando de la CGT.

Otro punto tenso de la negociación fue el avance de un pacto antidespidos. Los gremios reclamaron que se frenen las bajas en la administración pública e impulsar un acuerdo similar en el sector privado al menos hasta fin de año. El antecedente de 2016 no fue bueno: hubo sectores que lo incumplieron a pesar de haber suscripto un acta compromiso. Con este recuerdo aún fresco, la CGT les sugirió a los funcionarios una alternativa: que todos los despidos sin causa deban pasar antes un filtro del Ministerio de Trabajo , una medida que los empresarios observaron con resistencia. El Gobierno lo rechazó y ofreció activar mesas sectoriales.

El jueves pasado, contra reloj, la Casa Rosada y la cúpula de la CGT abrieron una instancia de diálogo que debía reanudarse ayer. El desenlace había quedado condicionado al curso de la negociación, que transcurría sobre cinco ejes: las paritarias; la eximición del impuesto a las ganancias del medio aguinaldo; el cese de despidos en la administración pública e impulsar un acuerdo similar en el sector privado; la exclusión del capítulo de la reforma laboral que prevé modificar los cálculos en las indemnizaciones, y la agilización del reparto de los fondos de las obras sociales.

Los sindicalistas cancelaron ayer el segundo capítulo de la ronda de negociaciones cuando se enteraron de que el Gobierno no estaba dispuesto a conceder cambios en lo relativo a Ganancias ni al pacto antidespidos.

Fue un diálogo breve, en el que no hizo falta abundar en detalles porque ya habían cruzado mensajes durante el fin de semana.

El faltazo

"No íbamos a ir a la reunión si sabíamos que no tenían una respuesta favorable. Era ir para ponerle fecha al paro en la puerta de la Casa Rosada. No tenía sentido", justificó el faltazo un jerárquico de la CGT que había participado de la primera reunión, a la que habían asistido el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne , y el vicejefe de Gabinete Mario Quintana .

"No hay un horizonte que nos permita vislumbrar un cambio de rumbo. El ajuste fiscal es el único camino que distingue el Gobierno. La ida al FMI no es para festejar", dijo Daer al término de una fugaz reunión de consejo directivo, en la se fijó la fecha para el paro y se redactó un mensaje común en contra del "brutal ajuste".

Juan Carlos Schmid , otro de los referentes, cuestionó la falta de respuestas del Gobierno. "Planteamos anteriormente nuestras discrepancias con el rumbo económico y no hubo cambios. Creemos que en los próximos meses la situación se va a agravar", vaticinó el hombre que responde a Moyano.

Carlos Acuña, el otro miembro del triunvirato y quien responde a Luis Barrionuevo, cuestionó la apertura de las importaciones y dijo que la CGT "fue prudente" y que siempre priorizó el diálogo. Fue una suerte de mantener una rendija abierta para continuar con la negociación. En el Gobierno lo interpretaron así.

Por: Nicolás Balinotti