Luis Zarkovich hace por lo menos 45 años que está vinculado al campo. En su familia, la cosa empezó con su abuelo, Mateo Zarkovich, que cuando se vino de la ex Yugoslavia compró un campo en la zona de Chacabuco y se dedicó a la agricultura. El negocio pasó a manos de su padre y luego vino él. Pero en los años 90, crisis del sector mediante, tuvieron que vender todo: campo y herramientas. Y Luis tuvo que empezar de nuevo. Hoy trabaja unas 6.500 hectáreas en el norte y noroeste bonaerense, siembra para él, presta servicio a importantes semilleros y cuenta con un parque de maquinarias tope de gama.

“Después que vendimos todo, conocí a Gerardo Bartolomé (N de la R: socio fundador del semillero Grupo Don Mario), que me dio la posibilidad de empezar a trabajar para él, acomodarme un poco y comprar un equipo chiquito de cosecha para trabajarle en sus campos”, resumió Luis Zarkovich. Y agregó: “Ahí mismo, en dos hectáreas, sembrábamos calabazas con mi familia que vendíamos en la calle por las localidades de la zona, de ahí resurgí”.

Chacabuco, Pergamino, Baigorrita, Chivilcoy, Rojas y hasta Carmen de Areco, es la zona de influencia donde se mueve Zarkovich. En sus planteos juegan fuerte soja (40% de la superficie, groso modo) y maíz (30%), pero también trigo y cebada (30%). Además, siembra 40 hectáreas de maíz pisingallo, algo de arveja y muy poco de festuca. A todo este combo le suma la multiplicación de semillas para Don Mario y Monsanto.

Además de la tradicional trigo/soja de segunda, la rotación arveja/maíz de segunda le sienta bien para algunos campos. Incluso se anima a trigo/maíz de segunda, si el negocio da, y vende maíz húmedo a feedlots y tambos de la zona.

Al repasar la errática campaña 2017/18 recordó que cosechó sojas de 25 quintales por hectárea (qq/ha) pero también 54 qq/ha en la zona de Ingeniero Silveira (RN 7, entre Chacabuco y Carmen de Areco). “La clave fue la napa y la rotación a rajatabla que yo propongo en todos los campos que puedo”, esgrimió Zarkovich. Y agregó: “En un campo de esa zona, donde sé que vamos poder trabajar varios años, fertilizamos con 10.000 kilos de guano de la cama de los pollos y obtuvimos casi 12 toneladas por hectárea de maíz”.

En soja apuesta a Grupos de madurez 3.8-4 y en Pergamino 4.5-5. Su “caballo de batalla” –como él dice- es la DM 3312, un Grupo III corto indeterminado. En esos grupos cortos busca sembrar a 35 cm entre hileras. Además, apuesta al curado profesional de las semillas, para minimizar los riesgos de enfermedades que pongan en jaque el potencial de rinde ya desde las primeras etapas del ciclo productivo.

Consultado sobre el rol de la tecnología en sus planteos no lo duda: “La tecnología es todo, es fundamental porque si vos tenés un suelo que tiene potencial, desaprovecharlo usando insumos de bajo potencial no sirve, por eso, yo apuesto a una buena semilla, pero también a la fertilización, y a los agroquímicos, si tenés un buen campo no podés mezquinarle”.

Además, siempre que ha podido ha ido mejorando su parque de maquinaria. Actualmente cuenta con cuatro cosechadoras CASE (dos 9230, lo mejor de la marca, con cabezales drapers de 45 pies, doble tracción y duales). “Necesitamos cosechadoras que soporten trabajar como decimos nosotros, a motor caliente, que cosechen soja de día y maíz de noche en plena campaña”, explicó Zarkovich. También cuenta con tractores de punta, dos tolvas Comofra (una que carga 35 toneladas y otra de 25), pulverizadoras y cuatro sembradoras (un popurrí de marcas: VHB, Apache, Juri y Erca).

“La clave del crecimiento que hemos logrado, tanto personalmente como de mi empresa, se lo atribuyo a varias cosas entre las que destacaría el esfuerzo cotidiano que le pongo, porque arranco a las 5 de la mañana y hasta la noche no paro, pero además, a la capacitación, tanto acá como en el exterior cuando puedo, a dedicarle tiempo y charla con mis proveedores y con los bancos para entender mejor por dónde viene la cosa, a la innovación permanente y a la gente que trabaja día a día conmigo, sin todo eso hubiera sido difícil”, resumió Zarkovich. Y aportó: “Renovarse es clave, porque hoy con internet, podés hacer muchos trámites desde el campo, sin alejarte mucho de tu trabajo cotidiano”.

Al avizorar la próxima campaña, se define como “un tipo muy emprendedor”. “Le meto para adelante, de hecho estoy viendo de cerrar un alquiler por otras 1500 hectáreas que voy a sumar a mi planteo”.

Después de una campaña 2017/18 que no fue tan mala como para otros, pero que deja enseñanzas, Zarkovich tiene claro que va a seguir por la senda de diversificar bien, ajustando ciclos cortos y largos, fechas de siembra y densidades, fertilizar y seguir aprendiendo, como lo hace cada día desde que veía a su abuelo, después a su padre y hasta cuando tuvo que empezar de cero. “Garra y ganas de aprender”. Así llegó hasta acá, así seguirá.