Hay un aumento generalizado del precio de las materias primas debido al crecimiento excepcional de la demanda asiática (que en más de 60% corresponde a China, la segunda. economía del mundo).

En las últimas 2 semanas, el precio de los metales en el mercado mundial aumentó 33%, encabezado por el aluminio (+35%) y el níquel, que creció 15%, en tanto que el cobre trepó 19% anual, lo que significa que alcanzó a U$S 3.16 la libra.

Por su parte el petróleo (Brent) alcanzó a U$S 75 el barril, que representa un alza de 15% en un mes, el mayor nivel desde 2014. En abril, el precio del petróleo aumentó tanto como en 2017.

Los países petroleros del Golfo, encabezados por Arabia Saudita, apuestan a que el precio del crudo se elevará a U$S 90 / U$S 100 el barril en 3 / 6 meses. Por eso dispusieron mantener el recorte de la producción de 20% acordado en enero de 2017 y que se mantiene vigente hasta diciembre de 2018. Rusia es parte de ese acuerdo petrolero.

La Federación Rusa fue el mayor productor mundial de petróleo, y en general de energía, hasta el año 2017. Luego ha sido sucedida por Estados Unidos en el primer puesto del ranking global, debido al verdadero boom energético que experimenta por la producción de shale gas y shale oil.

El boom del shale en Estados Unidos es el centro de la producción energética mundial, y ha hecho que por primera vez en la historia supere la barrera de los 10 millones de barriles diarios, lo que ha ocurrido en el primer trimestre de 2018.

La clave de este boom de las materias primas es lo que sucede con los commodities agrícolas, ante todo los granos para la alimentación animal (soja, maíz).

China experimenta la más gigantesca transición dietaría de la historia con el vuelco masivo de su población al consumo de proteínas cárnicas.

Este proceso es encabezado por la nueva clase media de 440 millones de personas con niveles de ingreso comparables a los norteamericanos (U$S 35.000 / U$S 45.000 anuales), cuyo gasto ha provocado un boom en el consumo, sobre todo de los alimentos de alto valor y preferentemente de marcas de dimensiones mundiales.

El fenómeno de consumo chino es un adelanto de lo que sucederá en el continente asiático con 4.500 millones / 5.000 millones de habitantes en los próximos 5/10 años.

El principal resultado de la aceleración de esta tendencia es que China / Asía importaría cada vez más granos para la alimentación animal hasta adquirir un carácter exponencial en 5/10 años.

La Republica Popular de China importó más de 90 millones de toneladas de soja en 2017, que serían 120/125 millones para el 2021/2022, para trepar luego a 200 millones de toneladas o más en 2025, según estimación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).

Lo que sucede en el mundo ahora es que ha reaparecido el superciclo de las materias primas que irrumpió en 2001 con la aparición de China / Asia en el comercio internacional, que se reveló con la incorporación ese año de la República Popular a la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Nuevamente la economía china se ha convertido en el eje de la demanda global, en especial de alimentos y materias primas.

Por eso ha vuelto a desatar un nuevo superciclo de los commodities, el segundo de la historia del capitalismo en el siglo XXI.