Una vez más la economía argentina entra en cimbronazos cambiarios, producto de la desconfianza que produce el déficit fiscal. Una vez más recurrimos al FMI y una vez más se levantan las voces contra el ajuste que va a proponer el FMI, como si pretendieran que el FMI nos preste U$S 25.000 millones sin ninguna condicionalidad, entregándole una chequera a Macri para siga financiando a ñoquis y piqueteros, todo ello pagado por el contribuyente alemán, norteamericano, japonés, etc. ¿O de dónde cree la gente que salen los fondos que tiene el FMI para prestar?

En definitiva, Argentina es como la película El Día de la Marmota. Nos despertamos todos los días y volvemos a vivir el día anterior. En este caso vivimos siempre la misma década.

Era obvio que el gradualismo extremo del gobierno no podía funcionar considerando la herencia recibida. Lamentablemente el marketing político, las frases de onda de paz y de amor no le dejaron ver a la gente la herencia recibida. Recordemos que el Jefe de Gabinete afirmó que &"El pensamiento crítico le puede hacer daño a la Argentina&" y agregó que “ser entusiasta y optimista es ser inteligente”. Cuando uno ve la herencia recibida de los k y lee estas frases de puro voluntarismo, hace recordar a Alfonsín diciendo: “con la democracia se come, se cura y se educa” y terminamos en la hiperinflación. Los políticos suelen minimizar los problemas económicos y creen que con discursos voluntaristas van a resolver los problemas que requieren de ciencia. Creyeron que con los globos amarillos y los bailes resolvían este gigantesco problema que dejaba el kirchnerismo en materia fiscal

Gráfico 1


El gráfico 1 muestra la evolución del déficit fiscal consolidad en la era k. En realidad el kirchnerismo empezó con un superávit de 1,59% del PBI, lo subió al 3,54% gracias a que previamente Duhalde había licuado el gasto público con una llamarada inflacionaria, no se pagaban los intereses de la deuda externa porque entramos en default, pusieron las retenciones a las exportaciones que se cobraron sobre un tipo de cambio mayor por la devaluación y los precios de las commodities justo empezaron a subir a mitad de 2002. A pesar de todo este beneficio que recibió Kirchner, el despilfarro en gasto público populista llevó los números fiscales de un superávit de 3,54% del PBI a un déficit en 2015 del 7,24%. Un recorrido de destrozo fiscal de 10,8% del PBI entre puntas.

No solo creció el empleo público a nivel nacional, que aumentó de 484.344 empleados en 2003 a 778.798 en 2015 de acuerdo al GPS del Estado, elaborado por CIPPEC y ASAP, 60% de aumento, sino que en las provincias también se disparó otro 60% el empleo estatal.

Gráfico 2


El total del empleo público pasó de 1.381.918 puestos en 2003 a 2.204627 en 2016, lo que implicó incrementar la masa salarial de las provincias del 5% del PBI al 8% del PBI. Es más, en promedio la masa salarial de todas las provincias creció el 3.519% contra una inflación del 1.376%. El aumento en términos reales ha sido fenomenal y por eso no hay plata que alcance.

Gráfico 3


El gráfico 3 muestra, provincia por provincia, el porcentaje que de aumento de la masa salarial entre 2003 y 2016. Todas estuvieron por arriba de la inflación del período.

Si a este despilfarro en empleo público le agregamos los millones de personas que viven de planes sociales y los U$S 161.000 millones que gastó el kirchnerismo en subsidios económicos para hacernos creer que la luz, el gas, el agua y el transporte público podía ser casi gratis para nosotros, es obvio que dejaba un fenomenal desajuste fiscal.

Gráfico 4


Descomunal déficit fiscal, cepo cambiario y retraso de las tarifas de los servicios públicos fue la herencia k. A esto cabe agregarle que el kirchnerismo terminó recaudando en impuestos un monto en dólares equivalente a 10 veces el plan Marshall que estableció EE.UU. luego de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a la reconstrucción de los países vencidos.

Con menos de una décima parte de lo que terminó recaudando el kirchnerismo en 2015, Alemania reconstruyó el sistema energético, las rutas, el agua potable y toda la infraestructura y viviendas que habían quedado sepultadas bajo los escombros de los bombardeos. Con 10 veces más de recursos que el plan Marshall, el kirchnerismo dejó bajo los escombros el sistema energético, las rutas, el transporte públicos y toda la infraestructura del país.

Cuando uno ve la herencia recibida de los k, realmente asusta, pero justamente ese panorama desolador que había dejado el kirchnerismo era para para mostrárselo a la gente para que comprendiera por qué había que acelerar las reformas estructurales.

Frente a este escenario heredado, el gradualismo significó agravar la situación fiscal por la mayor cantidad de intereses a pagar dado el aumento de la deuda pública que fue tomando el gobierno. Es más, el gradualismo significó pagar dos veces intereses de la deuda. Una vez cuando se toma deuda externa y otra vez cuando el BCRA esteriliza la expansión monetaria que tiene que hacer para comprar los dólares de deuda que toma Hacienda. Con la suba del tipo de cambio a $ 23, estimo que solo por los intereses de la deuda externa ya crece el gasto público en 0,3% del PBI. Hacen el esfuerzo de bajar el déficit primario y les aumenta el déficit financiero.

En 2016 los intereses de la deuda pública (sin contar el cuasifiscal) representaban el 1,6% del PBI. En 2018, por ahora, representarán el 3,6% si es que no sigue aumentando el tipo de cambio y el PBI es el pronosticado por el gobierno. En el mejor de los escenarios, lo que bajan de déficit primario lo aumentan en intereses de la deuda y, con suerte, quedan empatados. O sea siguen con un déficit fiscal descomunal.

En 2015 el gobierno tuvo la oportunidad de contar la herencia recibida y aplicar un plan económico consistente. Aun con escaso apoyo parlamentario iba a tener el respaldo de la población. Esa oportunidad la perdieron en nombre del entusiasmo y el optimismo.

Luego de las elecciones de 2017 tuvieron una nueva oportunidad y la desperdiciaron con la alegría y esperando la lluvia de inversiones creyendo que porque Macri estaba en el sillón de Rivadavia iban a llover inversiones. Nueva oportunidad desperdiciada. ¿Qué me vienen con acelerar las reformas los liberalotes si venimos ganando las elecciones?

Hoy, ante la delicada situación cambiaria, tienen una nueva oportunidad para que el presidente muestre con toda crudeza la herencia recibida y la situación del país. No puede el jefe de Gabinete seguir vendiendo humo haciendo conferencia de prensas en las que no dice absolutamente nada.

Ya no pueden argumentar que si cuentan la verdad no recibirán apoyo externo ni dejarán de venir las inversiones. Es hora que el presidente cuente en detalle el destrozo recibido, lo que hay que hacer para salir de semejante barbarie k, nombre un ministro de economía con un plan concreto que genere confianza y dejen el inmovilismo. En definitiva, es hora que el gobierno apueste a lograr el apoyo de la población diciendo la verdad sobre la situación del país, dejen de jugar con los globos amarillos y el verso de optimismo y el entusiasmo y terminen de extorsionar con que si se avanza más rápido habría conflictividad social. Si la situación no es controlada a tiempo, igual van a tener conflictividad social, pero pagando todos los costos del gradualismo y sin tener un solo beneficio. Por el contrario, estarán beneficiando políticamente a la oposición.

Fuente: Economía para Todos