El presidente Macri ha dicho en reiteradas oportunidades que quiere que evalúen su mandato por la cantidad de gente que saca de la pobreza o, si se prefiere, cuánto puede bajar la tasa de pobreza en Argentina al final de su mandato. No parece una mala unidad de medida para evaluar si gestión económica. Obviamente que el tema ocupación o creación de puestos de trabajo va a ser clave para poder terminar en serio con la pobreza.

Lograr inversiones que contraten mano de obra para que millones de personas dejen de hacer como que trabajan en el sector público, cuando en realidad muchos de ellos son desocupados encubiertos en el estado, y legiones de piqueteros que viven del trabajo ajeno, es todo un desafío.

Cómo lograr salir de la pobreza es una receta conocida. Disciplina fiscal, bajos impuestos y gasto público, flexibilidad laboral y respeto por los derechos de propiedad. A partir de estos lineamientos se crean las condiciones para que la gente desarrolle su capacidad de innovación. No van a ser los burócratas los que nos van a guiar con su “sabiduría” qué tenemos que producir, en qué cantidades y a qué precios. Eso ya lo probamos y tenemos una larga experiencia de decadencia económica.

Al respecto no hay mucho para inventar. Basta con ver el Índice de Libertad Económica que todos los años elabora The Heritage Foundation y el Wall Street Journal para advertir que a mayor libertad económica, mejor nivel de vida de la población. Recordemos que el Índice de Libertad Económica incluye ítems como respeto por los derechos de propiedad, disciplina fiscal, flexibilidad laboral, carga impositiva, apertura comercial, eficacia judicial y otros rubros más. Es decir, es una combinación de calidad institucional y políticas económicas.

Por ejemplo, tomando los 10 primeros países de mayor libertad económica y los 10 con menor libertad económica e incluyendo el índice de flexibilidad laboral se observan los siguientes resultados.

Cuadro 1


Como puede verse en el gráfico 1, los diez primeros con mayor liberad económica tienen, al mismo tiempo, una elevada flexibilidad laboral, tomando 100 como mejor puntaje. Y como puede verse, las tasas de desocupación están, en la mayoría de los países, en niveles muy bajos. Singapore tiene un índice de flexibilidad laboral de 92,6 y una tasa de desocupación de solo el 2,1%. Por supuesto que la tasa de desocupación no la define solamente la flexibilidad laboral, pero ayuda porque no es una barrera que frene la contratación de mano de obra como es en el caso argentino. La última columna muestra el ingreso per capita de cada país en dólares corrientes. El que tiene un ingreso per capita más bajo es Estonia, con U$S 17.737 millones pero eso tiene una explicación.

Cabe recordar que Estonia estuvo sometida por la ex Unión Soviética y luego de independizarse inició un proceso de liberación de la economía. Revertir 70 años de comunismo no era tarea sencilla. Como dato ilustrativo, comparemos el ingreso per capita en dólares constantes de 2011 entre Argentina y Estonia para ver lo que puede la libertad económica.

Gráfico 1


Luego de la caída del muro de Berlín, nosotros teníamos un ingreso per capital, de acuerdo a los datos de Angus Maddison, que superaba en un 42% el ingreso per capita de Estonia. En 2016 Estonia pasó a tener un ingreso per capital 32% más alto que el nuestro. Estonia nos empezó a superar en 2001, pero a partir de 2011, segundo mandato de Cristina Fernández, las curvas se separan. Nuestro ingreso per capita queda estancado y con leven tendencia a la baja y en Estonia sigue creciendo.

Hong Kong, que lidera el índice de libertad económica, es otro caso interesante para compararnos. Recuerdo que en la década del 70 aquí se solía descalificar las reformas económicas de Hong Kong argumentando que ellos vivían en condiciones infrahumanas y comiendo un plato de arroz.

Gráfico 2


En 1960, nosotros, los genios del vivir con lo nuestro y el intervencionismo, teníamos un ingreso per capita que superaba en un 126% el ingreso per capita de Hong Kong. En 2016, siempre en base a los datos de Angus Maddison, Hong Kong tenía un ingreso per capita 156% superior al nuestro. Basta con ver la pronunciada suba del ingreso per capita de Hong Kong y como languidecía el nuestro para advertir lo que puede lograr la libertad económica versus el intervencionismo, el estatismo, la economía cerrada y las regulaciones junto con el populismo económico.

Gráfico 3


Comparémonos ahora con Irlanda. En 1960 nuestro ingreso per capita era 12,7% más alto que el de Irlanda. Los irlandeses, llegado un punto, tuvieron que decidir si iban a incorporarse a la UE o se mantendrían alejados del mundo. Optaron por incorporarse e hicieron un fenomenal ajuste del gasto público en términos nominales. Sí, algo que aquí sería tildado de ajuste salvaje por parte de los populistas y progres. El resultado es que en 2016 Irlanda tuvo un ingreso per capita un 200% más alto que el nuestro y no para de atraer inversiones ya que le cobra a las corporaciones un impuesto a las ganancias de solo el 12,5%.

Con cualquiera de los 10 países que nos comparemos con mayor libertad económica, respeto por los derechos de propiedad e integración económica al mundo, somos una lágrima. Países que, con soberbia, mirábamos por arriba del hombro como Singapure, hoy nos superan.

Gráfico 4


En 1960 teníamos un ingreso per capita 123% mayor a de ellos y en 2016 nos superaban en 248%. Insisto que todos los gráficos están basados en la última actualización del proyecto Angus Maddison. La fuente es esa.

Cuadro 2


Si tomamos los 10 países con menos libertad económica, es decir los que están en el final de la tabla, observamos que en tasa de desocupación hay escasa información y lo mismo ocurre con algunos casos del ingreso per capita que, para los países que disponen de información, están a años luz de los 10 primeros países de la tabla.

La lógica y la evidencia empírica demuestran que a mayor grado de libertad económica, integración económica al mundo, disciplina fiscal, bajos impuestos y gasto público, respeto por los derechos de propiedad, justicia eficiente y flexibilidad laboral, mayor crecimiento e ingreso per capita de la población. En definitiva, mayor bienestar y menos pobreza. El objetivo que busca Macri.

En definitiva, Macri no tiene que inventar nada para lograr su objetivo de bajar la pobreza. Ya está todo escrito. La receta es conocida. Solo le queda estudiar si esos países fueron muy graduales al momento de llevar a cabo las reformas estructurales o aplicaron políticas de shock.

Es importante resaltar que en el ideario popular hay países que se creen que aplican políticas socialistas. Si uno revisa el Índice de Libertad Económica se encuentra que Suecia está en el puesto 15, Noruega en el 23 y Finlandia en el 26. Es decir, los países nórdicos, identificados como países socialistas, tienen economías libres. Hace rato que dejaron el socialismo.

Otro dato interesante es que varios de los países que estaban detrás de la cortina de hierro se liberaron del comunismo y aplicaron políticas de shock de libre mercado como los casos de Estonia, Lituania, la República Checa o Letonia que están entre los primeros 30 países con mayor libertad económica y muy fuertes incrementos de sus ingresos per capita. Luego de estar 73 años bajo la bota comunista, estos países llevaron a cabo importantes reformas económicas pro mercado. Por eso, aquellos que dicen que nosotros no podemos crecer porque tuvimos 70 años de peronismo, tienen que mirar al resto del mundo y ver como países cuyas poblaciones tuvieron el cerebro lavado por el comunismo o estuvieron bajo políticas populistas como Irlanda, lograron revertir su decadencia.

No busquemos más excusas. No soy peronista y nunca voté al peronismo, pero tampoco compremos el argumento que porque tuvimos peronismo no nos podemos recuperar más. Me parece que el problema nuestro es que los gobiernos no peronistas terminaron aplicando el populismo del peronismo y por eso el abanico de oferta electoral actual tiende a ser bastante populista en su conjunto, con lo cual la conclusión es que nuestro grave problema económico tiene que ver más con los valores que imperan en la sociedad. La cultura de la dádiva, del proteccionismo, en definitiva del estado sobredimensionado que ahoga la capacidad de innovación de las personas.

El partido político que cambie su oferta electoral y en vez de populismo, proteccionismo y redistribución del ingreso ofrezca las reglas de los países exitosos y logre convencer a una mayoría de los beneficios de terminar con el populismo es el partido político que logrará lograr otro milagro económico como el que consiguió, en su momento, la generación del 80.

Fuente: Economía para Todos