A nivel internacional, la guerra comercial entre China y Estados Unidos generó mucha incertidumbre que se trasladó a los precios de los granos, principalmente a la soja, que fue uno de los productos afectados por la aplicación de aranceles a la importación. No es que el problema se haya solucionado, pero como las medidas no tienen fecha de entrada en vigencia y tampoco se dieron nuevos anuncios, la tensión que se había generado se debilitó y el foco se trasladó a los fundamentals agrícolas.

En ese sentido, el martes pasado el USDA sorprendió al mercado mostrando stocks finales de soja en Estados Unidos menores a los esperados y los precios reaccionaron con subas. A nivel mundial, los stocks también serán menores por los recortes productivos en nuestro país.

Las proyecciones de una menor cosecha argentina por parte del USDA (fijó la producción en 40 millones de toneladas) están más que digeridas por el mercado. De hecho, la Bolsa de Rosario volvió a ajustar la cifra hasta los 37 millones, siendo la menor estimación hasta el momento. La cosecha viene muy avanzada cubriendo el 24% de la superficie y se observan enormes diferencias en los rindes.

Los precios locales se mantuvieron firmes cuando afuera bajaron y la posición Mayo del Matba llegó hasta los u$s 323 para luego debilitarse de la mano de la noticia de que se habían importado 240.000 toneladas de soja desde Estados Unidos, por primera vez desde 1998. El dato tuvo su efecto: la pizarra cayó un 5% en un día hasta los $ 6200 y dio lugar a numerosas especulaciones.

Lo único certero es que este año las importaciones tendrán que aumentar dada la menor oferta disponible aunque nuestra capacidad se limita a unos 4 millones de toneladas por una cuestión logística y de estructura en los puertos. Aun maximizando nuestras importaciones la soja será escasa, la retención por parte de los productores mayor y los precios se mantendrán firmes hacia fines de año.

Desde lo internacional, estamos frente a un mercado dominado por el clima hasta tanto se definan las siembras en Estados Unidos. El USDA mostró a fines del mes pasado que los farmers tienen intenciones de sembrar menos soja que el año pasado y habrá que esperar hasta el próximo reporte de junio para confirmarlo. Un mercado climático está asociado a una mayor volatilidad por lo que, salvo que aparezca algún evento como el de China, los precios externos también se podrían mantener.

Si bien estamos viendo un mercado sostenido, es bueno aprovechar las alternativas de cobertura que brinda el mercado y actualmente se pueden comprar PUTS Noviembre con volatilidades muy bajas, cercanas al 14%.

En relación al maíz, los precios muestran las consecuencias de la sequía. La estimación de producción se mantiene en 32 millones de toneladas con una cosecha que cubrió el 25% del área. El diferencial entre julio y diciembre está entre 7-8 u$s cuando en febrero rondaba los 3,5 u$s y supera al spread de otras compañas. Claramente conviene diferir la fijación de precios o las ventas para aprovechar la tasa implícita del 9% que incluso es mucho más atractiva que otras alternativas financieras.

En cuanto al trigo, en las últimas semanas mejoró el panorama para la nueva campaña. Las lluvias que se recibieron en los primeros diez días de abril modificaron sustancialmente las reservas de humedad de los suelos lo que permite ser más optimista de cara a las siembras. A esto se suman los buenos márgenes teniendo en cuenta los precios actuales, con valores ofrecidos cercanos a los u$s 195.

También son atractivos los precios del trigo pero del ciclo en curso y el mercado sigue mostrando que conviene diferir las ventas: con valores para julio que rondan los 225 u$s, la tasa implícita supera el 25% anual en dólares! Habrá que ponderar los drivers ya que desde la situación local los precios se mantendrían o incluso podrían mejorar pero no es tan definida la tendencia a nivel internacional.

Por Daniela Reale, Analista de Mercados BLD
Fuente: Centro de Gestión Agropecuaria