La semana pasada, en la búsqueda de paradigmas novedosos, realizamos una gira oficial a Helsinki, Estocolmo y Oslo, ciudades que alcanzaron unos altísimos niveles de bienestar y calidad de vida para sus habitantes.

Bienestar y calidad de vida son mucho más que ingresos y bienes materiales: significan educación de calidad, el uso del transporte público como medio principal para movernos por la ciudad, un desarrollo del tejido urbano que sea sustentable y cuide el medio ambiente, un espacio público que favorezca el encuentro y el disfrute y una agenda de género que trabaje por la equidad entre hombres y mujeres.

Las ciudades escandinavas que recorrimos nos señalan el camino hacia el futuro y son una referencia para las transformaciones que estamos llevando adelante en Buenos Aires.

Helsinki tiene uno de los sistemas educativos más innovadores y con mejores resultados de calidad del mundo, cuyo pilar es la formación universitaria de los docentes de primaria y secundaria. La carrera docente es muy exigente y los futuros maestros se preparan de forma intensa. En sus escuelas, los chicos incorporan habilidades emprendedoras que les van a servir para dar la mejor forma a su futuro, independientemente de lo que elijan hacer.

Un camino que, para los docentes, estamos iniciando con UniCABA, la Universidad de la Ciudad que busca darles una formación de excelencia. Y que, para los estudiantes, estamos implementando con la Secundaria del Futuro, para que, a través del trabajo en equipo y por medio de prácticas en instituciones públicas y privadas, sumen capacidad para los desafíos que van a enfrentar fuera del aula.

Al mismo tiempo, parte de la alta calidad de vida de estas ciudades pasa por privilegiar el transporte público. En Oslo, tuve la fortuna de conocer la iniciativa Car Free City Life, que busca eliminar la circulación de autos particulares en el centro de la ciudad para 2019. En el microcentro de Buenos Aires, desde esta semana, implementamos un sistema muy similar: con la restricción para vehículos particulares de 11 a 16, las calles son para los que las caminamos y para movernos en transporte público. Además, coincidimos con estas ciudades en la visión de seguir ampliando las veredas y aumentando la red de ciclovías en toda la ciudad.

Las ciudades escandinavas son también un modelo de desarrollo de un tejido urbano integrado y sustentable. Ver cómo estas ciudades trabajan para integrar los barrios, reducir la contaminación, construir edificios inteligentes y mejorar el tratamiento que se da a los residuos para renovarlos como energía nos aportó muchas ideas para seguir implementando en nuestra ciudad. Con cada vez más vecinos que reciclan, que llevan su propia bolsa al supermercado y con más puntos verdes en la ciudad para tirar la basura que separamos, seguimos haciendo una ciudad más limpia y sustentable.

En Estocolmo, tuve la oportunidad de conocer Hammarby Sjöstad, una zona marginal reconvertida en un barrio integrado y vibrante mediante bienes públicos de calidad y con altos criterios de sostenibilidad. Un modelo que estamos aplicando en el Barrio Olímpico, en Lugano y Soldati, donde se van a realizar los Juegos Olímpicos de la Juventud y que va a quedar para los vecinos.

Asimismo, me reuní con Åsa Regnér, subdirectora ejecutiva de ONU Mujeres y exministra de Igualdad de Género de Suecia, que, junto a los otros países escandinavos, es pionera en haber instalado la equidad de género.

La incorporación de las mujeres a todos los ámbitos de la sociedad es una fuerza imparable y necesaria. Ellas son imprescindibles para llevar adelante las transformaciones que necesitamos en nuestro país y en el mundo. De las ciudades escandinavas nos llevamos un modelo integral, para hacer realidad la equidad de género en diferentes planos: económico, laboral y social.

Intercambiar con otros siempre nos inspira a ser mejores. Y como lo más importante es continuar el diálogo, el intercambio y el vínculo con estas ciudades, las invité a participar del Urban 20, la cumbre de líderes de las principales ciudades urbanas que busca enriquecer la agenda del G-20 en tres ejes que nos desafían por igual: la integración social, el futuro del empleo y la acción por el clima.

En este viaje a las ciudades que son un modelo para Buenos Aires, tuve la oportunidad de ver cómo la innovación y la creatividad se aplican con el objetivo de hacer ciudades para que los vecinos vivamos y convivamos cada vez mejor, con los mismos derechos y las mismas oportunidades para desarrollarnos.

El autor es Jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires