La semana pasada, el USDA tiró un balde de agua fría.

Sorprendió a todos al informar sobre una superficie menor que la aguardada, respecto a la implantación tanto de soja como de maíz en América del Norte.

De esta forma, los fondos se han comportado de forma diferente a la que se preveía, luego de un período de sostenidas subas. En vez de que los fondos se retiraran para tomar ganancias, han hecho lo contrario.

En definitiva, EE.UU. sigue siendo el primer productor del mundo de soja y de maíz y todo lo que pase allí repercute inmediatamente en los mercados.
Veamos…

En el hemisferio norte, acaba de comenzar la primavera. Así es hora de empezar la siembra; a las puertas de la largada.

La superficie para soja llegaría a tan sólo a 36 millones de hectáreas, por debajo tanto de los 36,2 M ha de la campaña 2017/18 como de un volumen de casi 37 M que, en promedio, era aguardado por los traders y agentes. Lo curioso es que la baja no se produciría a favor del área de maíz.

En gran parte, la razón de este fenómeno proviene del clima que, hasta la fecha, no resulta alentador. Importantes áreas de las Altas Planicies de ese país sufren una sequía severa. Así también, aunque en menor grado, algunas partes del Medio Oeste, también, están afectadas por la ausencia de adecuada humedad.

Oficialmente, se sabe ya que cerca de la mitad del territorio americano sufre algún grado de déficit hídrico. Es más, alrededor del 25% de la superficie total está entre condiciones de sequía, de severas a excepcionales.

Según los organismos oficiales (Draught Monitor), con fecha 3 de abril, la situación de humedad se grafica así.


Mientras éste sea el cuadro, la superficie a implantar puede ir en baja. Y en consecuencia, también la proyección de la cosecha.

Junto al problema climático, EE.UU. debe lidiar con la política de represalias comerciales a implementar por parte de China.

De aplicarse fuerte aranceles a la entrada de granos de soja procedentes del país del norte, los compradores achatarán la demanda sobre la oferta de tal productor y deberán dirigirse con mayor fuerza a Sudamérica.

En tal caso, China deberá centrar su atención en esta región a fin de dejar de importar cerca de 30 millones de toneladas procedentes de EE.UU. para hacerlo desde América del Sur.

Si es así, aun cuando logre dejar de lado a los demás importadores, sólo llegaría a un volumen cercano a la mitad de sus necesidades.

Es difícil prever como seguirá esta película, por momentos de suspenso, por momentos algo infantil.

Sin embargo, es probable que el resultado final se base en un incremento del precio de la soja de la región en desmedro de la de EE.UU.

El efecto sobre el mercado es que el precio relativo entre la soja Sudamericana y la de EE.UU. cambiará a favor de nuestra región. Por eso esta semana los precios locales subieron por encima de Chicago.

El fenómeno de distanciamiento entre una plaza y otra ya se está verificando. La brecha se está reduciendo a casi el 15%.

El problema acá es que la Argentina tendrá la menor oferta de los últimos diez años.Y si bien no está del todo claro el cuadro, es probable que la producción de este año sea de tan sólo 39 millones de toneladas, cifra dramáticamente menor a la esperada al inicio de campaña cuando se proyectaba algo así como 56 millones.

Así el panorama, el día de hoy fue de subas.

El mercado de Chicago, por su parte, cerró con subas. Y no sólo para la oleaginosa, también para el maíz e, incluso, el trigo.

En el Mercado a Término de Rosario (ROFEX), el contrato de Soja Fábrica Mayo´18 llegó a un nivel de USD 322.50. Y en el doméstico, el precio en el disponible giró entre $6.400 / 6.500