SAN ANTONIO DE ARECO.- Los productores hípicos entienden la medida del gobierno provincial de recortar un fondo de ayuda a la actividad, pero están preocupados y piden tiempo para reestructurarse. Pese a que dialogan con el gobierno de María Eugenia Vidal , ayer por la tarde organizaron una reunión en esta ciudad para informar lo que representan las carreras de caballos para los arequeros y localidades vecinas, y también para toda la provincia de Buenos Aires, que concentra un 75% de la producción equina.

"La hípica es más que una apuesta", "detrás de los hipódromos hay una sólida industria productiva", "Areco es turf", fueron algunas de las frases de los asistentes a las convocatoria. También asomó el fantasma y la incertidumbre de la desaparición de una industria hípica que, según informaron, emplea a 135 mil trabajadores directa e indirectamente en todo el país.

En la reunión se planteó que cuatro entidades asociadas a la actividad -la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera, el Círculo de Propietarios, la Asociación de Criadores y Cooperativa de Criadores, y el Jockey Club- presentarán un anteproyecto de ley donde solicitarían, entre otras cuestiones, un plazo de al menos dos años para reacomodarse a la medida del gobierno provincial.

Vidal anunció a mediados de febrero un recorte de ayuda a la actividad hípica y sostuvo que los bonaerenses tienen "otras prioridades", como la construcción de viviendas y la renovación de los hospitales públicos, y no la promoción del juego de apuestas. Tras el anuncio de la gobernadora de bajar del 12% al 9% el aporte que surge de la quita extra a las ganancias de las tragamonedas, dijo además que enviaría un proyecto de ley para que el fondo se vaya reduciendo hasta llegar a cero.

Al respecto, el abogado Mariano Fragueiro, presidente de la Asociación de Propietarios y uno de los disertantes de la reunión de ayer, explicó: "No es un subsidio sino una reparación por los daños causados por los juegos de azar: el dinero proviene de las ganancias de los juegos y no de los impuestos. La industria hípica se alimenta de un 70% que proviene del fondo de reparación: si se quita se reduce el premio que es lo que genera el derrame sobre la actividad". Los premios son la "base y motor" de la producción equina: si son buenos, más propietarios querrán adquirir caballos.

En el encuentro, que se realizó en el museo Las Lilas, estaban presentes dueños de establecimientos de cría, veterinarios, productores, herreros y periodistas, entre otros. "Actualmente hay 30 haras en Areco y Capitán Sarmiento que son el centro nacional del turf", dijo el veterinario Federico Pont Lezica. Según confirmaron, desde fines de año pasado cerraron al menos cuatro haras importantes y varios redujeron su producción.

Al tomar la palabra, Fragueiro dijo a los presentes: "Cuando la gobernadora anunció esta medida pensamos cuál era la mejor opción y decidimos explicar en cada ciudad donde haya hípica lo que significa esta actividad. Educar es la mejor manera que diputados y senadores de la Provincia entiendan cómo trabajamos".

En diálogo con LA NACION, el profesional explicó: "La apuesta es la parte cuestionada de esta actividad pero es el último tramo de la cadena. La actividad hípica se nutre finalmente de apuestas cuando el caballo está listo y de ese dinero hay una parte que retiene el hipódromo. Cuanto menor es esa quita, mayor atractivo es apostar y así podremos competir con otros juegos de azar. El anteproyecto propone reducir esa retención que hoy está en 28 a 25%".

En las agencias de juego, las entidades proponen eliminar el 10% de recargo en las apuestas directas (y prohibir que se cobren) y dejar hasta un 5% en las apuestas indirectas. En la provincia de Buenos aires hay 200 puntos de venta que corresponden al turf de un total de casi 4400 que reciben apuestas para otros juegos. Además, plantean vender la señal de televisación al extranjero para poder incrementar el valor de los premios y permitir la compra de carreras del exterior (con un porcentaje máximo del 20% de las competencias del día).

"La propuesta que queremos hacerle a la gobernadora es que deje el fondo como está por 24 meses y a partir de ahí, que se baje gradualmente a medida que la base de ese totalizador crezca. Es muy importante poder explicar por qué esta es una industria buena. Necesitamos tiempo para acomodarnos y dar a conocer a los legisladores cómo funciona el mundo hípico", afirmó Fragueiro.

A nivel nacional, los organizadores informaron que el Ministerio de Agroindustria les "abrió las puertas" para llevar iniciativas que modifiquen la actual matriz federal y también tienen en mente crear un Comité Hípico Nacional que esté integrado no solo por el turf sino también por otros actores de la industria.

Según afirmaron, la actividad hípica, con más de 200 años de historia en el país, genera una "mano de obra irremplazable por máquinas": por cada caballo que nace trabajan de manera directa entre unas ocho y diez personas. La Argentina es el cuarto productor mundial en cantidad de nacimientos, con unas 8000 pariciones anuales.

En la cría, recría, entrenamiento y competencia de los caballos purasangre se emplean alrededor de 45 mil personas y 90 mil trabajadores indirectamente. "Los hipódromos son el escenario donde se muestra el resultado del esfuerzo de todos los que trabajan en la industria. Sin ellos no hay actividad, como sin teatro no hay actores", afirmaron los productores.

El crecimiento de la actividad en Areco

Hace 45 años que Miguel Lagos Mármol, uno de los oradores del encuentro, trabaja y vive en San Antonio de Areco. Fue el primer veterinario de caballos de carrera que se instaló en el partido: en ese entonces sólo existían tres haras. Con el paso del tiempo la actividad fue creciendo hasta llegar a ser más de 50 los profesionales que viven en la ciudad para trabajar del turf y el polo.

"Es importante entender que no estamos en desacuerdo con la medida de la gobernadora pero necesitamos que nos den tiempo. Hay mucha gente que trabaja directa e indirectamente de la industria: herreros, domadores, veterinarios, ingenieros agrónomos, alambradores, ferreteros, mecánicos, vendedores de insumos, transportistas y muchos más. Esa gente no se puede quedar sin trabajo porque sí", dijo el veterinario de 74 años, también criador y propietario. Y añadió: "Ese famoso cuento de que el turf produce juego: los veterinarios no se dedican a apostar. La mayoría de los dueños de los haras pierden dinero o salen hechos y trabajan diariamente en el cuidado de los animales", afirmó.

Una vida dedicada a los caballos

En Capitán Sarmiento, al costado de la ruta 8, 300 yeguas madres producen sus crías en el establecimiento El Paraíso, uno de los más antiguos de la zona, con más de 70 años de actividad. Victoria Duggan, una de sus dueñas, llegó temprano a la reunión, saludó a los presentes y dialogó con LA NACION.

"Tenemos 53 personas trabajando con nosotros entre los que se encuentran siete veterinarios y también estudiantes. El caballo empieza a correr a los dos años, pero antes nos encargamos nosotros: hay muchas complicaciones y pérdidas hasta que lográs un potrillo nacido, mucho trabajo y dedicación para cuidarlo y luego viene la crianza hasta que esté en condiciones de salir a venta. Mantener un haras implica 24 horas por siete días a la semana", dijo la criadora, una de las pocas mujeres propietarias de la zona y según los presentes en la reunión, una de las más instruidas en la actividad.

Tiene 53 años, los mismos que lleva en la actividad hípica. Su padre, Ernesto, se dedicaba a criar caballos. Falleció cuando era pequeña y su hija eligió seguir su legado junto a su marido, Pablo Duggan. "El turf es amor por los caballos, esparcimiento y recreación", afirmó, pero manifestó su preocupación por productores extranjeros que están eligiendo otros países para la crianza equina ya que entienden que en la Argentina no están dadas las condiciones para hacerlo.

"Los caballos argentinos son reconocidos a nivel mundial y es una genética muy buscada. Actualmente se están perdiendo vientres y patrimonio genético. No estamos pidiendo que nos mantengan sino que se generen buenas condiciones para que podamos criar, y que los inversores argentinos y extranjeros encuentren en nuestro país las puertas abiertas y las reglas de juego claras, para depositar su confianza y así seguir apoyando nuestra actividad", concluyó.

Investigación y ciencia

María Barrandeguy, investigadora del INTA y veterinaria, afirmó que desde 1992, por iniciativa de un grupo de criadores de caballos Sangre Pura de Carrera (SPC) liderado por Juan Carlos Bagó y Hernán Ceriani Cernadas, generaron una articulación público privada entre el organismo y los haras, co-financiando un proyecto de investigación de enfermedades virales que afectan a equinos.

"Actualmente participan diez haras: Firmamento, La Quebrada, La Biznaga, San Benito, Abolengo, La Pasión, La Providencia, Vacación, El Paraiso y Pozo de Luna. Intervenimos en problemas sanitarios que ocurren en los establecimientos como diarreas en potrillos, enfermedades respiratorias, neurológicas y abortos, entre otros. Establecemos las causas que motivan estas pérdidas y proponemos cambios en las estrategias de prevención y control como vacunas", dijo Barrandeguy.

Por su parte, su colega Aldana Vissani, agregó que los servicios no se limitan a los haras incluidos en el convenio sino que fue extendido a todos los veterinarios que lo requieran con el objetivo de "propiciar y garantizar la sanidad de los caballos que se producen en el país". "Realizamos una rutina de diagnóstico de casos clínicos y también trabajamos para cumplimentar los requisitos sanitarios que solicita la Argentina y otros países para la exportación e importación de equinos de pie, para luego reportarlo al Senasa. Analizamos entre 7000 y 8000 muestras de suero por año", confirmó Vissani.