Las máquinas caminan a toda velocidad, en suelos duros y secos.

La soja de primera es cosechada en gran parte de la zona núcleo, con rindes extraordinariamente dispares.

No es que los campos han sido tratados de diferente manera y los cultivos con distintas tecnologías. Lo que sucede es que hubo algunas zonas muy acotadas con mayor suerte en las precipitaciones recibidas.

Hay lotes de 20 QQ y otros de 40 QQ. Con los primeros resultados es posible proyectar un rinde promedio cercano a 28 QQ por hectárea, para la soja de primera.

Lo que preocupa muy seriamente son la des segunda cuya trilla comenzará en un mes. Son sojas que, en su gran mayoría, fueron sembradas luego del trigo.

La presente es la peor sequía de las dos últimas décadas. No hay duda.

Desde nuestro estudio estimamos una pérdida, en la cosecha de soja, cercana a 2.000 millones de dólares. Y ésta no es mayor por la propia suba de precios que tal pérdida ha alentado, ya que la Argentina es formadora de precios en el complejo sojero a nivel internacional.

Sin embargo respecto a los picos alcanzados en los primeros días del mes, se nota una caída en los valores locales e internacionales.

Respecto a estos últimos, puede afirmarse que resultan de las pronunciadas ventas por parte de los fondos de inversión determinados a concretar las ganancias logradas durante enero y febrero pasados.

A mediados de enero los fondos estaban en una posición muy vendida.

No es casual que, por ejemplo, a mediados de enero el precio de la soja en Rosario era de apenas $4.900.

Y partir de allí, frente a las expectativas de una magra cosecha en la Argentina, comenzaron a comprar, de forma claramente acentuada.

Resumiendo: desde una posición “sobrevendida”, extraordinaria, a mediados de enero, los fondos pasaron a quedar “sobrecomprados” a principios de marzo. Para esos días, la soja en Rosario se hallaba en $6.350.

Y partir de allí, comenzaron a corregir la posición frente a la buena cosecha de Brasil y el inicio de la argentina. Las jornadas evolucionaron en baja, llegando a precios cercanos a $5.700.

A ello se une el temor del mercado frente a la política de la Reserva Federal de EE.UU. tendiente a incrementar la tasa de interés.

Un capítulo aparte merece la guerra comercial desatada entre EE.UU. y China, cuando el presidente Trump decidió, días atrás, aplicar nuevos aranceles a múltiples productos importados del país asiático.

El jueves pasado anunció la implementación de aranceles a los productos chinos. Y, entonces, el viernes China respondió que impondría aranceles a casi 130 productos de EE.UU.

Por ahora, la guerra se parece más a una pulseada que a cualquier otra cosa. Así las negociaciones continúan.

Por la importancia que mantiene este último como importador de soja y de sus derivados, el mercado habrá de sentir el impacto.

Seguramente, China incrementará más aún sus compras procedentes de Brasil que muestra una buena campaña de soja.

Es probable que los valores de la soja sudamericana mejoren en términos relativos respecto a la de EE.UU.