SAN NICOLÁS.- Diversidad: ese es uno de los conceptos que definen a las empresas expositoras de maquinaria agrícola en Expoagro 2018. Desde compañías multinacionales hasta empresas familiares nacionales que se mantienen firmes y crecen en el mercado. Hoy, algunas son dirigidas por hijos de los dueños que las fundaron, que logran que pymes que surgieron en los años 70 como talleres familiares hoy se luzcan en grandes stands.

Esfuerzo, competitividad y constancia son la base de los jóvenes que ocupan puestos claves en estas compañías. Fernando, Guido y Juan Gaviglio iban y venían por todo el stand de Akron: respondían consultas de clientes, hablaban por teléfono y atendían a empresarios extranjeros. Los tres son hijos de Alberto y Enrique, que en 1971 fundaron en San Francisco, Córdoba, lo que hoy es Akron, una empresa que produce y comercializa tolvas autodescargables, embolsadoras y extractoras, entre otros. "Somos cinco primos a cargo: faltan Gabriela y Pablo", dijo Fernando Gaviglio, director desde 2001.

La pyme comenzó como algo "muy familiar y pequeño" hasta conformar lo que hoy es Micron Fresar, que tiene tres unidades de negocios: Micron, Axion y Akron.

"En general, las primeras generaciones nunca se van, la empresa es como si fuera un hijo. Nuestros padres son muy abiertos a los cambios. Ellos eligen el lugar donde más les gusta estar y dejan el día a día en nuestras manos", afirmó Fernando. Los cinco Gaviglio trabajaron y crecieron en grandes compañías. Les fue bien, pero todos eligieron el legado familiar. "La empresa es muy dinámica: siempre tenemos proyectos y productos nuevos", dijo Fernando, ingeniero industrial.

Según contaron, la clave es una combinación de mercados, interno y externo. Hoy exportan alrededor del 40% a Canadá, Estados Unidos y Australia. "Esa combinación y ese equilibro nos hizo crecer", afirmó Guido, de 31 años. A favor de dirigir una empresa familiar destacan la velocidad en la toma de decisiones. "La contra es quizá la responsabilidad que tenemos, donde cada decisión puede tener una repercusión económica y también social", afirmó Guido.

En otro lugar del predio, Marcela Silvi conversaba dentro del stand de Erca con dos interesados en una sembradora: con rapidez, enumeraba porcentajes de financiamiento de distintos bancos. Silvi tiene 38 años y desde los 29 es gerenta general de la empresa que en 1977 fundó su padre junto a dos socios, hoy compañía líder en sembradoras. "Trabajar en una empresa familiar no es una carga porque lo hago con mucha pasión", dijo Silvi a LA NACION. Marcela recuerda los días en que asistía a la secundaria y por la tarde trabajaba en la compañía.

"Las reuniones de directorio son tomando mate con mi papá y con el socio que quedó, que es como mi segundo padre. Me aconsejan, pero la decisión es mía, me la hacen muy fácil. Quiero que me acompañen: mi objetivo es que puedan disfrutar de la fábrica y no que la padezcan", explicó. La charla se interrumpe: dos clientes piden hablar con ella.

La compañía ubicada en Armstrong, Santa Fe, emplea a 110 personas. "Conozco a todos los empleados por nombre y apellido, y también a sus familias. Este tipo de empresas en una ciudad de 10.000 habitantes son importantísimas. Del campo vive el peluquero, el carnicero, el vendedor. Cuando al campo no le va bien lo sufren todos", concluyó.