Mientras se sigue profundizando el deterioro de los cultivos de soja y maíz en gran parte de la zona núcleo, la preocupación del Gobierno por el impacto del prolongado clima seco y caluroso en la actividad en el interior y en la economía en general quedó en evidencia ayer en la reunión de gabinete que encabezó el presidente Mauricio Macri.

La cuestión fue uno de los ejes del encuentro y el ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere, el encargado de llevar ante el Presidente y el resto de sus funcionarios los últimos datos disponibles del daño que el fenómeno climático "La Niña" está dejando para la campaña gruesa 2017/18, que ya en algunas regiones empezó a cosecharse (y en muchos casos con pérdidas de importacia).

"Lo que explicó el ministro es que la situación es más preocupante de lo que se creía en un principio", señalaron a El Cronista fuentes de la Casa Rosada.

Etchevehere mostró los números justo después de Dujovne Nicolás, ministro de Hacienda que hizo referencia a los siete trimestres positivos, por lo que las cifras (del daño de la sequía) parecían aún peores", agregó.

Frente a las expresiones de preocupación que se iba multiplicando a lo largo de la mesa, el ministro intentó bajarle el tono a la preocupación y señaló que "las caída en soja se pueden compensar con otros cultivos", aunque sin especificar cuáles.

En los últimos días, varias espadas oficiales salieron a remarcar que el crecimiento de otros cultivos, como el trigo y el maíz, producto del fin de las retenciones que dictaminó Macri al asumir, permite morigerar buena parte del recorte en la producción y su impacto en la economía.

Sin alivio hasta el otoño

La Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA) reportó que el 45% de la superficie sembrada en la provincia atraviesa su período "crítico frente a un estrés hídrico con posibles mermas en el rendimiento final". La situación es similar a la que ocurre en Santa Fe, donde mañana se definirá si se declara la emergencia agropecuaria por sequía en todo el territorio provincial; así como en Entre Ríos y Buenos Aires.

Mientras nuevas tendencias climáticas dan cuenta de que hacia fines de marzo se comenzarían a normalizar el régimen de lluvias en buena parte de la zona núcleo, lo que dejará condiciones favorables para los cultivos de invierno, en especial el trigo cuya siembra arranca a mediados de mayo.