Los resultados en cuanto a lluvias fueron muy dispares, predominando, en general, acumulados decepcionantes. Sobre la provincia de ER, hubo al menos algunas excepciones zonales de escala reducida, pero no se puede decir que el escenario pluvial se haya modificado. Las provincias de CB y SF, prácticamente no acusaron recibo de las precipitaciones. El centro oeste y el sudeste de BA fueron las únicas zonas donde se dieron lluvias con montos dignos para la época, donde se concretaron registros que se movieron según el área, entre 30 y 60 milímetros.

Como decíamos, para las provincias del centro las lluvias fueron decepcionantes. Cuando el frente alcanzó la provincia de ER se volvió más activo. Los desarrollos nubosos se pudieron expresar en un mayor desarrollo vertical, pero sólo en forma muy heterogénea se produjeron algunas tormentas de real importancia, donde hubo sumas pluviales que quebraron la barrera de los cuarenta milímetros, algo que para una semana de febrero es perfectamente razonable y que este año ha sido un comportamiento muy esquivo. Independientemente de este comportamiento puntual, se definieron corredores homogéneos donde las lluvias lograron sumar más de diez milímetros, pero al igual que en las provincias vecinas, terminaron por predominar las marcas modestas.

El devenir del mes de febrero está claramente marcado en forma deficitaria. No hay previsto para estos últimos días del segundo mes del año lluvias que puedan quebrar este patrón. Se espera alguna inestabilidad durante el viernes y el comienzo del sábado con el pasaje de un nuevo frente, sin embargo, esta instabilidad no encontrará condiciones dinámicas para potenciarse y traducirse en precipitaciones.

Si proyectamos el inicio del mes de marzo, debemos pensar en la continuidad de este patrón seco o deficitario. Como venimos diciendo, no han sido pocos los pasajes frontales o los periodos inestables, lo que sí estos eventos han sido mayoritariamente pobres.

El balance hídrico sólo expresa ligeros cambios en el estado de sequía que viene predominando en vastas zonas de la región pampeana. Debemos considerar que cuarenta milímetros de lluvia sólo han bastado para que las reservas crezcan apenas una categoría en el camino a la recuperación. Regresar a niveles adecuados de reserva, parece ciertamente una pretensión demasiada ficticia, al menos para lo que resta de la campaña.

Considerando el estado que presenta el mapa, las necesidades pluviales para los próximos quince días superan los cien milímetros. Nuevamente podemos decir que no sería para nada inusual que buena parte de la franja central reciba este nivel de precipitaciones en esta transición de febrero para marzo, sin embargo, la evolución de las condiciones meteorológicas, no necesariamente respetan las estadísticas.

Como venimos observando, los registros pluviales persisten en acumulados que no logran los valores normales, con excepciones de escaso despliegue areal. Si a este contexto le sumamos lo que se prevé para el corto plazo y lo que se puede vislumbrar para el mediano plazo, vemos como resultado un panorama donde los cien milímetros que demandan los suelos de la zona núcleos se hacen muy improbables de satisfacer.

Este análisis puede resultar un poco pesimista para la realidad que atraviesan muchos cultivares en estado de definición y que aún se ilusionan con algún evento pluvial generoso. El escenario que se plantea surge del sentido común y resulta en la situación de mayor probabilidad. Esto es, lo más probable es que durante la próxima quincena, la sequía siga instalada en gran parte del área agrícola principal.

Este panorama puede presentar matices de menor escala, pero realmente debería operarse un cambio muy significativo en el patrón atmosférico para que la situación evolucione de manera perentoria hacia niveles de reservas adecuada. Como sea los resultados de la campaña ya se perfilan deficitarios. Lamentablemente no está definido el piso.