El tema de las importaciones de maquinarias agrícolas debe ser tratado con equilibrio y racionalidad.

Hay que tener cuidado en cómo vamos abriendo gradualmente el mercado. Si yo salgo al exterior, tengo que permitir que entren otras empresas con sus productos, pero con cierto balance.

Si le van a dar una ametralladora a un competidor, que no me den a mí una gomera. Que me dejen competir con armas similares.

En este sentido, hay que ver el caso de Brasil y estudiarlo bien. Allá, si una empresa no integra 60% de una máquina dentro del país, no se puede acceder a los créditos del Estado que son muy bajos.

Para poder acceder al Finame, que es el crédito que se utiliza para la compra de maquinaria agrícola en Brasil, es necesario que la fábrica integre o produzca un 60% de la máquina en aquel país.

Vale decir, 60% del equipo debe ser de origen brasileño, tanto en dinero como en peso específico de la mercadería. Y al tercer año de haberse instalado una empresa, ya Brasil exige integrar el 70% de la máquina.

Por eso sostengo que hay que otorgar, simplemente, las mismas herramientas, actuando de la misma manera en que nos reciben cuando queremos instalarnos en otro país, donde no nos suelen dar las mismas facilidades que damos nosotros.

Fuente: Maquinac