La falta de lluvias importantes en algunas zonas del país, que ha provocado una muy baja disponibilidad de agua en los suelos, especialmente de los departamentos del Centro y Norte del país; enciende luces rojas pensando en la próxima producción de terneros.

“El monitoreo del 50% de anestro profundo que realizamos a mediados de enero es preocupante” y “creo que vamos a tener un 5 o 10% menos de terneros que el año pasado”, aseguró a Rurales El País el Ing. Agr. Rodrigo Fernández Abella, director de Sociedad Ganadera San Salvador y gerente de Frigorífico Modelo.

Teniendo en cuenta los datos de la Declaración Jurada de Dicose de 2017, el stock de terneros/as se ubicó en 2.700.506 cabezas, por tanto, un 10% menos de terneros representaría unos 270.050 animales. “Pensar en unos 200.000 o 300.000 es un número que se puede proyectar a nivel país”, dijo Fernández.

Explicó que las preñeces son de un 50% en el último tercio con las lluvias sucedidas en enero, por lo que entiende necesario aumentar el destete precoz para preñar el próximo año y llegar a los promedios nacionales del 75 u 80%. “Significan más costos, unos US$ 45 por ternero, pero es una herramienta que se paga sola, porque el precio del ternero va a seguir firme, no solo por la exportación sino también por los puentes verdes”, agregó.

El empresario ganadero remarcó la importancia de preñar las vacas y una buena medida es “correr un poco el entore, apostar a las lluvias de febrero y cerrar los ojos para hacer destete precoz pensando en el año próximo”. Entiende que todavía restan unos 15 días más para preñar las vacas, que sí debe ser el objetivo”, dijo Fernández.

Para Marcelo Secco, CEO de Negocios de Marfrig para el Cono Sur, estos ciclos climáticos suceden cada “x” años, pero en esta oportunidad se experimenta en un contexto “mucho más angustiante” donde cada elemento “sigue comprometiendo la productividad del sector primario”, “es un combo que nos toca lidiar en los próximos años”.

Como sector industrial, por un lado “tenemos la lógica preocupación del corto plazo que es saber qué pasturas habrán disponibles en el otoño e invierno en un negocio que no es tan floreciente”; y por el otro, “un escenario de menor parición, a su vez, con un elemento de la vieja discusión de cuál es el país de la carne que queremos”, agregando la “exportación de ganado en pie que sigue actuando muy fuerte”.

Secco afirma que todos estos aspectos hacen un “combo perfecto” para agregar dificultades a todo el complejo cárnico, con el objetivo de visualizar “cómo podremos administrarlo”.