Pese a la baja de los subsidios, la recaudación del impuesto especial del blanqueo de capitales, al aumento de los ingresos tributarios asociados y al mayor nivel de actividad, el 2017 cierra con un déficit extraordinario.

El gradualismo se puede aplicar por la toma de deuda pública. Se trata de adquirir tiempo.
Así, vale apostar al incremento del valor de las ventas al exterior.

Las posibilidades más concretas provienen de los sectores especialmente competitivos. Es el caso del granario –también pecuario- y de sus subproductos, y, además, del mundo del petróleo. La revolución tecnológica, institucional y organizacional en la producción de cereales y oleaginosas y la expansión de la frontera agropecuaria abren una interesante perspectiva.

Este año, lamentablemente, no será bueno por la seca.

Pero ya hay que apuntar a la nueva campaña. ¿Estará el gobierno tomando nota de ello?