El sector de la fruta se perfila a cerrar la primera
paritaria del año. Se trata de la negociación salarial de la cosecha de peras y
manzanas, uno de los 120 convenios de la actividad, que alcanza a 28.000
trabajadores del Valle de Río Negro y Neuquén.
La Unión de Estibadores y Trabajadores Rurales (UATRE) y
las entidades rurales buscaban acordar una suba del 15% más un adicional, que
llevaría el incremento al 22%. La discusión es si el adicional estará atado a la
producción o será una suma no remunerativa.
La fórmula salarial se alinea con el esquema previsto
por las autoridades para este año, con el que apuntan a blindar una pauta
inflacionaria del 15% sin recurrir a las cláusulas gatillo.
En concreto, el salario del jornalero pasará a $12.000
desde los $9.300 actuales, una cifra que hoy está por debajo de los $9.800 que
perciben las empleados domésticas; del mínimo vital y móvil de la economía, de
$9.500; y del ingreso del peón rural general, de $12.600.
"Estamos en plena negociación y está muy dura porque las
economías regionales están en crisis", señaló a Clarín un dirigente de UATRE.
Los trabajadores de la fruta, en su mayoría "golondrina", lograron un 35% de
aumento en 2017, que el Ministerio de Trabajo aún no homologó.
La negociación salarial es seguida de cerca por el
Ministerio de Agroindustria, encabezado por Luis Miguel Etchevehere. La próxima
discusión será la del limón, con 40.000 trabajadores en Tucumán, Salta y Jujuy,
y que el año pasado cerró en 31%, tras cortes y protestas.
Pero las fichas están puestas en el salario del peón
rural general a definirse en julio.
"Esa es la paritaria que marca la pauta para toda la actividad y donde queremos
que se tome la inflación futura", señalaron fuentes del Gobierno.
Etchevehere mantiene aceitados lazos con UATRE a través
de las mesas de competitividad.El Presidente encabezó el lunes la de la
industria forestal y el viernes pasado se conformaron la de arroz, y la de peras
y manzanas.