Desde el domo central hacia Santiago del Estero y hacia Formosa, las precipitaciones tendieron a acercarse y en algunas áreas lograr, las sumas pluviales que marca la estadística. Esta descompensación de los sistemas precipitantes produjo un importante impacto en la evolución de los cultivos, mucho más si al déficit pluvial le sumamos el hostigamiento natural que las temperaturas generan en la zona. Como resultado, la zona algodonera principal, arranca el 2018 con una diferenciación marcada en la condición hídrica, con la sequía desplegándose desde Sáenz Peña hacia el sudeste de la provincia y hacia el norte de SF, presentándose una mejor condición hídrica sobre zonas mediterráneas.

Es evidente que durante el mes de diciembre los flujos de humedad de origen amazónico, que proveen al NOA en la temporada estival y cortan la estación seca, han favorecido a Santiago del Estero y las vecindades del Chaco. Sin embargo su influencia benéfica se fue disipando hacia el este, donde naturalmente los aportes de humedad se asocian más con el pantanal brasileño y la circulación de aire proveniente del Atlántico. Al haberse observado una disfunción de este flujo de humedad durante diciembre, el impacto sobre la oferta de agua ha sido directo y las deficiencias que se venían arrastrando desde el bimestre previo no se recompusieron.


Las reservas de humedad en toda el área de influencia del domo central chaqueño, acusa fuertes deficiencias. De acuerdo a lo que hemos venido describiendo todo parece indicar que la situación debería presentarse al menos mejorada al desplazarnos hacia el oeste, en principio sin una sequía tan difícil de remontar.

Las temperaturas se modificaron sustancialmente durante el transcurso del mes de diciembre. La segunda quincena fortaleció la tendencia creciente de los guarismos naturales de verano y por cierto el año cerró con la primera ola de calor. La misma se sigue manifestando en el desarrollo de esta primera quincena. Reconocemos aquí características típicas de la época del año: demandas pluviales insatisfechas y altas temperaturas. Este patrón debería modificarse progresivamente en la segunda quincena del mes, el punto es que para algunos cultivos estas mejoras habrán llegado tarde y el rendimiento tendrá una señal negativa debido al hostigamiento del clima.

Tendencias climáticas

El fenómeno de La Niña se ha venido afianzando y existe consenso respecto de que el mismo se mantenga a lo largo de todo este primer trimestre. Debemos remarcar sin embargo, que este evento es muy débil y que si bien es un forzante que normalmente impacta de manera negativa sobre las lluvias, estamos saliendo del período de mayor señal estadística. Es decir, el trimestre que abordamos tiene poca correlación del comportamiento pluvial con la presencia o no de este fenómeno.

Si bien desde hace casi un mes la circulación del noreste ha impuesto la presencia de masas de aire de origen tropical, las mismas no han presentado un despliegue de aire húmedo demasiado eficiente. El flujo de humedad no ha sido consistente y constante, esto se ha evidenciado en que a pesar de que la frecuencia de eventos pluviales no ha sido pobre, los mismos no siempre han tenido buen volumen e incluso en muchos sectores se han vuelto persistentes las lluvias deficitarias. En el NEA esto es más sectorizado, con las deficiencias más corridas hacia el este.

La otra pata climática del desarrollo de la campaña se vincula a la temperatura. Estimamos que lo que resta de la temporada estival, tenderá a mostrar una tendencia cálida, proclive a presentar corrimientos positivos en esta variable.

La conjunción de las dos variables a escala regional, parece propiciar un escenario más ajustado en el nivel de reservas de humedad, principalmente si lo comparamos con las últimas tres campañas, no tanto si lo comparamos con los valores estadísticos.

En resumen, la presente campaña está dando señales de acercamiento del patrón de lluvias a un régimen más próximo al normal. Dentro de estas circunstancias, sectores que inician el año con reservas deficitarias y sean salteados por algunos sistemas precipitantes, pueden sufrir serias limitantes de humedad. Es por esta razón que se abre un gran interrogante acerca de los resultados que se puedan obtener este año en la zona algodonera principal, no solo para el algodón, sino para todos los cultivos de la gruesa.