El optimismo en el clima de negocios para el sector agrícola sigue vigente. Esto se basa en los resultados de la última campaña, como también en las perspectivas para el ciclo 2017/18, donde se prevén incrementos de las intenciones de siembra para algunos de los principales cultivos, fundamentalmente trigo y maíz.

Según las estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), se proyecta que, a nivel global, el área a sembrar podría ascender a 37,2 millones de hectáreas en la campaña 2017/18, un 1,2% más que en el ciclo precedente y un 10% superior respecto a la campaña 2014/15. Como resultado, la producción total de granos se proyecta en 127 millones de toneladas para la campaña 2017/18, el mayor volumen de la historia argentina. Este tonelaje, además, se encontraría un 1% más que la campaña pasada y un 15% por encima de hace apenas dos años atrás.

Además, en las dos últimas campañas se destacan la suba del 54% en las implantaciones con maíz, que podría cubrir una superficie récord de 6,3 millones de hectáreas desde las 4,1 millones sembradas en 2014/15. También el aumento del orden del 63% en el cultivo de trigo hasta casi 5,4 millones de hectáreas debido, fundamentalmente, a la mejora en la rentabilidad del cultivo.

Del lado opuesto, la participación de la soja en la producción total de granos perdió en total un 13% en sólo dos campañas. Y como contrapartida, entre el ciclo 2015/16 y el 2017/18, el maíz pasaría de representar un 26% de la producción total de granos en Argentina a un 32%, mientras que la relevancia del trigo habría subido del 9% al 13%. Los números acompañan el optimismo.

Estos incrementos en materia de producción deben ir acompañados de mejoras en distintas áreas que integran la cadena. La infraestructura, por ejemplo, continúa siendo una cuenta pendiente, pese a los esfuerzos que viene haciendo el gobierno nacional para revertir este déficit. Esto impacta de manera directa en los costos de sector.

Optimizar la red ferroviaria, vial y fluvial representa, sin dudas, uno de los desafíos más grandes del país. En este sentido, nuestra institución impulsa el desarrollo de la Hidrovía Paraná-Paraguay, una vía clave si se considera que las cargas transportadas desde Santa Fe hacia el norte de 15 millones de toneladas (Mt) en 2010 a 21 Mt en 2015, con el Gran Rosario como principal nodo de destino: en 2015 recibió cerca de 3,5 millones de toneladas de granos y derivados, y captó el 38% de la soja y el 18% del maíz que llegó desde Paraguay, Bolivia, Brasil y el Alto Paraná.

Entre las propuestas de la BCR para potenciar la hidrovía se destacan la profundización del canal navegable troncal del Paraná en el tramo Timbúes-Océano; impulsar mejoras en otros aspectos de la infraestructura (ensanche de solera del canal, nuevas radas y zonas de maniobras, etc.) y en los marcos regulatorios relacionados con el uso de la vía navegable.

Además, y continuando con lo referido a infraestructura ferroviaria, el plan de mejoras que el Gobierno lleva adelante en la línea Belgrano Cargas es auspicioso. Nos referimos al tramo Joaquín V. Gonzalez-Avia terai-Gran Rosario. El proyecto aspira a renovar 1593 kilómetros de vías, en un plazo de 38 meses y con una inversión estimada en u$s 2900 millones. Para ello, se prevé contar y se está usando financiamiento proveniente de tres partes: CMEC (China Machinery Engineering Corporation), CAF-Banco de Desarrollo de América latina y el Tesoro Nacional.

Si bien se destacan las obras para renovar el Belgrano Cargas en el Norte Argentino también es importante que se reglamente la Ley Nacional Nº 27.132 implementando la modalidad de acceso abierto a la red ferroviaria nacional para los servicios de cargas, lo que se conoce como "open access.

Desde la Bolsa impulsamos que en la organización del futuro sistema exista la separación vertical, es decir que quien maneja la infraestructura de vías y la circulación de los trenes sea diferente de aquellos que quieran operar los servicios y bajar cargas por la red. El sistema debería garantizar la igualdad entre aquellos que quieren bajar cargas desde el Norte Argentino (productores de Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Chaco, por citar algunos casos) con una mayor equidad en el sistema. Todas aquellas empresas que quieran realizar actividades de transporte ferroviario de cargas podrían ser operadores y tener la posibilidad de acceder a la red.

Este sistema permitiría bajar los elevados costos que tiene el transporte ferroviario de cargas en la actualidad y que perjudica principalmente a las producciones del norte argentino. Y a su vez, esos costos podrán verse mejorados por la competencia natural que se dará entre productores que integren un mercado con mayores condiciones de igualdad.

Ponemos el foco aquí en las regiones más alejadas de los principales núcleos urbanos del centro del país, donde incluso los precios de combustibles son más elevados. Diferencias de esta naturaleza son las que impiden continuar extendiendo la frontera agrícola nacional.

Si alcanzan el efecto esperado, los contratos de Participación Público Privada (PPP) pueden acelerar la llegada de inversiones del sector privado para avanzar en la ejecución de obras viales que vienen siendo postergadas. Se trata de una iniciativa que busca una cooperación equilibrada, equitativa y previsible entre el sector privado y el público para ejecutar los proyectos. Bien implementada, permitirá concretar obras que contribuirán con la reducción de los costos logísticos y del transporte de granos.

Más allá de los distintos aspectos considerados en el análisis, existe un concepto que atraviesa todos los componentes del sector agroindustrial y sin dudas resulta clave para potenciarlo: innovación. Pensar de manera disruptiva para solucionar problemáticas actuales y generar impactos positivos en la economía, el medio ambiente y la comunidad. Desde la logística de transporte, pasando por las distintas etapas del proceso productivo, pueden optimizarse con una buena idea acompañada de la tecnología adecuada.