Alfredo Paseyro es el Gerente General de la Asociación Semilleros Argentinos (ASA) desde el 2016, una organización que está formada por alrededor de 80 socios, entre los que se encuentran empresas involucradas en todas las etapas de la producción de este insumo, de la investigación, a la multiplicación y comercialización. Y la semana anterior fue uno de los integrantes de la reunión con el ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere, por la Ley de Semillas.

1- La semana pasada hubo una reunión con el ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere, para avanzar con la Ley de Semillas. ¿Cuáles fueron los ejes de la reunión?

Se le presentó a Etchevehere un Acta de Entendimiento de lo que se trabajó en la mesa de diálogo que se constituyó a fines de 2016 donde participaron Aapresid, Aacrea, la industria semillera y las entidades gremiales, como CRA, Coninagro, la Sociedad Rural y Federación Agraria, este último con menos participación. Encontramos un consenso entre todos los actores para que lo más rápido posible, marzo/abril, se pueda enviar el texto al Congreso Nacional. Con un consenso de esta representatividad y el Ejecutivo acompañando, es un escenario favorable para que salga la nueva ley. Y así evitar lo que sucedió en 2016 que había 9 proyectos diferentes. Además, estos consensos serán el insumo para formar una Mesa de Competitividad de Semillas, similar a la de las carnes.

2- ¿Hay algún punto que todavía no se ha podido acordar entre los integrantes?

Hay que destrabar el uso propio de la semilla. Es una práctica habitual de los productores pero se reconoce que debe haber un uso propio oneroso para que haya reinversión y que el sistema sea virtuoso. Hay que ver cómo se factura y se controla. En este punto hay que seguir trabajando hasta que se presente la ley.

3- ¿Cuál es el porcentaje de uso de semilla legal en trigo y soja?

Entre semilla fiscalizada y regalía extendida a través de ArPOV (Asociación Argentina de Protección de las Obtenciones Vegetales) representa un 35% del mercado de trigo. Hay mucha oportunidad para crecer. En soja es del 30% y no se ha mejorado en los últimos años. Las mismas fueron insignificantes. Distinto a lo que pasó con el sistema de Bolsatech implementado por una semillera.

4- ¿Cuáles serían las consecuencias si la ley no sale a corto plazo?

Si no sale la Ley de Semillas, Argentina va a perder competitividad. Esa es la conclusión. Lo mismo que sucedió con la energía. No había inversiones y parecía que no había consecuencias hasta que nos quedamos sin gas, hubo cortes de luz e importamos energía. Esto no va a pasar de un año para el otro. Pero lo que nos vamos a dar cuenta es que el productor va a tener mayor complejidad para producir y menos rentabilidad y competitividad versus los competidores.

5- Hablando de este último tema, ¿en qué situación se encuentra la soja, el principal cultivo en el país?

Estamos perdiendo el tren. Se puede recuperar. Básicamente tecnologías que no están hoy que son aplicables al manejo de malezas resistentes, uno de los principales problemas que tiene el productor en la cual tiene que invertir entre 80 a 100 dólares por hectárea y hoy hay tecnologías que aplican a esto y no llegaron. Si encontramos una solución, las compañías pueden desarrollar los planes para que esta tecnología esté disponible.

6- En este contexto, ¿ha invertido la industria semillera en los últimos años?

La industria semillera está invirtiendo pero menos del potencial, principalmente en trigo y soja. Aquí las inversiones podrían ser mayores en investigación y desarrollo y también en plantas. En multiplicadores que se podrían posicionar saliendo de la región núcleo y replicarse en el interior del país. Las mayores inversiones están destinadas a maíz porque el sistema es virtuoso.

7- Por último, ¿es optimista para que este año se apruebe la Ley de Semillas en el Congreso?

Soy optimista en lo que propone el Ministro de Agroindustria de formar esta mesa de competitividad. Y si esta mesa entiende la oportunidad que tenemos como sector, paso a ser optimista de la ley. Pero antes, la mesa debe seguir funcionando y tenemos que ver la transición cómo se administra.