Los cítricos equivalen al 45% del total de frutas que se producen en el país y la cadena del sector registra problemas de competitividad que le complican las exportaciones. En Entre Ríos, eje del cultivo de naranjas y mandarinas, hay unos 1770 productores con 36.800 hectáreas y buscan impulsar el consumo de jugos naturales a través de la política tributaria.

El 60% de la producción de naranjas (405.000 toneladas en 2016) va al mercado interno, un 32% a la industria y el 8% se exporta. En el caso de las mandarinas, 210.000 toneladas, el 29% lo absorbió la industria y el 55% el consumo interno, en tanto que el 16% se colocó en el exterior. Los embarques vienen cayendo en los últimos años, primero por el cierre de mercados y, después, por los problemas de competitividad.

Fernando Borgo, presidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos, se reunió con el ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere, para trabajar en conjunto para tratar de solucionar los problemas del sector.

Planteó la preocupación por la pérdida de rentabilidad, ya que desde la cosecha hasta llegar con los cítricos al Mercado Central de Buenos Aires el costo por kilo ronda los $6,50, lo mismo que reciben como pago los productores.

En el marco de la reforma impositiva que se discute -y en la que, finalmente, las bebidas azucaradas no registrarán una suba de impuestos internos-, la Federación plantea que los gravámenes deben estar motivados "más que por motivos puramente recaudatorios" por la necesidad de impulsar a la población a consumir productos más saludables y para promocionar economías regionales "con alto impacto en el empleo y en el contexto social" de las provincias.

En ese marco, proponen, por ejemplo "disminuir" la carga tributaria a las bebidas a medida que incrementen el porcentaje de jugos naturales en su fabricación.

"Elegimos ir por el lado positivo, premiar al que emplea productos más saludables en base a los valores recomendables de consumo; no estamos planteando que se deben tomar solo jugos y no azúcar y para eso hay que escuchar a los expertos", dijo a LA NACION Borgo.

"Si bien es cierto que las multinacionales compran el 80% del jugo de naranja que se produce en nuestra zona (no así el de mandarina), también lo es que exportan el 80% por lo que nuestra población se pierde los beneficios de consumir las propiedades de nuestras frutas", indican desde la Federación.

En los últimos 20 años, indican, el consumo de bebidas carbonatadas se duplicó en la Argentina y los productores de citrus sostienen que la política impositiva jugó un rol en esa tendencia.

Desde el sector también insistieron en la necesidad de avanzar rápidamente en una reforma laboral -la cadena usa intensivamente mano de obra- para reducir costos no salariales, simplificar las altas y bajas de empleados, "limitar los conflictos del cese laboral creando un fondo especial y reduciendo la subjetividad en la fijación de montos de indemnización", y bajar los aportes patronales "sin descuidar la seguridad social de los trabajadores".