CÓRDOBA.- Sigue el debate sobre el pedido de la Unión Europea, en el marco de las negociaciones de un acuerdo con el Mercosur, para que los países de la zona cambien nombres de alimentos que se elaboran y comercializan masivamente. El reclamo invoca la "indicación geográfica", que apunta a que las características se deben esencialmente al lugar de fabricación. El caso de los quesos es el más conflictivo.

Desde el Consorcio para Nombres Comunes de Alimentarios (CCFN por su sigla en inglés), el director ejecutivo Jaime Castañeda, dijo a LA NACION que "rechazan rotundamente" la intención de la Unión Europea de "apropiarse de nombres comunes que han estado en la posición del consumidor y el productor por muchos años".

El CCFN es una alianza internacional independiente sin fines de lucro que trabaja a nivel mundial con líderes en la agricultura, el comercio y derechos de propiedad intelectual con el propósito de fomentar la adopción de estándares y directrices a seguir en lo concerniente a las indicaciones geográficas alrededor del mundo.

Castañeda, que integra el Consejo de Exportación Láctea de los Estados Unidos, explicó que la posición que asumen es "de justicia" porque los mercados para estos productos no fueron creados por los italianos o los griegos de Europa, sino "por los inmigrantes".

"Después de que los inmigrantes se esforzaron produciendo el mismo tipo de queso que producían en Europa los europeos quieren decirle que no pueden usarlo", graficó. Los quesos con nombres genéricos más difundidos en Argentina son feta, gruyere, reggiano-reggianito; manchego; fontina; romano; brie; grana; provolone; Camembert; mozzarella; edam; emmental; parmesano; gouda y son sobre los que hay cuestionamientos.

"Hay una solución clara y justa que es aceptar los nombres compuestos de las indicaciones geográficas como asiago italiano, provolone valpadano, parmegianno regianno", apuntó Castañeda, que indicó que son "miles" los nombres de los que los europeos "quieren apropiarse; desde chorizo, salami, naranjas Valencia, hasta los de reserva en vinos".

"Algo más ridículo no puede existir pero esa es la seriedad de esas negociaciones", dijo.

Los planteos de la Unión Europea no son sólo para la Argentina sino para todos los integrantes del Mercorsur. Respecto de antecedentes de resolución de este tipo de conflictos, el experto indicó que los Estados Unidos rechazó "totalmente" que las indicaciones geográficas sean parte de las negociaciones.

"Le dijo bien claro a Europa si quieren proteger sus indicaciones geográficas tienen que hacerlo a través de su sistema de marcas registradas", afirmó. "En otros países también se registraron casos similares, como en Costa Rica y Perú", agregó.

En cambio, Canadá fue el que más concesiones hizo. "Protagonizó un hecho que rechazamos totalmente, que fue proteger esos nombres sin considerar si eran o no genéricos con la salvedad de permitir que continuaran aquellos productores que venían fabricando pero no se sumara nadie más", contó.

A criterio de Castañeda, el Mercosur debería actuar en bloque y ofrecer la indicación geográfica compuesta. Por ejemplo, en vez de Camembert de Normandía usar sólo el primer nombre.

La industria quesera argentina ya planteó su postura ante el Ministerio de Agroindustria de la Nación: los nombres vinieron con la inmigración que repitieron en la Argentina las recetas que hacían en sus países y lo usaban como medio de vida.