La medición de la pobreza y la desigualdad a través del ingreso monetario es una de las medidas más utilizadas  para estudiar el bienestar social de una comunidad. La información analizada corresponde al 4º trimestres de 2010 a 2015 y a los 3º trimestres de los años 2016 y 2017.

Hay que destacar, que  en este marco se define pobreza como la "incapacidad teórica de acceder por parte de los hogares -a través del ingreso monetario corriente en un mes o período de referencia- al valor de mercado de un conjunto de bienes y servicios básicos necesarios para la subsistencia de sus miembros".

Según los datos recolectados, durante el último año  (2016-2017) se evidencia un descenso en la tasa de pobreza  pero no ocurre lo mismo con el nivel de indigencia.  La tasa de pobreza extrema muestra una continuidad a lo largo del periodo manifestando mayores dificultades para mejorar en el extremo más bajo de la estructura social.

En el periodo entre 2010 y 2013 se ve una ciada en las tasas de indigencia como consecuencia de las política de transferencia de ingresos hacia sectores más vulnerables.  Entre 2014 y 2015 la indigencia descendió. En 2016, a causa del impacto inflacionario de la devaluación, , sumado a los efectos recesivos de las medidas de ajustes adoptadas, elevaron significativamente las tasas de pobreza en 2016.  

En el último año la tasa de pobreza retomó su tendencia bajista, para llegar en el  2017 a obtener un valor relativamente similar a los que se registraban en 2010, es decir, lo hogares en condiciones de indigencia pasaron de un 34,7% a un 23,3%.

Por su parte, el porcentaje de hogares y personas bajo la línea de pobreza asciende a 23% y 31,4% respectivamente tomando como fuente de información la serie EDSA-Nueva Etapa.

El informe además proporciona información sobre el comportamiento diferenciado de las tasas de indigencia y pobreza según los grupos de edad poblacional. Cabe destacar que  en la infancia no solo cuenta con mayor densidad de los sectores más pobres, sino que en esta categoría las proporción de niños/as en condiciones de indigencia/pobreza también es mayor en comparación a los jóvenes y adultos.

Es importante remarcar cómo lo las conynturas económicas y la implementación de políticas públicas impactan  sobre la desigualdad de ingresos.  En este sentido, la información revela elevados niveles de desigualdad en la distribución de los ingresos más allá de los cambios evidenciados a lo largo del período: el 10% más desfavorecido de la población capta únicamente alrededor del 2% de los ingresos generados y percibidos por los hogares, mientras que el 10% más favorecido acumula alrededor del 32% de dicha masa de ingresos. Esto da a conocer las  desigualdades en los distintos niveles sociales.

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