Los planetas se vuelven a alinear en favor de la Argentina. Aunque las preocupaciones por la macroeconomía estén a la orden del día, el mundo está enviando señales positivas que deberían ser tomadas muy en cuenta.

Según un informe del banco holandés Rabobank, especializado en agroindustria, en 2018 aumentará por segundo año consecutivo la producción mundial de proteínas animales por encima del promedio del período 2006-2016. El incremento será de 1,75% respecto de 2017 con 4,5 millones de toneladas adicionales, explica Justin Sherrard, director de Estrategia Global del sector alimentos y agronegocios de ese banco. "La producción crecerá en todas las regiones, encabezadas por los aumentos en Brasil, Estados Unidos y China", dice.

Los motivos de esa suba se encuentran en el crecimiento de la economía global, lo que promueve la confianza de los consumidores por comprar alimentos de mayor nivel proteico. La baja de costos para la alimentación animal también ayuda.

El informe del Rabobank estima que habrá competencia entre las diferentes especies -bovina, porcina, aviar y avícola- y entre exportadores por lograr nuevos destinos. Uno de los desafíos más importantes, añade, será el del comercio internacional. Sin embargo, "el comercio se está complicando como nunca antes", dice Sherrard, en referencia a los acuerdos que se están renegociando.

Entre los grandes países importadores, el informe vaticina, que China, Malasia, Vietnam, Indonesia y Filipinas aumentarán sus compras de carne vacuna. Al mismo tiempo, prevé que la Argentina, Brasil, Estados Unidos y Australia aumenten sus exportaciones de cortes. La competencia será dura.

El informe describe que hay cambios en las cadenas del comercio minorista a nivel global que ofrecen oportunidades a los exportadores para conquistar nuevos consumidores.

"Se confirma la tendencia que estamos viendo hace años. Hay centenares de millones de personas en todo el mundo que están saliendo de la pobreza y tienen un cambio en la dieta", explica Fernando Vilella, docente de agronegocios de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba). Eso significa que incorporan más carne de pollo, cerdo, peces o vacas a los cereales y vegetales que ya consumen.

"Y esta tendencia va a continuar. En el último congreso del Partido Comunista de China se determinó que las reformas económicas van orientadas a incorporar un mayor número de población local al crecimiento del consumo. Eso se ve en el aumento anual de las importaciones chinas de soja", explica. El resto del sudeste asiático también está en esa misma tendencia.

Hay otros cambios. Arabia Saudita, por ejemplo, redujo el área de riego para producir alimentos y destinarla para el consumo, con lo cual crecerá su necesidad por encontrar proveedores externos

Vilella cree que para que el país pueda aprovechar las oportunidades que ofrece el escenario global, se debería generar más inversión pública y privada. La primera, orientada a la infraestructura y la mejora de competitividad, y la segunda, para que las proteínas animales se originen en el país.

Resalta también que los acuerdos comerciales entre países son claves. "Cuando se logra bajar del 15 a 0% el arancel de un producto se abre un mercado", recuerda.

En los dos últimos años, la Argentina cambió su concepción y entendió que debe abrirse y no cerrarse. Según estimaciones del Ministerio de Agroindustria, se lograron 30 nuevos mercados para los productos agroindustriales argentinos. De todas maneras, restan abrir muchos más, como el de Estados Unidos para la carne vacuna o el de China para cortes enfriados (los gobiernos están discutiendo los protocolos sanitarios).

El escenario mundial optimista coloca a la Argentina frente al desafío de resolver los problemas pendientes para no desaprovechar oportunidades. Si lo hace rápido y en forma eficiente podrá generar inversiones y empleo. Hay países cercanos que con menores recursos lo han hecho. Chile, que apenas produce maíz, exporta carne de cerdo a Japón y Corea del Sur. Paraguay, con un rodeo menor que el argentino y condiciones productivas más adversas, se está consolidando como exportador de carne vacuna. Una de las diferencias cruciales con la Argentina es que han sido coherentes a lo largo de los años en sus políticas económicas. Las oportunidades están allí.