Históricamente, y como lógica del comportamiento de los mercados, cuando nos aproximamos al ingreso de una nueva cosecha operan en "inverse", en baja, esto quiere decir que los precios de la cosecha nueva deberían ser en teoría menores a los valores de la cosecha vieja o disponible. Salvo casos en los que aparezcan fuertes aumentos de la demanda o fuertes reducciones en la oferta.

En esta oportunidad los mercados están operando al revés, hay una tendencia alcista cuando ingresa en el circuito comercial la nueva cosecha, o dicho de otra forma, los precios están trabajando a un carry, o suba, entre los valores del disponible y los precios futuros de la nueva cosecha. Con esta tónica, la primera reacción del productor es no vender, pues piensa, "para qué me apuro a vender disponible si la tendencia del mercado es alcista hasta incluso cuando ingresa el volumen de la nueva cosecha". Sin embargo, el razonamiento no es tan lineal y depende de la tendencia que tiene cada uno de los mercados.

En el caso que nos ocupa nos referimos al mercado de soja y de maíz. En el caso del grano forrajero el mercado consolida una suba de US$ 8 por tonelada entre la posición abril (US$ 148) y el contrato disponible (US$ 140). Con esta tendencia, que se ve reflejada en las posiciones futuras en el Matba, al productor que tenga maíz físico le conviene venderlo para la posición de entrega en abril. De esta forma se asegura una tasa del 14% anual.

En cambio, en el caso de la soja, el pase entre los precios de la soja disponible (US$ 263) y los valores de la posición de nueva cosecha, mayo (US$ 266,8) apenas llega a los US$ 3,8 por tonelada, equivalente al 3,5% anual.

Si tomamos, por ejemplo, una venta de soja en la posición noviembre 2018 a US$ 283 el productor se asegura un pase anual en dólares del 7,2%, mucho más atractivo que la compra de Lebac o de Letes, cuyos rendimientos en dólares son más bajos. Justamente es esta tendencia futura la que bloquea a los productores y les impide tomar decisiones de venta. A ello se debe agregar la baja del 0,5% por mes de las retenciones a las exportaciones, que regirá a partir de enero y que, se supone, está descontada en los precios futuros de la soja que cotiza hoy en el Matba.

Hay un dato que no es menor: hoy los productores tienen sin vender 21,4 millones de toneladas de soja y estamos entrando prácticamente en el último mes del año. Existe, en teoría, el riesgo de que este volumen de oferta pueda llegar a presionar el mercado disponible y de que entremos en una espiral bajista. Sin embargo, ese volumen sin vender está en manos muy firmes, es decir, en manos de productores que tienen liquidez y que no necesitan vender.

Tendremos una pulseada entre la oferta y la demanda y, por como viene la mano, creo que será el productor quien la gane, pues veo más fuerte la necesidad de compra de las fábricas que la necesidad de venta de los productores.